¿Cuál es el actual escenario de la industria del plástico en Chile? La industria del plástico está pasando por un período de readecuación, producto de la competencia que está enfrentando con los productos extranjeros, especialmente chinos y argentinos; lo que ha provocado que el número de empresas haya disminuido y la producción de tipos de productos diferentes también. Todo esto, como una forma de aumentar su eficiencia y poder competir, tanto en el mercado nacional como internacional, ámbito en el que no son pocas las empresas que han incursionado con muy buenos resultados. De esta forma, podemos decir que desde que Chile se abre masivamente al comercio exterior, la industria del plástico ha buscado nuevos mercados, constituyéndose en un sector eminentemente exportador. Junto con esto, la industria está teniendo grandes dificultades para desarrollarse debido a la baja en el tipo de cambio; con una preocupante contracción en los márgenes que amenaza su futuro y que ha llevado a que muchos productores estén optando por transformarse en meros importadores, con la consiguiente disminución de su capacidad de producción, despido de trabajadores y pérdida de infraestructura tecnológica de producción para el país. Con todo, las exportaciones chilenas están creciendo, pero se trata de un crecimiento en volumen y no en pesos, que responde precisamente a esta necesidad de vender más para poder sobrevivir. ¿Cuáles son las fortalezas de la industria para insertarse en el mercado mundial? La industria chilena ha sido muy progresista a la hora de incorporar nuevas tecnologías a sus procesos productivos, especialmente durante los mejores tiempos de la apertura internacional de Chile. Esto nos ha permitido instalarnos en mercados de alta exigencia, como Estados Unidos y Europa, compitiendo en muy buenas condiciones de precio con productores locales. Chile es un país fundamentalmente transformador, porque no produce materias primas, sin embargo, los empresarios chilenos han sido muy hábiles para comprar y han demostrado una gran adaptación al cambio, lo que nos ha permitido mantener tasas de crecimiento en volumen del orden del 5% anual, como ocurrió el año pasado. ¿Qué está haciendo la industria y la asociación frente al tema medioambiental? Hace mucho tiempo que como asociación gremial estamos preocupados de lo que significa el plástico en el medioambiente, principalmente por el problema que representa como contaminación visual y generación de volumen de basura, puesto que a nivel de residuos químicos el plástico no genera problemas, porque permanece inalterable a lo largo del tiempo. En este sentido, surgen dos tipos de sistemas para combatir este problema. Por un lado, los tendientes a la biodegradación del plástico, en base al uso de materias primas naturales, como el maíz y la soya, pero que hasta ahora no han tenido mucho éxito por los altos costos de producción que representan y porque no ofrecen una buena resistencia física. En este mismo sentido, algunos productores están usando aditivos en la materia prima tradicional, que producen cierto nivel de degradación, proceso en el que ha participado el IDIEM a través de su laboratorio de certificación. De esta forma, empresas como Supermercados Jumbo han optado por utilizar estas bolsas degradables, que no es lo mismo que biodegradables, puesto que aún no se ha comprobado su real efectividad. Por otro lado, está el reciclaje, que ha presentado muy buenos resultados en países como Brasil, y que nos parece la mejor solución para enfrentar este problema, puesto que además de ser más seguro y barato, contribuye a disminuir el calentamiento global, porque se reduce el consumo de petróleo. ¿Por qué el reciclaje no se ha instalado entonces como un sistema país? Principalmente, porque requiere de un cambio cultural en la población y de un sistema integral, liderado por el Estado, que es necesario instalar antes. Se trata de todo un sistema de recolección que implica mantener contenedores diferenciados y organizar a las municipalidades en el retiro de basura, además de una estructura para reprocesar los productos. Estamos convencidos de que el reciclaje es la mejor medida para enfrentar el problema de la basura y en Chile existe la capacidad procesadora para hacerlo. Lo que falta es la voluntad del Estado para hacerse cargo de este tema. Sin esa voluntad, lo que tenemos son limitados intentos de reciclaje que se enfrentan, por ejemplo, a restricciones sanitarias para poder recolectar plásticos en los vertederos. Hay una tendencia mundial hacia la prohibición del uso de bolsas plásticas en los supermercados, ¿cómo observan este tema en Chile? Efectivamente, en varios países como China y algunos estados de EE.UU. se está dando esta situación. No obstante, hay situaciones asociadas que hay que contemplar, como el tema de los costos y la resistencia de las bolsas biodegradables que comenté anteriormente o el cambio por papel, lo que es una contradicción considerando que su producción está altamente cuestionada, con el tema de la deforestación y el trabajo de las celulosas en medio. Por otro lado, si bien las bolsas plásticas representan grandes volúmenes de basura, también es cierto que dentro de las bolsas van una serie de otros productos plásticos como cajas y botellas, por lo que el problema no pasa por prohibir las bolsas, sino por la extensión del reciclaje como una práctica país. ¿Están los consumidores interesados en comprar productos menos contaminantes? Hay que partir de la base que cualquier iniciativa que se haga en esta línea debe considerar el costo final de los productos, porque el mercado ha demostrado que -salvo muy contadas excepciones- no está dispuesto a asumir el costo que implica producir de manera ecológica. Lo que quiero decir es que se habla mucho de la importancia de no contaminar, y efectivamente están surgiendo proyectos como la iniciativa de Jumbo, pero todo termina chocando con el tema de los costos, sobre todo en un mercado altamente competitivo como los supermercados. |