La Ingeniería contra Incendios es una disciplina relativamente nueva en el mundo, y lo es mucho más en Chile. Esto ha hecho que la evolución técnica y científica respecto del comportamiento de los incendios y de su impacto sobre las personas y las estructuras, haya sido muy violenta en los últimos años. Cabe recordar que el código que hoy rige el diseño contra incendios en nuestro país es la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), documento que incorporó sus capítulos dedicados a este campo luego del incendio de la Torre Santa María en 1981.
En esos años, la ingeniería de incendios era una disciplina desconocida y, por supuesto, no existía una masa crítica de ingenieros de incendios que permitiera elaborar un cuerpo normativo que fuera abordable por “especialistas del área”. Como respuesta, nuestra legislación considera un sinfín de documentos de diseño que solucionan parcialidades del problema, anidados dentro de cuerpos normativos atingentes a diversas especialidades:
La OGUC define los requerimientos arquitectónicos de un proyecto, como anchos de pasillo, cantidad de salidas, requerimientos para zonas verticales de seguridad, etc.
El MOP publica el RIDDA y el DS 1199, donde están los requisitos técnicos para las redes seca, húmeda y grifos de incendio, respectivamente.
El Ministerio de Economía publica los DS 66 y 20, donde se encuentran los requerimientos para las instalaciones de gas, y la NCh Eléc. 4, donde se encuentran los requisitos para sistemas de iluminación de emergencia.
El Ministerio de Salud publica el DS 594, donde se detallan los requerimientos para distribución de extintores portátiles, etc.
Operación de los proyectos
Como es posible advertir, la naturaleza del problema es eminentemente multidisciplinaria y como respuesta a nuestra organización normativa, los proyectos son abordados por partes, donde cada especialidad resuelve o incorpora aquello que le es solicitado por la legislación. Si bien hoy en día los proyectos incorporan diversas medidas de protección, estas no necesariamente se alinean para cumplir un objetivo ni mucho menos se integran de manera armoniosa. Esto sucede por dos motivos: (1) nuestra legislación se organiza de manera desagregada, y (2) porque en la etapa de diseño, no siempre se incorpora un Ingeniero de Incendios a cargo de dicha especialidad.
Países como Reino Unido o Estados Unidos abordan el problema de distinta forma: previamente al diseño de detalle, se incorpora una etapa de Ingeniería Conceptual. Aquí se resuelven las principales temáticas funcionales y normativas: se define qué estándar de diseño seguir, los medios de protección requeridos, la lógica de evacuación y alarma adecuada, materialidad y resistencia al fuego, etc. Se elabora un documento llamado Estrategia de Ingeniería contra Incendios.
En términos normativos, la NFPA 101 corresponde a uno de los códigos de seguridad de vida más utilizados y a una guía de elaboración de estrategias de protección contra incendios. Por su parte, Reino Unido cuenta con la norma BS 9999 o el Approved Document B, también documentos con un acercamiento estratégico al problema.
Esta lógica permite la organización del problema de la ingeniería de incendios de manera más lógica y simple; sin ir más lejos, la estructura base de una estrategia elaborada de acuerdo a la lógica británica presenta cinco partes:
1. Evacuación y Alarma.
2. Propagación interna (control de revestimientos).
3. Propagación interna (protección estructural contra el fuego).
4. Propagación exterior (de un edificio a otro).
5. Acceso a bomberos.
Como es posible observar, ninguno de los puntos anteriores menciona de manera específica a los sistemas de extinción, sino que estos responden a herramientas que permiten, en conjunto con otras medidas de protección, brindar un grado de seguridad adecuado. En muchas oportunidades, los sistemas de extinción, como rociadores automático, permiten: escaleras sin sistemas de presurización, mayores distancias de recorrido a las salidas, comunicaciones no selladas entre pisos, o la disminución de la resistencia al fuego de los compartimentos interiores requeridos y un sinnúmero de otros impactos.
Coordinación entre medidas
Como corolario, uno debiese deducir que las medidas de protección a implementar responden a una batería de soluciones que trabajan de forma coordinada, por lo que, antes de la elaboración de una “Estrategia de Incendios”, es difícil prever cuáles serán las medidas de protección requeridas para un proyecto, ya que las opciones son, en general, numerosas y la modificación de una, suele afectar a las demás.
A partir de lo anterior, parece razonable pensar que un proyecto debiese partir por una etapa de ingeniería conceptual, que defina las bases de diseño y la Estrategia de Protección a abordar, para luego pasar a una segunda etapa, de Ingeniería de Detalle, y finalmente terminar en una etapa de Construcción.
Paradójicamente, en Chile existe cierta tendencia a contratar servicios de ingeniería de detalle como primera etapa, y es por ello que los especialistas se ven forzados a cubrir la etapa conceptual durante la cotización del servicio. El resultado no necesariamente termina en la mejor opción técnica o económica para el proyecto. Incluso, puede verse cómo, en ciertos proyectos, la tendencia apunta a contratar directamente la instalación de sistemas de extinción, esperando que sean estas mismas empresas las que incluyan la ingeniería de sus diseños (conceptual y detalle).
Conclusión
En definitiva, lo que se necesita para efectos del buen ejercer de la Ingeniería de Incendios en Chile es:
Un marco normativo que permita definir los alcances de una Estrategia de Protección contra Incendios.
Incorporar a los Ingenieros de Incendios a las mesas de diseño de proyectos, con alcances contractuales consistentes con la estrategia a elaborar.
Tomar conciencia respecto de la importancia de la etapa de ingeniería conceptual de un proyecto.
Artículo gentileza de Marcial Salaverry R., Ingeniero Civil Estructural UC, Msc. Structural and Fire Safety Engineering de la Universidad de Edinburgo (Reino Unido).