Diego Bozzano Cabral.

El Transporte Carretero de Carga tiene dos tareas imperativas: elegir el tipo de vehículo correcto a utilizar, estableciendo para ello las características técnicas requeridas de acuerdo con la carga que se debe transportar; y programar los movimientos que deba realizar ese vehículo, de forma de optimizar su utilización en el tiempo. Estas tareas deben priorizar el cumplimiento de una serie de factores, los que deben optimizarse: Costos, Velocidad, Eficiencia, Seguridad, Precisión y Servicio al Cliente. Todos estos tienen Indicadores Clave de Gestión (en inglés, “Key Performance Indicators”, o KPI) que nos permiten establecer si estamos desarrollando una operación de transporte óptima o desperdiciando recursos en el camino, lo que afectará la competitividad de la empresa y del mercado en general.

Por lo general, los Costos son el factor sobre el que se realiza un mayor control. Sin embargo, es importante destacar que es un factor que se verá afectado de acuerdo a la gestión logística realizada por la empresa en cuanto a la optimización de sus recursos. De manera más clara: la reducción de Costos es un objetivo, y los indicadores de gestión son un medio para cumplirlo.

Entre los KPI asociados a Costos generalmente empleados en Chile, se encuentran los siguientes: Costo por Kilómetro Recorrido, Costo por Tonelada o Metro Cúbico transportado, y luego un desglose por los principales recursos utilizados en la industria: Rendimiento Kilómetro por Litro de Combustible (acaso el principal indicador del mercado), Rendimiento en Kilómetros de los Neumáticos, Salario del Conductor versus las Horas Conducidas, entre otros. Estos indicadores nos permitirán entender cómo se compone el costo de nuestra operación de transporte, para lo cual es muy interesante realizar un Pareto de Costos (80/20), donde podremos establecer los recursos que afectan mayormente nuestro costo final de transporte, de forma de enfocar la gestión de operaciones sobre esos factores.

Los factores Velocidad, Eficiencia y Precisión están sumamente relacionados, y tienen que ver con la capacidad de gestionar la operación de Transporte que tenga la organización. La Velocidad está directamente relacionada con la capacidad de planificar una ruta óptima, identificando los posibles "cuellos de botella" del proceso de transporte y trabajando colaborativamente con el cliente, de forma de acelerar los procesos de recepción de la carga y de ampliar la Ventana Horaria de Recepción, lo que dará mayor flexibilidad para usar horarios de baja utilización de rutas. En este sentido, indicadores como Tiempos de Viaje o Promedio de Velocidad, resultan críticos.

Por su parte, la Eficiencia de la operación de transporte tiene que ver con el aprovechamiento máximo de cada uno de los recursos para la operación, como con las horas de trabajo de cada uno de los conductores y llevar al máximo posible las Horas de Utilización de Flota. También se debe trabajar muy fuerte, en conjunto con los clientes, en cuanto al Tamaño de la Descarga, buscando que el pedido realizado sea lo más cercano posible a la capacidad de los vehículos. De la misma manera, es muy importante analizar el Indicador de Falso Flete, buscando que el vehículo circule vacío el menor tiempo posible.

En cuanto a la Precisión, lo principal es poseer un buen sistema de recolección de pedidos, el que permita recibir los pedidos de los clientes, asegurando que este es correcto. De esa manera, aseguraremos que la dirección de entrega, la cantidad de producto, el tipo de producto, el día y horario de entrega, entre otros datos de suma importancia para la función logística, sean los correctos. Para medir esta función, se pueden aplicar Indicadores de Gestión como Pedidos correctamente ingresados, Número de Redestinos o Devoluciones, o Número de Notas de Crédito emitidas, los que ayudarán a gestionar en el tiempo este proceso.

Habitualmente, la Seguridad se deja de lado o relegada al último escalafón de las prioridades, pero una buena gestión de este factor ayudará tremendamente a optimizar los recursos. Hay una infinidad de actividades de gestión que pueden colaborar con un proceso más seguro, aunque las principales se relacionan con asegurar la disponibilidad de recursos de manera segura. Para esto, debe trabajarse sobre los Planes de Mantenimiento Preventivo de Vehículos, con lo cual se puede establecer KPI como Disponibilidad de Flota, Costos de Mantenimiento, Frecuencia de Mantenimiento por Vehículo, entre otros.

Finalmente, el Servicio al Cliente cada vez se está acercando más a la función operativa de las empresas. En este sentido, realizar una unión entre la operación logística con las áreas de atención al cliente es tremendamente necesario, de forma de mantener constantemente informado al cliente sobre cómo se está llevando a cabo la operación de transporte. De acuerdo con lo planteado en párrafos anteriores, tener un trabajo colaborativo con el cliente en estos aspectos permitirá acelerar los procesos de descarga y asegurar que la operación de transporte a realizar rendirá sus frutos, y no deberemos repetirla debido a errores en su planificación. Para esto existen ciertos KPI que permiten identificar a aquellos clientes con los que se debe realizar una gestión específica, como Tiempos de Descarga, Inventario en Punto de Venta, Toneladas o Metros Cúbicos entregados por visita, entre otros.

Todos los indicadores de gestión presentados en esta columna están relacionados entre sí, y las metas y objetivos planteados para cada uno de ellos dependerá de la estrategia logística planteada por la empresa transportista o generadora de cargas, ya que un enfoque basado en costos podrá requerir objetivos muy diferentes de un enfoque de calidad hacia el cliente. La preocupación y control de cada uno de estos KPI permitirá que la Gestión de Transporte sea más eficiente.