¿Cómo evalúa el desarrollo del mercado de transporte de carga en Chile?
Ha sido de años buenos y malos. Esta es una actividad de demanda derivada, en consecuencia, muy vinculada al desempeño del resto de los sectores de la economía, sobre todo con el nivel de la demanda interna. Por eso, por ejemplo, el año pasado fue un buen año para la industria del transporte, porque el país creció y nosotros también, al mismo ritmo y un poco más.

En particular, ¿cómo califica los resultados de 2012?
En general, mi impresión es que los resultados fueron bastante buenos. El año pasado el país creció más del 5%, muy empujado por la demanda interna, conformada por las ventas de supermercados, el retail y el comercio minorista, que justamente son los principales socios comerciales del transporte. El resto de los socios comerciales, después del comercio, son los sectores manufacturero, minería, construcción y sector forestal. Basados en esos resultados, el crecimiento del sector fue entre un 6% y un 7%; muy empujado por los resultados del comercio, que se empinaron casi al 9%.

¿Qué factores incidieron en ese logro?
El empujón dado por el comercio fue vital, pero 2012 también fue un año muy estable en cuanto al precio del combustible, que es nuestro principal costo de operación. Podría asegurar que a la mayoría de las compañías les fue mejor que en 2011, que, aunque fue un buen año en términos de actividad, no lo fue en términos de resultados, influidos principalmente por la fuerte alza del costo del combustible respecto al año 2010, aumento que fue absorbido mayoritariamente por los operadores de transporte, afectando obviamente sus resultados.

¿Es adecuado y suficiente este nivel de crecimiento?
Sí, aunque eso depende de las capacidades y recursos de cada empresa en particular. Mi visión es que un alto crecimiento puede generar problemas a algunas compañías, porque los recursos y competencias para enfrentarlos son limitados. Me refiero fundamentalmente a las capacidades profesionales y de gestión y a la disponibilidad de conductores. Desde hace bastante tiempo, en términos relativos, el país se está despoblando en cuanto a conductores disponibles. Estudios del Ministerio de Transporte revelan que en 2016 habrá un déficit significativo, lo que ya se percibe a nivel de las empresas, traduciéndose en alzas del costo de retener o atraer a los choferes y en una mayor rotación del personal; con el impacto que eso genera en la productividad y en el nivel de servicio de las empresas. Ese es un problema a superar en el ámbito de gestión de las compañías y que hay que resolver a nivel país, en conjunto con todos los actores involucrados y la autoridad.

En ese sentido, ¿qué está haciendo Chile Transporte?
Enfocado como gremio, es uno de los proyectos prioritarios para este 2013. Nos interesa que la oferta formativa de conductores sea suficiente para las nuevas necesidades de la industria y, dentro de las posibilidades exploradas, está desarrollar una escuela de conductores propia o bien impulsar iniciativas privadas capaces de aumentar la oferta formativa. Nuestro principal desafío como Chile Transporte es ser capaces de empujar una mayor capacidad formativa de conductores de camiones.

¿Ese es el principal desafío del sector?
En el corto plazo creo que sí. En mi opinión, el principal desafío del sector tiene que ver con cómo somos capaces de mejorar el desarrollo del capital humano. Debemos tener una oferta de conductores adecuada a las necesidades, con formación de competencias que aseguren un buen desempeño, porque el conductor está en el centro del éxito de una empresa de transporte. El rendimiento del combustible -que es uno de los principales costos de la actividad- pasa por los hábitos de conducción y los costos de mantenimiento y conservación de la flota. El servicio al cliente también pasa por su desempeño, porque el conductor es muchas veces la cara visible de las compañías ante sus clientes. Por lo tanto, el gran desafío de las empresas del sector es gerenciar el recurso humano de la manera más adecuada a su propia estrategia.

¿En qué otras tareas está centrado el trabajo de esta asociación?
Hay una línea de trabajo que es de más largo plazo y que creemos que está en el centro de la sustentabilidad de esta industria, que es cómo fortalecer en las compañías competencias profesionales y de gestión que les permitan abordar sus propios desafíos estratégicos para su éxito. Entre ellos, está la gestión de recursos humanos, como ya dijimos; la gestión de seguridad ocupacional, un área en la que ostentamos el triste récord de la mayor tasa de accidentabilidad entre todas las industrias; y la necesidad de gerenciar el impacto ambiental de esta actividad, entre otros aspectos. Todos estos desafíos exigen competencias profesionales y de gestión en las empresas que deben desarrollarse y fortalecerse y, para ello, necesitan invertir recursos que tendrán impacto en el ámbito de sus resultados privados y públicos. A nivel gremial, el rol que nos cabe es cómo apuramos y apoyamos esos procesos de profesionalización entre las empresas, trabajando con la autoridad para influir en las políticas públicas que apuntan en ese sentido, y colaborando con las empresas en fortalecer sus propias capacidades a través del desarrollo de estudios sectoriales, misiones tecnológicas al extranjero, capacitaciones, etc.

En materia de competitividad, ¿cómo están las empresas de transporte locales?
Esta es una industria que tiene un altísimo número de actores -se habla de más de 39 mil compañías y en general de tamaño más bien pequeño-, por lo tanto cumple perfectamente con la regla económica “a mayor número de actores, mayor competencia”. Técnicamente, tiene varios elementos que la hacen competitiva: bajas barreras de entrada, costos fijos altos versus costos variables y asimetría importante entre el poder de negociación de los operadores de transporte y sus clientes, lo que hace que exista un desbalance en la fijación de condiciones que termina por favorecer al de mayor tamaño. Todo ello se traduce en una alta intensidad de competencia al interior del sector.

Por otro lado, a las empresas de menor tamaño, por razones de escala, les cuesta mucho más financiar mejores capacidades profesionales y de gestión, con impactos obvios en sus resultados en el largo plazo. De ahí otro desafío del sector: cómo aumentar el tamaño promedio de las empresas de la industria.

A cinco años de creado Chile Transporte, ¿cuáles le parecen los logros más importantes?
Haber posicionado a esta asociación gremial como un actor en la discusión pública, en temas impositivos, normativos y laborales. Eso ha sido fruto de un proceso largo, porque la validación ante la autoridad, la industria y los proveedores, requiere tiempo. Hoy, con propiedad podemos decir que esta asociación está posicionada como un actor relevante en la discusión pública referida a los temas de la actividad.

En el corto y mediano plazo, ¿qué objetivos guían los pasos de Chile Transporte?
Sin duda, resolver el problema de la escasez de conductores. El primer paso fue nuestro impulso y colaboración, en junio pasado, de la ley que permite la formación de conductores mediante el uso de simuladores, para sustituir los años de experiencia por un curso intensivo, de inmersión total. Eso permitirá que muchos jóvenes puedan formarse como conductores, porque ya no se requerirá esperar 4 años para pasar de licencia clase B a licencia clase A5.

Otro objetivo es motivar al mundo de la educación o incluso a los proveedores de la industria a invertir en la tecnología para generar una mayor oferta vía este mecanismo, comprometiendo por nuestra parte empleo, esfuerzo y ayuda en el diseño de su malla formativa.

Asimismo, también hemos participado en otras iniciativas: discusiones sobre políticas públicas e impositivas, diálogo social con sindicatos de conductores y convenios con la Agencia Chilena de Eficiencia Energética para mejorar el desempeño energético, y misiones tecnológicas a España, entre otras. Vemos con preocupación cómo ha aumentado el robo de camiones y queremos cooperar con la autoridad para enfrentarlo. También nos inquietan los conflictos en La Araucanía, donde los camiones son víctimas de una violencia muy severa. Cabe mencionar que mucha de esta actuación la hemos realizado en colaboración con otros actores gremiales, en particular con la Confederación Nacional de Dueños de Camiones (CNDC), con quienes hemos logrado alinear agendas de trabajo y apalancar el impulso a la mayoría de estas iniciativas.

¿Qué resultados esperan para este 2013?
Esperamos resultados positivos. Los pronósticos relacionados con el costo del combustible son bastante estables respecto a 2012; lo mismo el tipo de cambio, variable que se relaciona con nuestros costos de inversión en flota. Los niveles de actividad seguirán creciendo, aunque creemos que con mayor moderación respecto del año pasado. Por lo pronto visualizo un año 2013 de buena actividad y de estabilidad de precios y costos, lo que sugiere resultados razonablemente buenos.