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La importancia de plasmar la
“cultura preventiva” dentro de una compañía
Por Javier Núñez, Gerente HSEQ de Aramark.
De acuerdo a estimaciones, cada año mueren en el mundo cerca de 350.000 personas a raíz de accidentes en el trabajo. Y, para revertir esta situación -que afecta de la misma forma a rubros como construcción, minería, retail o industriasse debe trabajar en conseguir y mantener una cultura de seguridad.
Javier Núñez.

Sabemos que las personas son un pilar fundamental para la productividad y la eficiencia de una compañía y, en esta misma línea, entendemos que la seguridad laboral ocupa un papel prioritario en una empresa. En Chile, se ha trabajado durante los últimos 20 años para que dentro de cada organización se pueda alcanzar una cultura en materia de seguridad, conocida como “cultura preventiva” o simplemente “cultura de seguridad”. Para ello, los líderes deben ser capaces de entregar las herramientas y los lineamientos necesarios para que cada uno de los colaboradores mejore sus condiciones de seguridad y de salud ocupacional.

Creo firmemente que todos los incidentes son evitables y que existen causas que los provocan, por lo que las empresas deben tener como objetivo mantener una cultura de “cero daño”, inmersa e implementada en su quehacer diario. Para lograr difundir y plasmar esta cultura en las compañías, la seguridad debe ser implementada, mantenida y bien comunicada desde la alta dirección a todos los empleados y formar parte integral de la inducción de un nuevo trabajador. El método o fórmula para establecer una identidad y una cultura de seguridad depende de cada empresa, sin embargo existen factores comunes y una máxima que todo trabajador, ya sea de planta o de nivel ejecutivo, debe saber: todos los incidentes se pueden prevenir.


Premiar la excelencia en seguridad

Hay que comunicar y promover permanentemente las conductas seguras dentro de la compañía, por lo que trabajar seguro se convierte en una condición de empleo; cuando ocurre un accidente, siempre se deben declarar e investigar sus causas; y, por último, pero muy relevante, se debe reconocer, premiar y estimular la excelencia de los trabajadores.

La “cultura preventiva” está pensada para enseñar cómo cuidarse y para que sea integrada por los empleados de la compañía a diario, quienes deben ser capaces de identificar, evaluar y gestionar el riesgo en toda la organización. El compromiso con la seguridad debe ser al 100% y todos los miembros de la empresa deben conocer sus responsabilidades en la materia, llevarlas a la práctica, saber controlar el riesgo, impulsar la mejora continua y cumplir el deber absoluto de la seguridad. Son los líderes quienes deben desempeñar un papel crítico para garantizar un entorno de trabajo seguro que permita a los miembros de los distintos equipos estar conformes y seguros en el lugar donde desarrollan sus labores. A diario, las decisiones que toman, las expectativas que despiertan y los comportamientos que demuestran se traducen en mensajes para los equipos sobre la relevancia de la seguridad.

La importancia que tiene el que cada líder sepa enseñar a sus colaboradores a realizar sus tareas en forma segura, a ser capaces de reducir los riesgos, a prevenir incidentes y enfermedades, y a proteger el medioambiente, es clave. Trabajar juntos para crear entornos seguros permitirá demostrarles a los empleados que sus superiores se preocupan por ellos y que la seguridad también crea valor.

Un entorno seguro e instalaciones de alta seguridad generan confianza, tanto hacia los trabajadores de la empresa como hacia los clientes externos. La seguridad y la cultura en esta materia generan una mayor productividad del staff y eficiencia operacional, debido a sus conocimientos sobre los riesgos y cuidados que deben tener en la labor que llevan a cabo.


¿Qué hacer cuando hay un accidente?

Si hay una cultura de seguridad plasmada en el equipo y entre los trabajadores, todos estarán capacitados para asistir al afectado y asegurarse de que reciba los cuidados que corresponda. La cultura preventiva recomienda que los accidentes se reporten a un superior en el tiempo adecuado, que los líderes o encargados del área inicien una investigación minuciosa y, lo más importante, que la compañía sepa cómo implementar acciones correctivas sólidas para evitar que se repita el accidente.

Es fundamental estar trabajando constantemente la seguridad. ¿Cómo? Motivando a los trabajadores a implementar y a usar las herramientas, a informarse, a integrar y desarrollar el conocimiento que se tiene en la materia. Reconocer a diario o cada cierto tiempo los comportamientos seguros -tales como la correcta utilización de los elementos de protección personal (EPP) cuando la labor lo exige, o algo tan simple como bajar la escalera utilizando el pasamano- son clave en una cultura preventiva.

Debemos aprender de cómo se vive la seguridad en la gran minería chilena, donde no se prohíbe hablar por teléfono, pero sí se exige detenerse al hablar; o donde existe el hábito de realizar análisis de riesgo del trabajo (ART) antes de iniciar cualquier labor en faena.

Al crear entornos seguros demostraremos a las personas que nos importan y, por consecuencia, la seguridad continuará aumentando y la accidentabilidad seguirá disminuyendo.

Septiembre 2016
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