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El desafío de reducir y gestionar los RILES

La Gestión de RILES -Residuos Industriales Líquidos- es una tendencia que crece en las empresas que operan en el país. Teniendo en cuenta el principio de “menos es más”, buscan minimizarlos y hacer más eficientes los sistemas de tratamiento, para cumplir con la normativa, ahorrar, posicionar su imagen de marca y reforzar su compromiso con el medioambiente y la comunidad.

Según la definición de la Asociación Chilena de Seguridad, los RILES son las corrientes líquidas del proceso industrial descargadas fuera de la industria, ya sea al alcantarillado o a cuerpos de aguas superficiales. Para gestionarlos, las empresas están implementando distintas estrategias para su identificación y caracterización, minimización, medición y monitoreo de parámetros contaminantes, tratamiento cuando sea necesario y descarga final al cuerpo receptor cuando no puedan seguir reduciéndolos.

En la actualidad, muchas actividades industriales generan gran cantidad de RILES, independientemente del rubro. Entre ellas, Gabriel Zamorano, Jefe de la Unidad Ambiental de la Superintendencia de Servicios Sanitarios, SISS, señala que quienes generan la mayor cantidad en volumen son las industrias de salmonicultura y las de celulosa, y que también existen cantidades importantes de aguas de refrigeración asociadas a proyectos energéticos.

Su potencial está determinado por la carga contaminante que traen, junto con el volumen. Según sostiene Evelyn Alfaro, Jefa de la Carrera de Técnico Universitario en Control del Medio Ambiente, de la Sede Viña del Mar de la Universidad Santa María, grandes caudales con bajas concentraciones pueden causar impactos comparables a un RIL de bajo caudal, pero muy concentrado.


La preocupación de la industria


Por lo general, la gestión de RILES se relaciona con una estrategia jerarquizada, donde lo primero es minimizar la cantidad o concentración de los residuos líquidos que se generan en el proceso productivo, para obtener ahorros y otros beneficios derivados del tratamiento de una menor cantidad de aguas residuales. Así lo indica la académica de la sede Viña del Mar de la USM, quien agrega que también se incluyen estrategias para separar, segregar según tipo y juntar corrientes de características similares, lo que se traduce por ejemplo en ahorros al realizar tratamientos selectivos a RILES. “La preocupación de las empresas está en primer lugar en el cumplimiento de las normas de emisión respectivas de acuerdo al lugar de descarga -aguas superficiales marinas y continentales, alcantarillado y aguas subterráneas- y muchas de ellas han incorporado medidas de gestión como herramienta para optimizar el funcionamiento de sus sistemas de tratamiento, tendencia que va en aumento en nuestro país”, asegura.

A partir de 2006, junto con la plena vigencia del DS SEGPRES N° 90, Norma de emisión para las descargas de aguas residuales a cursos superficiales, se incrementó la fiscalización de las descargas de RILES en Chile. Gabriel Zamorano recuerda que a esa fecha eran pocas las empresas regularmente fiscalizadas, pero indica que ya varias estaban tomando las medidas para ponerse a tono con la normativa. Hoy -dice- es un tema instalado de preocupación en las empresas. “Y si bien queda mucho por mejorar, se han dado pasos sustantivos estos últimos años”..

Aunque es difícil generalizar, el ejecutivo de la SISS señala que se puede afirmar que hay un cumplimiento creciente de la normativa (DS90 y DS46) en los últimos años, el que a la fecha es cercano a 90%. Como señala Evelyn Alfaro, la preocupación por los RILES está por lo general bien posicionado en las empresas. Las emisiones y los permisos correspondientes están ligados al sistema de evaluación de impacto ambiental, cuya aprobación está vinculada a la declaración de cumplimiento por parte de la compañía. “Las políticas de cada organización son particulares, sin embargo, se tengan o no, debe cumplir con las normas. Otro aspecto importante es la relación con la comunidad, además del reconocimiento público y el nombre de la empresa, valor que puede afectarse nacional e internacionalmente debido a episodios de no cumplimiento”, agrega.

A pesar de la solidez de este argumento, la autoridad se encuentra con sorpresas. A mediados de 2012, el Subsecretario del Ministerio del Medio Ambiente, Ricardo Irarrázabal, junto a autoridades de la ciudad de Curicó, fiscalizó el sistema de tratamiento de RILES de una empresa española que anualmente produce 30 millones de litros de jugos de uvas procesadas para exportación. Ante la inexistencia de una planta de tratamiento y por evacuar sus desechos industriales al suelo y a un canal aledaño, ésta fue sancionada.


Una estrategia de inversión segura


La gestión y minimización de RILES es una estrategia de inversión segura. Aunque no es fácil de implementar, implica ganancias en el mediano y largo plazo: la empresa que decide hacerlo gana en prestigio, por ser amigable con el medioambiente; y ahorra, producto de la disminución en sus costos de tratamiento. A pesar de no existir cifras oficiales al respecto, la SISS indica que existe un número creciente de establecimientos que está incorporando la producción limpia a su quehacer, es decir, acentuando las medidas de minimización de residuos y, cuando esto no es posible, buscando alternativas de reutilización o reciclaje y como última alternativa, su tratamiento y disposición.

De acuerdo a la opinión de los expertos de la ACHS, minimizar los riles es importante porque un residuo líquido es una

pérdida del proceso y un mal aprovechamiento de la materia prima empleada, que después genera gastos en su tratamiento. Reducirlos es disminuir su volumen y la concentración de sus contaminantes, a través de cuatro estrategias: prevenir su generación revisando el proceso productivo, disminuir el consumo de agua utilizado, reutilizando corrientes residuales para aprovechar al máximo el agua y los aditivos que contiene, y segregando las corrientes residuales, es decir, gestionando en forma independiente los residuos que tienen características diferentes.

Existen múltiples sistemas de tratamiento, dependiendo de la naturaleza de los residuos y su volumen. Entre ellos, Gabriel Zamorano destaca los biológicos tradicionales, físico-químicos y también otros tipos de sistemas como los lombri-filtros. Como detalla Evelyn Alfaro, en su mayoría consisten en unidades para el retiro de sólidos de gran tamaño (rejas), seguido de algún sistema para eliminar aceites y grasas, además de sólidos. En los casos en que el contenido de grasa, aceites y sólidos coloidales son importantes, se recurre a tratamientos como la flotación o coagulación-floculación. “Para RILES con altos contenidos de materia orgánica sigue un tratamiento biológico aireado, y si existe contaminación fecal deben desinfectarse principalmente con coloración u otro sistema, como UV y Ozono. Algunos contaminantes específicos requieren de tratamientos específicos”, detalla.

Normativa: Punto de partida para la gestión eficiente

El artículo 16 del DS 594 impone a los establecimientos industriales la prohibición de descargar en alcantarillados o cursos de agua, RILES radiactivos, corrosivos, venenosos, infecciosos, explosivos o inflamables. Adicionalmente, se han establecido normas de emisión para la regulación de contaminantes presentes en RILES que se evacúen en alcantarillados, aguas superficiales y subterráneas.

Pero, ¿quién fiscaliza? En el caso de la descarga a redes de alcantarillado, las empresas sanitarias son los organismos encargados de la fiscalización, sin embargo también puede hacerlo la SISS, gracias a sus facultades de inspección y supervigilancia. Asimismo, si se trata de descargas a cuerpos de agua superficiales y descargas de residuos líquidos a aguas subterráneas, el organismo encargado también es la SISS.

Enero 2013
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