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Control de olores molestos: Regulación pendiente

En Chile no existe una reglamentación nacional de olores, debido a, entre otros factores, la complejidad que implica medirlos. Los expertos concuerdan en que se necesita un tratamiento integral para la gestión de los olores en nuestro país.

En cualquier parte del mundo, la generación de olores no es un fenómeno aislado y, con la concentración de actividades humanas e industriales, tiende a ser un problema más frecuente en áreas urbanas o polos industriales. Basta recordar el conflicto socio-ambiental en la localidad de Freirina (Región de Atacama), en el año 2012, ocasionado por el emplazamiento de un plantel de procesamiento de cerdos.

De acuerdo a antecedentes que detenta el Ministerio de Medio Ambiente (MMA), “los agentes responsables de olores, a nivel nacional, corresponden a los planteles y establos de crianza de animales, que representan el 46,1% del total, seguidos por las plantas de tratamiento de aguas servidas, con un 14,4%; las actividades pesqueras y procesamiento de productos del mar, con un 14,3%; y los sitios de disposición final de residuos, con un 10,7%”, detalla Hans Willumsen, Gerente Ambiental de Gisma.

Si la situación se analiza por localización geográfica, lideran el ranking la Región Metropolitana (18% del total de actividades), la Región de Valparaíso (16,6%) y las regiones de O´Higgins y Los Lagos, las cuales suman un 24,5%.

Hans Willumsen, GISMA.
Raimundo Bordagorry, UDP.
Gonzalo Asencio, GISMA.

Falta de normativa

Y es que las emisiones por olores han sido un tema tratado solo tangencialmente dentro de la legislación nacional, dedicándose la mayor parte de la normativa atmosférica vigente a la regulación de material particulado y a la generación de gases emitidos por fuentes móviles e industriales, orientadas a cumplir con las normas de calidad primaria vigentes en Chile para MP10, MP2,5 y gases (CO, NOx, SO2 y Ozono).

Paralelamente, el Código Sanitario le otorga competencia a la Autoridad Sanitaria para que dicte las disposiciones generales o específicas que fueren necesarias para el debido cumplimiento del Código, confiriéndole el deber de fiscalizar la emisión de olores molestos y sancionarlos en su caso. “El parámetro indicador de olor molesto a nivel nacional son las quejas o denuncias realizadas por la comunidad a la Autoridad Sanitaria o a otros organismos (Seremi del Medio Ambiente, Municipios, etc.), las que se canalizan a través de la Autoridad Sanitaria”, señala Raimundo Bordagorry, Profesor del Centro de Energía y Desarrollo Sustentable de la Universidad Diego Portales (UDP).

En particular, en nuestro país, existen dos normas sobre olores molestos: el Decreto 167, del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, que establece la norma de emisión para olores molestos (compuestos sulfuro de hidrógeno y mercaptanos: gases TRS), asociados a la fabricación de pulpa sulfatada; y el Decreto 37 del Ministerio del Medio Ambiente, que establece la norma de emisión de compuestos TRS, generadores de olor, asociados a la fabricación de pulpa kraft o al sulfato, elaborada a partir de la revisión del Decreto 167 de 1999, asociado a la fabricación de pulpa sulfatada.

Asimismo, el MMA diseñó y aprobó, durante 2013, una Estrategia para la Gestión de Olores en Chile (2014-2017), la que incluye dos pilares fundamentales: fortalecer el marco regulatorio existente con un reglamento que permita avanzar en el control de olores en sectores prioritarios y, al mismo tiempo, generar los antecedentes para elaborar en un futuro cercano una norma ambiental de olores; e incrementar el conocimiento y las capacidades locales en la materia, con el fin de insertar el control de olores en la gestión ambiental del país.

“De esta forma, a contar del año 2014, lo que se buscaba era publicar un anteproyecto de norma que viera la luz el año 2015. De la misma forma, se pretendía avanzar en la homologación de normas técnicas internacionales a NCh, además del desarrollo de guías metodológicas”, destaca Gonzalo Asencio, Gerente General de Gisma.


Industrias contaminantes

“El olor es uno de los vectores ambientales que pueden causar molestia, así como perjuicio cuando la exposición es frecuente y repetida. Estos vectores se denominan ‘factores de estrés ambiental’, y están incluidos aquí el olor, el ruido, las vibraciones y la luz artificial, entre otros”, detalla Bordagorry.

Según el estudio “Antecedentes para la Regulación de Olores en Chile”, ECOTEC 2013, se han identificado alrededor de 2.000 establecimientos pertenecientes a las actividades que potencialmente generan olores molestos. Entre aquellas que se repiten con mayor frecuencia a nivel nacional se encuentran las plantas de tratamiento de aguas servidas, planteles y establos de crianza y engorda de animales, curtiembres, plantas faenadoras de animales y mataderos, fábricas de celulosa, industrias pesqueras y de procesamiento de productos del mar, sitios de disposición final de residuos, entre otros.

“Las zonas anexas a plantas de faena o crianza de animales (cerdos, pollos, peces, ganadería, salmones) han presentado los principales problemas. Adicionalmente, sectores urbanos cercanos a plantas de celulosa o de tratamiento de aguas servidas también son frecuentemente asociadas a problemas de olores”, prosigue el académico de la UDP.


Proyecciones

“Se requiere un Plan de Gestión de Olores, el que debe incluir, al menos, medidas de control y monitoreo de olores, así como también una constante búsqueda de mejores prácticas y tecnologías disponibles para el control de los olores”, complementa el académico de UDP.

La Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) ha abordado el tema a través de capacitaciones a fiscalizadores. En conjunto con el laboratorio de olfatometría Ecometrika, los han capacitado en la calibración de su olfato bajo la NCh. 3190:2010 y diversos test de percepción de olor en terreno. La experiencia tiene como objetivo principal que los fiscalizadores cuenten con herramientas para validar las denuncias de una población determinada, afectada por un problema de olores molestos y/o fiscalizar compromisos adoptados en las Resoluciones de Calificación Ambiental. “Es evidente que por años la gestión y el control de olores en el país ha sido un espacio que no ha tenido mayor protagonismo, como es el caso de la calidad el aire, la gestión de residuos, o la contaminación hídrica”, comenta Asencio.

Indudablemente, el avance en la investigación y desarrollo de tecnologías de abatimiento de olores será relevante, como asimismo, desarrollar conocimiento relativo a técnicas olfatométricas y niveles de tolerancia en las personas, resultan pasos ineludibles en cualquier estrategia de esta naturaleza.


Purificación de aire interior

María Lorena Álvarez,
Universidad de Valparaíso.
Juan Carlos Troncoso, DITAR.
Desde el punto de vista climático, las personas se sienten cómodas cuando la temperatura, humedad, velocidad y renovación del aire de una habitación son las adecuadas. Referido a este último aspecto, el mal olor o aire viciado comienza a percibirse “cuando el nivel del CO2 en el ambiente alcanza el 0,07%. Si este supera el 0,1%, las respuestas biológicas del cuerpo humano son evidentes (somnolencia, baja concentración, cefaleas, intoxicación, necrosis neuronal e incluso la muerte)”, señala Juan Carlos Troncoso, Presidente de la Asociación de Profesionales de Climatización y Refrigeración de Chile (DITAR).

El aire libre de contaminación es importante no solo en recintos laborales, sino también en espacios libres, en la calle, en la misma vivienda. “La relevancia de que un trabajador se desempeñe en un lugar libre de contaminación lo protege de que a futuro pueda contraer una enfermedad profesional”, detalla María Lorena Álvarez, Profesor Adjunto de la Escuela de Ingeniería en Medio Ambiente de la Universidad de Valparaíso.

En la actualidad, existen muchos purificadores de aire ambiental, pero solo algunos poseen componentes como: Prefiltro (que elimina las partículas de polvo de mayor tamaño y los pelos de animales domésticos); Ionizador de Plasma (en donde el polvo y el polen se cargan positivamente y se envían al filtro con carga electrostática); Generador de electrones de alta velocidad (estos electrones descomponen los olores y el formaldehído con mayor eficacia, aniquilando bacterias y virus); Catalizador desodorizante (los gases dañinos a la salud y malos olores se absorben y descomponen antes de devolver el aire a la habitación), entre otros.
Septiembre 2016
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