Los mercados compradores de vinos “Ultra Premium” (o de “Alta Gama”) exigen que este tipo de vinos no sufran cambios de temperatura que afecten la calidad del producto. Es una realidad que un vino que haya tenido un cambio brusco de temperatura se deteriorará, afectando irremediablemente el prestigio de la marca vitivinícola. Por esta razón, la mayoría de los vinos “Ultra Premium” se exportan en containers refrigerados de 20’ y 40’ (mejor conocidos como “Reefers”), que cuentan con equipos de refrigeración (“Genset”) para mantener una temperatura constante entre 15 y 18ºC durante la travesía del buque hasta su destino final (hay que considerar que, en el caso de los países asiáticos, los tiempos de tránsito pueden superar los 40 días).
Cabe agregar que algunas empresas de logística internacional cuentan con equipos para medir la temperatura dentro del “reefer”. De hecho, ya hay versiones de cajas “inteligentes”, que además incluyen GPS y medidores de luz, vibración, impacto, apertura de las puertas del container, entre otros.
Una vez arribado, este container es literalmente “enchufado” en el puerto para mantener el equipo funcionando durante el proceso de desaduanamiento, y una vez emitidos los documentos de liberación de aduana, es cargado en un camión especial para el traslado y posteriormente ser llevado hacia la ciudad de destino. Generalmente, al momento de arribar los containers en la dirección requerida, se retiran los pallets y pasan a una bodega con temperatura controlada (nuevamente, entre 15 y 18°C, para que no sufran trastornos de temperatura), donde se les clasificará y almacenará.
En esta bodega, pueden pasar días, semanas, meses e incluso años (dependiendo de la rotación del producto), hasta que estos vinos se vendan a un mayorista que, a su vez, instruirá el retiro de sus cajas en un camión refrigerado para llevarlos a una nueva bodega, siempre con temperatura controlada para no afectar la calidad del producto y de la inversión.
También puede darse el caso de que negociantes de vinos “Ultra Premium” (conocidos como “négociants” en el rubro del vino) en Bordeaux (Francia), compren algunas cajas de estos mostos chilenos, los consoliden en un nuevo container refrigerado y los envíen finalmente a otro destino (como Hong Kong).
En otras palabras, estos vinos salen de un puerto chileno, arriban a un puerto francés, se trasladan hasta Bordeaux, y se mantienen refrigerados para, finalmente, nuevamente ser transportados en un reefer hasta un nuevo destino.
Al comercializar estos vinos en el retail, se sacan algunas botellas de la bodega del supermercado o de la tienda especializada y pasan a ser exhibidos en un “rack” específicamente diseñado para exhibir este tipo de productos, por lo que deben tener un control de temperatura.
Aquí, el cliente que quiere darse un buen gusto, comprará estas botellas de vino y seguramente las trasladará a su propia “cava” refrigerada en su hogar, hasta que llegue el momento de beberlo. En caso de que el comprador sea un restaurant o un hotel, trasladará las cajas de vino en su propia camioneta refrigerada o les serán entregadas por un camión con aire acondicionado de la propia empresa comercializadora de vinos. Una vez arribadas las cajas, estas nuevamente serán depositadas en una bodega con temperatura controlada y los vinos del menú serán almacenados en un rack o cava para su exhibición.
Como dato adicional, hoy en día existen “Wine Banks” (bancos de Vino), orientados a conservar las inversiones en vino de coleccionistas que especulan con el aumento de su valor con el paso de varios años… y a temperatura controlada.