Las redes húmedas contra incendio corresponden a tuberías, generalmente de acero, que contienen agua a presión y que se acoplan a un suministro de agua (sistema de bombeo, estanque) y dispositivos de descarga (mangueras). Cada uno de los componentes de la red húmeda debe estar dimensionado de acuerdo al caudal de agua y el tiempo de aplicación, para lo cual existen normas de diseño.
En Chile, como lo indica la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), los criterios de diseño para redes húmedas a instalar en las edificaciones cubiertas por este código, se establecen en el Reglamento de Instalaciones Domiciliarias de Agua Potable y Alcantarillado (RIDAA). Básicamente, se exige que en los inmuebles destinados a la reunión de personas y en edificios de 3 o más pisos, se debe disponer, como mínimo por piso, de una boca de incendio (carrete de manguera de incendio) de 25 mm de diámetro conectada a la red de distribución de agua del edificio. Además, solicita que ningún punto a proteger quede a más de 25 m de la boca de incendio. Para el cálculo de la red, se menciona una presión mínima de 8 mca requeridos en la salida de la manguera (si se supera los 25 m) y que deben considerarse al menos dos bocas descargando simultáneamente.
Algunas variables quedan sin especificarse, como los requisitos del sistema de bombeo, flujos, dispositivos de control de presión, mantención, pruebas, entre otras.
Consideraciones de acuerdo a la NFPA
Como base para el diseño de redes húmedas (y en general, para sistemas de protección contra incendios), se debería considerar, por ejemplo, lo establecido por la National Fire Protection Association (NFPA), que publica tanto códigos como normas de diseño. Las NFPA 1 y NFPA 101 establecen las necesidades de protección para los diferentes tipos de edificaciones, mientras que las demás normas incluyen los criterios de diseño y requerimientos mínimos para el funcionamiento confiable de los sistemas.
La NFPA 14 establece tres tipos de redes húmedas según el dispositivo de descarga:
Sistema clase I: el que provee conexiones para manguera de 65 mm de diámetro (2 ½”) para uso por el Cuerpo de Bomberos.
Sistema clase II: el que provee conexiones para manguera de 38mm de diámetro (1 ½”) para uso de personal entrenado y bomberos.
Sistema clase III: combinación de los dos sistemas anteriores.
Tabla N °1. Frecuencia de inspección, prueba y mantención para sistemas de tuberías.
(Resumen de Tabla 6.1.1.2 y Tabla 13.1.1.2 de NFPA 25ª versión 2014. Sólo referencial.
Para mayor información revisar la versión de la norma disponible en www.nfpa.org)
Las presiones de diseño señaladas por la norma extranjera son mayores a las solicitadas nacionalmente (65 psi o 45 mca, para mangueras de 1½” y 100 psi o 70 mca, para mangueras de 2½”), por lo tanto, los flujos liberados también son superiores (100 y 250 gpm, respectivamente), mejorando la probabilidad de éxito en la extinción del fuego. Cabe señalar que NFPA permite el uso de mangueras de 1” solo en ocupaciones de riesgo ligero.
En cuanto al suministro de agua, esta entidad indica un sistema de bombeo automático, estanques gravitacionales, e incluso permite la conexión al sistema público siempre y cuando las presiones y flujos sean los adecuados para el sistema. Al comparar los requerimientos de los sistemas clase I, clase II y clase III con la presión mínima disponible en la tubería de distribución en la red local (15 mca para caudal máximo según NCh691.Of98), no se asegura la presión requerida por estos sistemas, por lo que en Chile no sería recomendable la conexión a la red de agua potable.
La NFPA considera en cada una de sus normas de diseño los requisitos de aceptación de los sistemas (pruebas hidrostáticas, pruebas de capacidad de flujo, por mencionar algunas). Además, cuenta con el estándar NFPA 25, que establece los requisitos mínimos de inspección, pruebas y mantenimiento, tanto para red de tuberías, sistemas de bombeo y otros (Tabla N° 1).
En Chile, no existe normativa similar. Generalmente es el Cuerpo de Bomberos el que verifica la existencia de la red considerando los requerimientos del RIDAA mencionados anteriormente. No se evalúa el diseño y no se controla la mantención de los sistemas a lo largo de los años. Así, con el paso del tiempo, las redes empiezan a presentar fugas, oxidación, problemas de presión, lo que conlleva a una operación deficiente en caso de incendio.
A pesar de las observaciones anteriores, se debe destacar que en Chile, para ciertas construcciones, sí es obligatorio contar con un sistema de red húmeda diseñado según la normativa norteamericana. Así, por ejemplo, el DS 78, Reglamento de Almacenamiento de Sustancias Peligrosas, en uno de sus artículos define que en almacenamientos mayores de 500 t de sustancias peligrosas, deberá existir una red húmeda con reserva de agua de 60 minutos y un sistema de respaldo de energía, y deberá estar construida según normas NFPA (artículo 40).
Factor humano
La red húmeda requiere del factor humano para su operación. Se cuente o no con un sistema de alarma, siempre será una persona la que tome una manguera y dirija el caudal de agua hacia el fuego. Y esto será posible siempre y cuando:
Existan en el lugar personas aptas para operar la red.
Las personas tengan conocimiento del inicio del incendio y del lugar de origen a través de algún sistema de alarma (parlantes, campanas de incendio, voz).
Las personas tengan conocimiento de la ubicación de los dispositivos de descarga, puedan acceder a él y sepan cómo usarlos.
Es así que la sola disposición de mangueras en un plano de planta durante la etapa de diseño de un proyecto, no asegura una protección adecuada frente al fuego, aunque se cumpla el requerimiento normativo. Es por ello que, por ejemplo, la normativa especializada extranjera solicita complementar con sistemas automáticos de detección o extinción (rociadores), dependiendo de las características del recinto, ocupación, entre otros factores a considerar.
Conclusiones
En resumen, la normativa nacional ordena la necesidad de instalar redes húmedas contra incendio sin establecer criterios claros para diseño, inspección, pruebas y mantenimiento. Solo contiene consideraciones de diseño mínimas que, comparadas con las normas extranjeras (NFPA), calificarían como instalaciones para “riesgo ligero”. Con respecto al suministro de agua, no se recomienda conectar la red húmeda a la red de agua potable.
Para el diseño de la red se sugiere utilizar los documentos técnicos internacionales, tales como los elaborados por NFPA, que cuenta con información detallada en cuanto a necesidad de uso y criterios de diseño.
Junto a lo anterior, se propone evaluar el uso de sistemas activos complementarios (tales como detección automática o rociadores), con el fin de disminuir los daños a las personas y pérdidas económicas en caso de incendio.
Artículo gentileza de Miguel Ángel Pérez y Sebastián Norambuena, ambos de Idiem.