| | Conocer cada paso en la fabricación de los alimentos que consumimos y de los productos que utilizamos parece del todo razonable, pero no siempre fue así. La enfermedad de las Vacas Locas, desatada en 1995 en Inglaterra, que causó la muerte a 165 personas, infectó a 180 mil vacas y provocó que más de 4 millones fueran sacrificadas en su erradicación, fue uno de los primeros casos que por su impacto mediático aceleró la implementación de los sistemas de trazabilidad en el mundo. De haber existido certeza de qué animales se habían alimentado con cadáveres de ganado, sus consecuencias habrían sido mucho menos lamentables. Lo mismo pasó con el caso de las Uvas Envenenadas, en 1989, cuando en Estados Unidos se encontraron dos granos de uvas chilenas que contenían cianuro, decretándose el embargo de la totalidad de las importaciones nacionales a ese país. Dos gajos que significaron pérdidas por 300 millones de dólares, el decomiso y destrucción de 30 mil cajas de uva y la desconfianza sobre la imagen de nuestro país como productor de alimentos. Casos como éstos, menos emblemáticos pero con consecuencias lamentables, siguen replicándose. José Luis San Juan, Consultor de Estándares y Auditor de Trazabilidad de GS1, recuerda el del exportador de manzanas obligado a retirar 5 containers debido a que las bolsas puestas en los supermercados se rasgaban al ser tomadas por los consumidores, porque no pudo identificar qué proveedores correspondían a los diferentes lotes enviados. Otro caso más crítico aún fue el retiro de toda la mercadería y cierre de la planta de una fábrica productora de quesos contaminados con listeria, que además presentaba inconsistencias en el registro de información de su proceso de producción. Alta demanda por trazabilidad | José Luis San Juan, Consultor de Estándares y Auditor de Trazabilidad de GS1. | | | Catalina Pfenniger, Subdirectora de Desarrollo de ProChile. | | | Ricardo Adonis, Gerente de Desarrollo de la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF). | El riesgo de circular en el mercado con un producto defectuoso o un alimento en mal estado y las pérdidas económicas asociadas a él, sumadas al daño en la imagen de marca, son dos razones suficientes para sustentar una estrategia de trazabilidad sólida en las empresas. A juicio de José Luis San Juan, aunque el concepto es antiguo, su impacto crece y hoy empresas, gobiernos y consumidores la piden. Dependiendo del desarrollo de los distintos mercados, existen diferentes aproximaciones a la realidad. En Estados Unidos y Canadá, el énfasis está puesto en alcanzar máxima visibilidad logística; en Europa, la motivación es la anti-falsificación de productos, la sustentabilidad y la información sobre características de los productos; y en América Latina, la calidad del producto y el cumplimiento de estándares y regulaciones. Según el experto de GS1, hoy no basta con tener una herramienta para hacer el seguimiento de la producción, porque un buen sistema de trazabilidad debe ser capaz de unir los lotes de sus materias primas con los lotes de sus productos terminados, trabajar en base a estándares reconocidos y tener protocolos establecidos ante una emergencia sanitaria. En la actualidad, la identificación única es esencial, y es así como todos los productos, en especial los altamente trazables como alimentos, medicamentos y agroquímicos, deben tener códigos de barras con identificadores únicos por producto, y en algunos casos, hasta por unidad como los productos seriados. Es de gran importancia que dichos identificadores únicos sean estándares mundiales reconocidos y entendibles en todos los países. Los retailers chilenos exigen identificación única y están rechazando productos que no la cumplen. Por otra parte, los exportadores chilenos están haciendo acciones concretas para cumplir las normas de trazabilidad de sus clientes, porque si no lo hacen sus productos son devueltos o simplemente no les compran. Están preocupados de identificar y alinearse con la norma. Chile: Seguro y trazable Si bien las empresas chilenas han reconocido la importancia de incorporar medios de verificación y trazabilidad para asegurar que sus alimentos y productos son sanos y seguros, y además muchos de los productores nacionales han comenzado a incorporar tecnologías y procedimientos que les permitan transmitir confianza al consumidor final, Catalina Pfenniger, Subdirectora de Desarrollo de ProChile, señala que es necesario que estas acciones de mejora continúen perfeccionándose. Para la especialista, esta necesidad de mejora continua cobra cada día más relevancia en un mundo globalizado y crecientemente exigente, y particularmente para Chile, dado que es una economía abierta al mundo, donde los productos de los sectores silvoagropecuario y marino son especialmente importantes en la canasta exportadora. A partir de la puesta en marcha de la Ley de Antibioterrorismo de Estados Unidos y del Reglamento N° 178 de la Comunidad Europea, la trazabilidad como herramienta de control y aseguramiento de calidad, se ha tornado fundamental para otorgar garantías a los consumidores internacionales. En este sentido, la adopción de estos lineamientos y requisitos por parte de las autoridades sectoriales chilenas, como por ejemplo de Sernapesca y el SAG, así como la implementación de dichas normas por parte de los productores nacionales, les da la posibilidad de asegurar la calidad de los productos exportados, afirma. En esa línea, ProChile junto con la Fundación Imagen de Chile, recientemente lanzó una campaña internacional denominada Foods from Chile. Source of Life (Alimentos de Chile. Fuente de vida), que se desarrollará en Estados Unidos durante 2013, y que destacará precisamente el origen de alimentos chilenos como garantía de seguridad alimentaria. A juicio de Catalina Pfenniger, la campaña destacará el concepto de Nature Nurture (Nutridos por la naturaleza), dadas las condiciones únicas del país para la producción de alimentos, por clima, aislamiento geográfico, cumplimiento de normativas e implementación de altos estándares de producción para garantizar la procedencia de los productos. Para cumplir con dichos estándares, la trazabilidad cobra mayor importancia en la gestión empresarial, indica. Alineados con la trazabilidad Para comprender la realidad exportadora chilena, durante este año ProChile realizó el estudio Estado del Arte en Materias de Sustentabilidad a Nivel Nacional e Internacional para Sectores Exportadores Seleccionados, que entre sus principales conclusiones determinó una creciente tendencia internacional hacia requerir trazabilidad de procesos para lograr una adecuada cuantificación de los impactos ambientales y sociales, a través de todo el ciclo de vida del producto, más allá de atributos específicos y de la operación directa de la empresa productora. De allí la importancia de suscribir estos procedimientos, para garantizar la calidad de los productos chilenos. Es así como los retailers chilenos están exigiendo identificación única y rechazando productos que no la cumplen. Asimismo, los sectores pesquero, ganadero y alimentario están preocupados de alinearse con la norma y han ido adoptado estrictos sistemas de trazabilidad para asegurar la inocuidad de sus productos. Respecto de los esfuerzos que a nivel gubernamental se han hecho en este sentido, la Subdirectora de Desarrollo de ProChile destaca la incorporación y fortalecimiento de normativas como el Programa Oficial de Trazabilidad Animal del SAG, el Programa de Aseguramiento de la Calidad del Sernapesca, y el Sistema Nacional de Inocuidad Alimentaria, coordinado por ACHIPIA. A su vez, señala que el sector privado también ha desarrollado sus propias iniciativas, destacando las acciones concretas que ha realizado el sector forestal en el tema medioambiental, entre ellas, convenios de cooperación ambiental y de protección de la biodiversidad, certificación ambiental de los procesos productivos y acuerdos de producción limpia en los distintos tipos de industrias existentes, impulsadas fuertemente por el gremio forestal CORMA. De esta manera, si los exportadores incorporan la trazabilidad dentro de sus procesos pueden responder a los requerimientos de los mercados de destino en general y de los importadores en particular, agrega. El sector frutícola de exportación se ha tomado en serio este desafío, implementando prácticas de trazabilidad que permitan identificar el origen del producto a lo largo de la cadena logística. Como indica Ricardo Adonis, Gerente de Desarrollo de la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF), las ventajas de la trazabilidad van más allá incluso de cumplir con un requisito fundamental de los mercados internacionales, porque desde el punto de vista productivo genera otras ventajas relacionadas con la logística y la calidad, como poder segregar lotes en la recepción de frutas y en el embalaje. A nivel de campo, ha permitido mejorar los sistemas de seguimiento y control de las actividades agrícolas y costos, y mejorar la evaluación del nivel productivo por cuartel. La tarea para éste y los demás sectores de la economía nacional consiste en seguir mejorando la calidad y frecuencia de los registros, incorporar en ellos a los proveedores de servicios y materias primas, tener control en el proceso de distribución y venta, y mantener transparencia frente a los requerimientos del consumidor final. |