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TRAZABILIDAD AGRÍCOLA
Una necesidad vital para el mercado exportador

La trazabilidad es un desafío continuo para las empresas chilenas que venden sus productos al mundo. Por ello muchas están incorporando tecnologías para asegurar que los alimentos que exportan sean sanos y seguros. Pero no pueden detenerse ahí. Deben seguir perfeccionando sus procedimientos para asegurar la inocuidad de sus productos, porque es su llave de entrada al mercado internacional.

Paula Moreno, Jefa del Subdepartamento de Comercio Sustentable de ProChile.
Jaime Meza, Director de Carreras Escuela de Recursos Naturales de Duoc UC San Bernardo.

Las empresas chilenas reconocen que garantizar la trazabilidad de su producción es una necesidad permanente. “Una necesidad de mejora continua que cobra cada día más relevancia en un mundo globalizado y crecientemente exigente”, asegura Paula Moreno, Jefa del Subdepartamento de Comercio Sustentable de ProChile.

La ejecutiva explica que todos los mercados, en general, cuentan con normas de ingreso que establecen requisitos vinculados a sistemas de trazabilidad, como un componente fundamental de los mecanismos de garantía sanitaria, sobre todo en alimentos. Sin embargo, esta realidad es particularmente importante para Chile por su condición de economía abierta al mundo, donde los productos de los sectores silvoagropecuario y marino son fundamentales en la canasta exportadora.


A la altura de las exigencias mundiales

Después de la puesta en marcha de la Ley de Antibioterrorismo de Estados Unidos y del Reglamento N° 178 del Parlamento Europeo de 2002, la trazabilidad como herramienta de control y aseguramiento de calidad se volvió fundamental para los consumidores del mundo.

Como explica Paula Moreno, la adopción de estos lineamientos y requisitos por parte de las autoridades sectoriales chilenas, como el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), así como la implementación de dichas normas por parte de los productores nacionales, les da la posibilidad de asegurar la calidad de los productos exportados.

“Chile ha adoptado los más estrictos e importantes sistemas de trazabilidad para asegurar la inocuidad de los alimentos y productos. Así, los procedimientos y métodos exigidos por mercados tales como Estados Unidos o la Unión Europea han sido incluidos dentro de la normativa sectorial respectiva”, recalca la representante de ProChile.

En este sentido, destaca la incorporación y fortalecimiento de normativas como el Programa Oficial de Trazabilidad Animal del SAG, el Programa de Aseguramiento de la Calidad del Sernapesca, y el Sistema Nacional de Inocuidad Alimentaria coordinado por ACHIPIA, del Ministerio de Agricultura.


Los sistemas de control en Chile

El SAG, a través de su Programa Oficial de Trazabilidad Animal, o el Sernapesca, mediante el Programa Trazabilidad en Productos Pecuarios y Pesqueros, establecen los protocolos a seguir para una adecuada trazabilidad de productos. Cada uno de ellos determina, mediante normas técnicas, los procedimientos apropiados para las etapas del proceso productivo de manera detallada y acorde a la situación del productor/exportador.

En el área frutícola, Jaime Meza, Director de Carreras Escuela de Recursos Naturales de Duoc UC San Bernardo, señala que "no existe trazabilidad a nivel gubernamental. Lo que actualmente existe a nivel de asociaciones de empresas exportadoras de fruta es un reglamento interno de acuerdo a los requerimientos de los mercados extranjeros (asiáticos, europeos y americanos)". Allí, indica el profesional de Duoc, la fruta es tipificada con un sello que informa sobre el predio en donde se realizaron los distintos manejos tanto de aplicación de productos, como de fertilización y riego, entre otros. “Estos sellos, junto con el envase de la fruta, están tanto a disposición del comprador final como del intermediario que requiera la información”, agrega el académico.

En cuanto a la producción de carne de exportación, el gobierno le ha entregado al SAG la responsabilidad de gestionarla, a través de la Ley 20.358. Es así como el organismo creó un “Programa Oficial de Trazabilidad Animal”, que rige a todos aquellos productores que quieren realizar exportación de productos cárnicos.

“Para esto es necesario identificar a los animales, desde su nacimiento, con un número que lleva el registro de todos los manejos realizados en el proceso productivo de estos: nombre del productor, vacunas, tratamientos, traslados y localización, entre otros. Una vez faenado el animal, la información continúa registrándose para los manejos realizados de la carne -planta de faena, comprador, puerto de embarque, destino, etc.- y se almacena en un registro oficial a través de la generación de un código de barra que va en el envase que llega al consumidor final”, explica Jaime Meza.

Adicionalmente, Paula Moreno indica que organizaciones privadas como la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas (AFIPA), reúnen a empresas y adhieren al Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas de la FAO y, por ende, propenden a la utilización de sistemas de trazabilidad establecidos por norma nacional y reconocimiento internacional.


Trazabilidad agrícola: Un buen camino

La lista de beneficios que proporciona la trazabilidad es extensa y clara. Por una parte, estos sistemas permiten asegurar la inocuidad y la seguridad de los alimentos, obligando al productor a declarar que el producto responde de manera uniforme a la calidad esperada.

Esto, a juicio de la profesional de ProChile, aumenta la confianza de quienes los compran y consumen, y beneficia a los productores, al permitirles ordenar los procesos productivos al interior de sus empresas, tanto en los aspectos de gestión como de control, rentabilizando el negocio.

“Asimismo, mejora la imagen y valor de la marca, y permite diferenciarse de la competencia a través de la adopción de medidas eficaces en la cadena de aprovisionamiento, producción y distribución, contribuyendo a la transparencia necesaria para los clientes finales”, agrega la ejecutiva.

Para Jaime Meza, la importancia de la trazabilidad es fácil de entender y, por lo mismo, sólida. “Todos queremos saber qué es lo que estamos comiendo, o por lo menos confiar en que, si tenemos alguna duda, podemos llegar rápidamente a la información requerida para aclararla. En simples palabras: es parte de los derechos del consumidor saber cuál es el origen y los procesos a los que han sido sometidos distintas fuentes de alimento”.

A pesar de que la trazabilidad es de sentido común, en Chile aún no se exige al mismo nivel que en los mercados asiáticos, europeos y americanos. "En eso nos falta avanzar", enfatiza el académico de Duoc.


Productos certificados en Chile

A fuerza de necesidad, la trazabilidad se ha impuesto en la industria agrícola. Es un requisito imprescindible para la exportación y eso ha hecho que las empresas que se dedican al comercio internacional implementen sistemas tecnológicos y de gestión que les permitan cumplir con los requerimientos exigidos interna y externamente.

En general, la tendencia mundial es hacia procesos de certificación en la elaboración de productos a lo largo de toda la cadena productiva. “Eso impulsa a las empresas nacionales a implementar sistemas para asegurar la calidad de sus productos, garantizando el cumplimiento de certificaciones de calidad y otras de sustentabilidad, las que pueden ser tanto por requisitos de algún mercado determinado o por adopción voluntaria de la empresa”, sostiene Paula Moreno. Todos esos procesos involucran la identificación de puntos críticos y avanzar en el proceso de trazabilidad; una externalidad positiva a todas luces.

Cada día son más las empresas que adoptan esta práctica como parte inherente a sus procesos. Lo hacen porque las ventajas son muchas: análisis de puntos críticos, posibilidades en mejoras y eficiencias, entre otras.

La mayoría de las empresas sabe que la trazabilidad es la única -y mejor- alternativa para mejorar su calidad en forma permanente. Y las que aún no se han dado cuenta, todavía tienen la chance de adoptar las directrices de los organismos sectoriales, para avanzar de manera robusta y consistente a lo largo de toda la cadena de suministro de su negocio.

Enero 2014
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