Carlos Dumay Perlwitz.

¿Cómo cerró el 2014 el sector automotriz?
Las ventas tuvieron una caída importante, con aproximadamente 40 mil unidades menos en relación a 2013, que fue un período de cifras históricas. Las razones de esta disminución en las ventas son, principalmente, la desaceleración de la economía, la incertidumbre y la falta de confianza. Si bien estos factores han afectado a todos los sectores económicos del país, han gatillado en nuestro rubro caídas bien fuertes, de forma inmediata, en dos áreas: los vehículos comerciales y vehículos de menos de $7 millones.

¿Por qué estas áreas se ven más afectadas?
Porque ha disminuido la compra y renovación por la suspensión y no implementación de varios proyectos, principalmente mineros, de construcción o de ingeniería, tanto por los efectos de la desaceleración de la economía, como por la reforma tributaria, que obligó a reevaluar su viabilidad económica. En el caso de los autos de menos de $7 millones, se debe a que parte importante de sus compradores dejaron de ser sujetos de crédito (por el endurecimiento de las condiciones bancarias para entregar créditos) y no están en condiciones de elevar el monto que dan como pie inicial.

En este sentido, ¿cómo evalúan el escenario para este 2015?
Creemos que las ventas continuarán cayendo, en cerca de unas 40 mil unidades, porque se mantendrán ciertas situaciones antes descritas, como la suspensión de proyectos mineros. Además, la situación de riesgo se mantiene latente, por lo que las instituciones financieras están subiendo sus exigencias para otorgar financiamiento, y la discusión sobre la reforma laboral tampoco está ayudando a generar confianzas. En este sentido, a la luz de estos cambios, muchas empresas tenderán a automatizar, a tecnificar aún más sus plantas, lo que significa menos trabajadores.

No vemos que las reformas tributaria y laboral estén ayudando a la industria. Es cierto que hay que hacer ajustes y cambios, pero cuando uno se va a los extremos, los resultados son bastante complejos. Entonces, no creo que este 2015 podamos alcanzar tasas de crecimiento de 2,5%, como se estima. No están las confianzas, y las expectativas de las personas son bajas. Hay personas que necesariamente tendrán que cambiar el auto, pero no todos irán por uno nuevo; de ahí viene el incremento en el mercado de los usados.

¿Esta caída se verá en los vehículos comerciales?
Creo que sí. En camiones y camionetas se empezó a notar una caída significativa en el segundo semestre de 2014 y se verá con más fuerza durante este año, sobre todo en la minería, donde se exige que los vehículos se renueven cada dos años. Además, tenemos información de que varios contratistas han sido desvinculados o sus contratos no fueron renovados. Eso implica que mucha gente quedará afuera y muchos vehículos detenidos. En el rent-a-car, área de negocios en la que participan varios de nuestros asociados, calculamos que la disminución de los contratos de vehículos comerciales ha alcanzado un 50%.

En este escenario, ¿cuáles son las proyecciones de ventas para este año?
Nuestras proyecciones para este año son 300 mil unidades, 82 mil menos vehículos con respecto al 2013. Esta caída genera un tremendo daño a la economía del país, por la menor recaudación por IVA, consumo de combustibles, permisos de circulación, inscripciones en el registro civil, seguros obligatorios, peajes, etc.

¿Cuál es el rol de la industria automotriz en nuestro país?
Más que automotriz, nuestro sector, fuente de unos 45 mil puestos de trabajo directo y de unos 350 mil indirectos, está dedicado al transporte de personas y bienes, y la verdad es que en Chile no existen alternativas que permitan desincentivar realmente el uso del vehículo. Bajo esas condiciones, siempre se ha ido produciendo una demanda importante y creciente por los automóviles, lo que es un fenómeno que se repite en muchas partes del mundo.

Por ejemplo, aun siendo un país tremendamente largo, no tenemos una red ferroviaria, cuando en muchos países más pequeños hay redes de ferrocarriles muy buenas.

En el ámbito urbano, en tanto, contamos con una buena red de Metro, pero es insuficiente. Necesitaríamos varias líneas más para generar realmente el desincentivo del uso del automóvil. El transporte público, el famoso “Transantiago”, es un verdadero desastre y no satisface a nadie. Además, los problemas de inseguridad no son menores. En definitiva, si tomamos en cuenta la infraestructura de transporte público que existe, no hay forma de que se genere un desincentivo. Por eso, la gente opta por un vehículo.