¿Cuál es el impacto del acuerdo entre Chile e India? Este es sin duda un gran paso para que el sistema aeronáutico nacional pueda seguir creciendo y mejorar la conectividad con los polos de desarrollo. Este acuerdo abre los cielos en materia de carga con una de las principales economías mundiales que crece a tasas sobre el promedio mundial. De esta forma, estamos permitiendo que los operadores puedan trasladar carga hacia y desde un mercado gigantesco, cuyo intercambio comercial creció un 162% el último año. ¿Podemos decir que es un instrumento para el comercio internacional? En efecto. Este es un marco legal que trae consigo un instrumento para el comercio internacional y para el turismo. En una relación comercial bilateral con una tasa de crecimiento que, en los últimos años, ha crecido seis veces, el transporte aéreo se transforma en un medio fundamental para facilitar la competitividad entre ambos países. ¿Qué permite este acuerdo? El tratado define importantes derechos para el transporte de carga, como que las aerolíneas chilenas e indias estarán autorizadas para operar un número ilimitado de estos servicios desde y hacia Chile o India, mediante cualquier tipo de aeronave, con plenos derechos de tráfico hacia, desde o vía cualquier intermedio y entre cualquier punto de Chile, India u otros países, excluyendo derechos de cabotaje. ¿Qué características destacan de él? Del acuerdo con India destacan tres elementos. Respecto a la carga, es totalmente abierto, tanto en materia de derechos de tráfico -es decir, se otorga quinta, sexta y séptima libertades, además de la tercera y cuarta- como en cuanto a la máxima flexibilidad operacional, de manera que los operadores puedan utilizar todos los contratos posibles para movilizar las aeronaves en todo tipo de modalidad y sin limitaciones de ruta. Por otra parte, en lo que dice relación con el transporte de pasajeros entrega máxima flexibilidad de operaciones, así como un cuadro de ruta totalmente abierto y sólo una limitación de 14 frecuencias semanales, número que es razonable. En buenas cuentas, eso permite a los operadores vender pasajes y capacidad de carga en Chile e India indistintamente. ¿Tendrá un efecto inmediato? Esperamos que sí, aunque eso depende de los negocios que hagan las líneas aéreas. En buenas cuentas, aquí el instrumento es apertura total y máxima flexibilidad para los operadores, todo dentro del marco de la política de relaciones diplomáticas privilegiadas con el Gobierno de la India. Prueba de ello es el acuerdo de preferencias arancelarias con ese país, producto del cual tenemos una relación económica comercial bilateral que crece a tasas muy elevadas y con una de las mayores potencialidades en el mediano y largo plazo. ¿Existe otro acuerdo de cielos abiertos tan ventajoso como éste? El acuerdo con Estados Unidos es bastante ventajoso también, porque incluso tiene cielos abiertos en pasajeros, mientras que en India los cielos abiertos son a nivel de carga y de máxima flexibilidad en materia de pasajeros. ¿Y el tratado más mezquino en esta materia? Colombia y Venezuela son dos acuerdos que hay que revisar, porque el número de frecuencias con quintas libertades es bastante escaso, lo que genera muy pocos vuelos directos, mientras que la relación que tenemos con esos países en términos comerciales, políticos y diplomáticos es bastante avanzada. ¿Son suficientes los acuerdos de cielos abiertos que tenemos? Tenemos una lista de acuerdos de cielos abiertos con 23 países, pero aún falta por celebrar varios más en términos de aumentar la competencia, y mejorar el nivel de servicio para lograr que vengan nuevos actores y que los operadores nacionales también puedan transportar más pasajeros y carga a otros destinos. ¿Cómo se compone la lista de pendientes? Nuestra prioridad son los países vecinos, no sólo en el sentido de celebrar nuevos acuerdos, sino también de mejorar los que ya tenemos. Esto porque en algunos casos son muy limitados. Nuestro objetivo, entonces, es mejorar la cantidad de derechos y frecuencias en cada tratado y su calidad, en términos de mayores libertades para poder transportar carga y pasajeros a terceros países. ¿Y en segundo lugar de prioridades están los polos de desarrollo? Efectivamente. Chile tiene desde 1997 un acuerdo de cielos abiertos con EEUU, pero está pendiente una negociación con China, la que esperamos cerrar el tercer trimestre del próximo año, país con el que ya tenemos una negociación en curso. Esperamos que en la próxima reunión de consulta podamos avanzar para cerrar el acuerdo. Con Japón tenemos también una negociación en curso, al igual que con distintos países de la Unión Europea. ¿Cuáles son los próximos pasos? Falta seguir trabajando con los países vecinos y estamos priorizando nuestra labor en ese sentido. Como país, tenemos claro que para seguir creciendo es necesario mejorar nuestro nivel de conectividad con los países vecinos y de esa forma conectarnos mejor con los polos de desarrollo. Eso significa tener derechos de tráfico que nos permitan -tanto a ellos como a nosotros- transportar pasajeros y carga a terceros países, no solamente dentro de la Región, sino incluyendo también a los polos de desarrollo. De esa forma, los operadores tienen la posibilidad de tener vuelos más útiles y efectivos, así como operaciones de transporte de carga más rentables. Si miramos los mercados latinoamericanos parceladamente, no tenemos forma de hacer crecer el transporte aéreo por sí solo. La única vía es sumar nuestros mercados para conectarnos entre nosotros y así poder salir al mundo. |