Angel Arias, INACAP.	Rodrigo Orellana, INACAP.

Las firmas logísticas están cumpliendo con las exigencias en materia de respaldo eléctrico, pero deben estar siempre atentas a los nuevos desarrollos y no descuidarse jamás en esta materia, ya que de ello depende la seguridad y calidad de sus servicios finales. Al menos, así lo asegura Angel Arias, Asesor en Areas de Electricidad Electrónica y Automatización de INACAP.

El Ingeniero Electricista sostiene que, además de tomar en cuenta el tipo de producto que se almacena, resulta relevante que los centros logísticos conozcan con certeza la capacidad de los equipos críticos de respaldo que existen al interior de estos recintos. “Hay que definir en el proyecto de diseño cuáles son las cargas críticas que deben mantener un 100% de energía durante todo el tiempo o aquéllas que sólo requieren plazos determinados”.

Para Rodrigo Orellana, Académico de Logística de INACAP Sede Plaza Vespucio, la mayor necesidad de respaldo de energía está centrada en las aplicaciones informáticas, las cuales obviamente, necesitan mantener una continuidad operativa. “Prueba de ello, fue el terremoto pasado, donde muchas bodegas debieron cerrar no porque no pudiesen funcionar, sino porque no contaban con energía para continuar operando el sistema computacional”.

Eso sí, aclara el profesional, hay que recordar que las UPS ofrecen un respaldo momentáneo, que bordea sólo un par de minutos, motivo por el cual es indispensable contar con un grupo electrógeno, el cual está llamado a entregar la continuidad operacional.

El tema de la transmisión y comunicaciones de datos es absolutamente relevante para los centros logísticos, asegura Arias, ya que al momento de una emergencia eléctrica la bodega no puede quedar sin sistemas de información. “El respaldo es clave en aspectos como la continuidad operativa de las cámaras de video o alumbrado de emergencia, por ejemplo”.

La forma de distribución eléctrica también es un tema relevante a tomar en cuenta, especifica Arias. “Muchas veces, una empresa logística tiene los equipos adecuados y las cargas críticas bien definidas, pero no cuenta con sus instalaciones eléctricas preparadas para afrontar una emergencia. Por ejemplo, no existe una automatización de este proceso”.


Autonomía

Es importante destacar que, dada la magnitud de estas bodegas y centros de distribución, resulta relevante tomar en cuenta los niveles de autonomía que deben tener estas fuentes de respaldo. “Generalmente, asumimos que estos centros de acopio están energizados directamente a la red pública, pero sus sistemas de respaldo deben tener al menos un par de horas de autonomía; hasta unas seis horas de acuerdo a las características del lugar. En algunos casos, incluso el tiempo es mayor y cuentan con estanques grandes de combustibles”, indica Arias.

Por supuesto, el tipo de productos almacenados influye también en estos niveles de autonomía, ya que los alimentos, especialmente aquéllos que necesitan cámaras de frío, requieren una alta dosis de autonomía para garantizar la continuidad de servicios. “En el caso de factores críticos dentro de la operación de un centro logístico como es la cadena de frío de un producto, su complejidad implica mantener constante una temperatura permanente que sólo puede ser garantizada por un grupo electrógeno”, señala Orellana.

De acuerdo a lo que afirma Arias, las instalaciones logísticas pueden contar, además, con soluciones de carácter redundante, ya que mantienen más de un equipo de respaldo. “En ese caso es importante destacar que si cuentan con más de una característica operacional o tecnología, éstas sean capaces de comunicarse entre sí, ya sea tomando la carga eléctrica de emergencia de manera automática o manual”.


Qué usar y cómo cuidarlo

Lo tradicional son los motores a combustión interna, ya sea que funcionan en base a petróleo o bencina. Sin embargo, la tendencia actual está poniendo en boga el uso de sistemas que operan con gas, alternativa que como explica Arias “no es más barata, sino más ecológica”.

En el caso de energías solares, especialmente, éstas sirven más bien como alternativas complementarias, ya que se requiere contar con áreas muy extensas que permitan absorber la energía solar. “Los bancos de baterías son una fuente de respaldo muy interesante y factible de desarrollar”, ejemplifica.

Orellana concuerda en esta materia y señala que se están generando algunas alternativas complementarias a los equipos tradicionales a petróleo. “Hoy en día se está utilizando iluminación LED en pasillos y oficinas que son alimentadas por celdas fotovoltaicas”.

El académico de INACAP explica un buen ejemplo al respecto, que se está llevando a cabo en el parque industrial de San Bernardo, donde se están utilizando tecnologías amigables con el medio ambiente, pero cuyos costos están impactando directamente sobre la estructura. “Son alternativas, indudablemente, que ayudan a reducir el costo global de la energía”, afirma.

Respecto a las acciones de mantenimiento, Arias señala que desde un inicio del proyecto se debe definir un plan de mantenimiento bien dimensionado a fin de prevenir posibles fallas de operación. “También es relevante que al momento de elegir un equipo y un proveedor determinado, se tome en cuenta el aspecto del servicio postventa asociado a dicha adquisición. Ojalá que exista un contrato de mantención y asesoría técnica permanente”, añade.

Para Orellana, resulta fundamental definir una tabla de mantenimiento semanal que incluya un encendido en falso. “El grupo electrógeno es básicamente un motor que si no tiene una operación regular, va a sufrir los desperfectos propios de la carencia de funcionamiento”. La mantención debe ser permanente y llevarse a cabo, al menos, cada tres meses.