Cadena de suministro en la Gran Minería:
¿Una cadena cortada?

Esto no ocurre en Chile

Primer acto: Una empresa de la Gran Minería llama a una licitación por servicios.

Segundo acto: Varias empresas proveedoras de servicios se presentan con extensos y documentados estudios técnicos.

Tercer acto: Se adjudica el contrato a la propuesta más económica.

Esto no ocurre, por cierto, en nuestro país, ni participan las empresas que conocemos. No pasa en las empresas de los lectores, obviamente, que no sólo compran precio, sino también calidad. Pero, imaginemos que esta obra ha ocurrido en un lejano país ficticio. ¿Por qué podría haber ocurrido esto y cuáles podrían ser las consecuencias?

Seguramente, el contrato es firmado en la capital, pero la faena se ejecuta en el Norte. Posiblemente, en la adjudicación de éste ha participado en forma determinante el área de abastecimiento, que ha privilegiado el precio. Pero, luego, los verdaderos requerimientos surgirán de la operación, a través de los gerentes de mina y de operaciones. Algunos de estos requerimientos no estaban contemplados en el contrato con un sobre-precio, pero la operación lo requiere y hay que ejecutarlos. He aquí una frecuente fuente de fricciones.

Un caso particular es el de la asistencia técnica. En el contrato, pongamos por caso, de explosivos para minería, se privilegia el precio, pero luego en la operación, la asistencia técnica es valorada, pero no pagada. Y, no obstante, en las operaciones diarias de la mina, los expertos en fragmentación de roca pueden hacer la diferencia entre un mayor o menor costo de producción de la faena minera en su conjunto.

Necesitamos un cambio de paradigma a la hora de las licitaciones. No basta con incorporar el precio de compra en éstas, sino el costo total de apropiación, concepto clave en la moderna gestión de abastecimiento. Al considerar sólo el costo de compra, los decisores a menudo dejan fuera otras partidas del costo, que la sabiduría popular ha sabido recoger en la frase "lo barato cuesta caro".

Las licitaciones debieran considerar no sólo requisitos técnicos del producto, sino también del servicio, en condiciones normales y excepcionales. Condiciones excepcionales son, por ejemplo, los pedidos urgentes y/o fuera de horario.

Otro aspecto que debieran incluir las licitaciones es el eventual efecto de los ahorros generados por los esfuerzos de mejoramiento o innovación dentro de la faena minera. Mejoras en la productividad, en la calidad, en la seguridad o en la gestión ambiental pueden ser traducidas a ahorros, ya sea mediante el aporte del contratista en forma aislada o mediante el trabajo en conjunto con su mandante. Una buena práctica es explicitar desde el principio que, cada vez que haya ahorros, se compartirán en partes iguales, medidos de una manera transparente que ambas partes acuerden.

Una eficiente cadena de suministro sólo funciona cuando todos los eslabones resultan beneficiados y cuando las reglas del juego están claras, se respetan y cumplen por todas las partes.

Con mejores acuerdos contractuales, las probabilidades de gestionar mejor la cadena de suministro aumentan.

En la Gran Minería, se requiere distinguir fases distintas: la fase inicial de instalación, la fase intermedia de explotación y la fase final de levantamiento de faena. Las tres conllevan desafíos distintos y requieren, a menudo, actores y cadenas de suministro diferentes.

Cualquiera sea la fase de desarrollo, el análisis de la cadena de suministro es complejo. A modo de ejemplo: una gran empresa minera no puede considerarse, a la hora del análisis, como un ente único y monolítico. Al hacer el análisis, las áreas de abastecimiento y de operaciones deben considerarse como separadas y, a menudo, con intereses distintos. El proveedor de servicios se relaciona con ambos en distintos momentos: con abastecimiento a la hora de la licitación y con operaciones en el día a día.

Otro ejemplo: muchos proveedores de servicios necesitan interactuar entre sí, resultando más que una cadena unidimensional, una red compleja. Cada rama de esta red puede tratarse como una cadena de suministro distinta.

De modo que, más que poner el acento en mejorar la logística interna en una gran empresa minera, la clave es manejar bien las cadenas de suministro, aceptando la complejidad, porque ésta es la forma de existencia de lo cotidiano. Una de las claves es hacer un esfuerzo superior y desarrollar un proceso de licitación, que favorezca una relación de mutuo beneficio entre todos los actores de las cadenas de abastecimiento. Es un esfuerzo que vale la pena.