En primer lugar, esta tecnología ha tenido un fuerte desarrollo en los últimos años, permitiendo contar hoy en día con equipos de iluminación potente y de bajo consumo. Además, al ser de estado sólido, permite ser expuesta a temperaturas extremas y a entornos vibratorios, logrando una vida útil media sobre 50.000 horas de uso, es decir, más de cinco años de iluminación ininterrumpida a plena capacidad. Sin duda, si comparamos este promedio con el de una ampolleta incandescente tradicional (1.000 horas), o de una fluorescente (9.000 horas), representa una gran ventaja.

Otra característica destacable de los LED es su capacidad de entregar un Indice de Reproducción Cromática (IRC) muy alto. Este mide la calidad de reproducción de colores (el 100 representa la reproducción de los colores en un ambiente de luz natural, y está dado por cómo se ven los colores al sol). Dependiendo del tipo de operación, se debe considerar este índice en la implementación de sus sistemas de iluminación.

Otro punto relevante, y que se presenta como una derivada de su duración, es la disminución de los costos de reemplazo, tanto en el valor de las luminarias a reemplazar, como en el costo de operación asociado a estos reemplazos, especialmente tomando en cuenta áreas de operación como bodegas y CDs, donde se deben ocupar equipos de elevación para llevar a cabo la modificación.

En comparación a otras tecnologías de iluminación, el costo de operación del LED es menor, al considerar que su eficiencia es de un 90% (una ampolleta incandescente tiene un nivel de eficiencia en torno al 9%). Dado lo anterior, los ahorros brindados por esta tecnología sobre la base de los costos directos (consumo efectivo versus iluminación entregada, tiempo de duración, entre otros), deben tenerse en mente a la hora de evaluar el uso de estos equipos en un área de trabajo. El tener un menor consumo para generar un nivel igual de iluminación, así como una mayor vida útil, nos permite afirmar que este tipo de iluminación es una opción ventajosa, incluso cuando su costo inicial es mayor, pues éste se recupera aproximadamente entre los 12 y 18 meses (gracias a su menor consumo de energía).

Claramente, el retorno de la inversión dependerá del nivel de uso de la iluminación, el que puede disminuir al utilizarla sólo el tiempo en que realmente se requiere. En este sentido, hay que recordar que una lámpara LED no necesita un tiempo de partida (sus bombillas no necesitan calentarse), por lo que se puede emplear solamente por el tiempo que se requiere (dada su partida instantánea) y disminuir así el consumo, aumentando su tiempo de uso.

Los sistemas LED son una opción simple, eficiente, de bajo consumo y con una excelente tasa de retorno de la inversión. La tecnología LED ahorra energía, no iluminación, y este ahorro es importante, y aún más hoy en día, cuando se visualiza que los costos de la energía van en aumento.