Nutrición, salud y bienestar" es la nueva premisa para abordar el paradigma de la alimentación en su contexto más amplio, desde la semilla hasta el consumidor, pero ya no sólo hasta su boca… Esta tríada modificará el paradigma actual del FCM, es decir, lo que se debe observar y escrutar, el tipo de interrogantes que se supone hay que formular para hallar respuestas en relación al objetivo, cómo tales interrogantes deben estructurarse y cómo deben interpretarse los resultados de las investigaciones pertinentes para cumplir con los objetivos, siendo el consumidor el eje central.

Los estudios deben focalizarse principalmente en las demandas del consumidor urbano del futuro, quien satisfará su bienestar a partir de sistemas alimentarios complejos a la vez que funcionales. Por ello, esta industria se acerca a la biotecnología, a la ingeniería de alimentos, genética, envases de materiales más tecnológicos, procesos y sistemas de información más sofisticados.

Los indicadores señalan que este consumidor será más emocional, su cerebro y sentidos deberán integrarse a la experiencia alimentaria. Será más consciente de sus placeres y bienestar, como parte de la nutrición (más que simplemente comer por alimentarse por necesidad). Ello pondrá distintos énfasis en los alimentos, sus texturas, sus ingredientes, formulaciones y formatos, pero, simultáneamente, exigirá funcionalidad. También será más informado y preocupado por el origen, calidad y seguridad de sus alimentos, lo que obligará a incorporar información confiable e indicadores de trazabilidad en el envase.

A la vez, ya es un consumidor más consciente y exigente respecto del medioambiente y la sustentabilidad; así como de que los alimentos tengan el precio justo, prefiriendo marcas y productos de empresas socialmente responsables que integren este concepto desde sus proveedores. Los envases deberán cumplir sus funciones con precisión y con el menor impacto ambiental en la cadena de distribución y conservación. Al respecto, ya se observan campañas en algunos países, en supermercados que están siendo presionados por los consumidores para reducir los empaques y hacerse cargo de los excedentes. La cadena iniciada con semillas de calidad, continuará sin eximir a la distribución y logística de su impacto al medioambiente, debiendo dar cuenta de la huella de carbono de principio a fin.

Crece consumo fuera del hogar

Certificaciones e información a tiempo real serán también datos que asegurarán al consumidor el manejo de riesgos. Y todo ello, probablemente, para comer "en tránsito", porque cifras indican que el crecimiento de alimentos de consumo fuera del hogar se incrementará por sobre el consumo en él, en países como Estados Unidos, Japón y países del Sudeste, donde ya existen 5,6 millones de máquinas expendedoras en sitios públicos (una por cada 20 habitantes). Ello da cuenta de que los envases deberán, sin duda, tomar en cuenta los nuevos puntos de venta y hábitos de compra al paso.

Chile probablemente mirará a exportar hacia los países con mayor crecimiento (Grupo BRIC: Brasil, Rusia, India y China, donde este último en 2050 representará el 45% del PIB mundial). Por otra parte, Japón y sudeste asiático, y otros TLC han abierto el apetito del negocio alimentario. El crecimiento de la población mundial con ingresos anuales sobre los US$5.000 per cápita aumentaría en la próxima década en 1.200 millones, destinando mayores recursos a su bienestar. Europa es otro actor valioso, que además de ser un potencial socio importador, puede acercarse como socio tecnológico para facilitar a Chile el aceleramiento requerido para posicionarse donde quiere: como uno de los Top 10 exportadores de alimentos del mundo, en el corto plazo, agregando valor a los alimentos.

Fuentes: Prochile, Expoalemania, Chilealimenta, IFT, Estudios de la autora.

Por María Loreto Valdés Arrieta, Diseñadora, miembro IPPO (International Packaging Press Organization). lorevaldes@mi.cl