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INCENDIOS EN LA INDUSTRIA
En la búsqueda de la protección integral

En cosa de minutos el fuego puede arrasar con una planta industrial, lo que se agrava al no contar con medidas de mitigación adecuadas. De este modo, un incendio puede representar no solo la pérdida de bienes materiales, sino también de vidas humanas, tanto dentro de la instalación afectada como a su alrededor.

Dependiendo de las características del edificio, planta o fábrica que afecte, un incendio tendrá comportamiento y consecuencias únicas. De ese simple principio, se comprende la necesidad de reconocer fielmente los puntos de riesgo del establecimiento para contar con una efectiva protección contra incendios. Considerando el gran abanico de factores que puede incidir en el comportamiento del fuego (como los materiales manejados en el recinto, la arquitectura y el lugar de emplazamiento, entre otros), esta tarea se configura como un panorama complejo. Sin embargo, al seguir las tendencias actuales, es posible abordarlo de manera integral y sistematizada, teniendo como foco final mantener un funcionamiento normal de los procesos de la empresa.

Por dicha razón, la Ingeniería contra Incendios ha cobrado gran importancia en los últimos años y generado un gran desarrollo en varios países desarrollados, como EE.UU. y Alemania. Al respecto, Víctor Ruiz, Especialista en Seguridad contra Incendios de la ACHS, enfatiza en la importante misión de esta disciplina de identificar los riesgos de incendio de una construcción o instalación y permitir el diseño de sistemas de control efectivo que prevengan y extingan incendios. “Su aplicación es importante para proteger las vidas de los ocupantes y bienes del edificio o industria”, menciona.

“La Ingeniería contra Incendios está orientada a aportar una mirada de fundamentos a todas las aristas que tienen los incendios, desde la ignición de un material, el crecimiento de las llamas y el movimiento de humos, hasta el comportamiento estructural y la generación de calor, entre muchas otras variables. Todos estos aspectos obedecen a reglas físicas y por lo tanto, son en parte sujetos de ser conocidos de antemano”, explica Rodrigo Aravena, Gerente de Unidad Ingeniería de Protección Contra el Fuego de Dictuc.

Dentro de este contexto, el análisis de los focos de riesgo es una de las tareas de mayor relevancia. “Es común que la normativa (códigos de construcción, decretos y otra regulación) o incluso las compañías de seguros establezcan un piso mínimo de medidas que obligatoriamente deben implementarse para focos determinados. Fuera de eso, es posible identificar riesgos que, por ser demasiado específicos, no logran ser cubiertos por la normativa”, precisa Aravena.

Según el profesional, es común que en ese proceso se incluya tanto la experiencia propia de una determinada instalación, como el conocimiento de expertos en temas de incendio.

Al respecto, Rolando Galleguillos, Prevencionista de Riesgo de Mutual de Seguridad CChC, añade que, para identificar las principales causas de estos siniestros, es necesario evaluar cada uno de los escenarios posibles, considerando focos como instalaciones eléctricas, materiales o líquidos inflamables o combustibles, falta de orden y aseo, fricción en ciertos procesos, chispas mecánicas, superficies calientes, llamas abiertas, chispas de combustión, electricidad estática, incluso el uso de cigarrillos y fósforos, por mencionar algunos.

En el ámbito de los sistemas de protección contra incendios, “no existe una panacea”, enfatiza Aravena. “Cualquier sistema o dispositivo, tiene un campo de acción que no permite eliminar todos los riesgos, por lo que normalmente se requiere tomar más de una medida”, insiste.

Entonces, para asegurar el más alto grado de protección posible, el profesional de Dictuc recalca la importancia de que las medidas de prevención o mitigación posteriores se enfoquen del modo más coherente posible a la evaluación inicial de riesgos, alineándose con los requerimientos reales y específicos del lugar a resguardar.


Sistemas e innovaciones

En los últimos años, la Ingeniería contra Incendios ha logrado grandes avances gracias al desarrollo de la tecnología. De hecho, ya existen diversos software para, por ejemplo, calcular la producción y desarrollo del humo durante un incendio, estimar la resistencia al fuego de una estructura, o incluso simular el proceso de evacuación de personas

Asimismo, cada día aparecen sistemas y equipamiento contra incendios, en protección tanto activa (para suprimir activamente un incendio) como pasiva (para contener su propagación), aunque la tendencia pareciese favorecer más el desarrollo de los primeros. “En algunos aspectos, los sistemas de protección pasiva están regulados por normativas (pasillos, escaleras, ancho de pasillos, puertas, etc.). En cambio, los medios activos -que, en definitiva, son los que interactúan con el fuego- se presentan de distintas formas, desde la extinción de incendios (con gas o agua); la centralización del control y detectores automáticos de humos, de llamas o de calor (según las materias contenidas en el local) hasta equipos y accesorios de defensa contra el fuego (como extintores, mangueras, etc.)”, manifiesta Galleguillos.

A juicio de Aravena, la tendencia actual está orientada a aumentar los esfuerzos para dar coherencia a las medidas existentes respecto a los riesgos reales. “Es decir, si se decide realizar una importante inversión en un sistema automático de extinción de incendios, ¿qué tan razonable es que no se incorpore todo el sistema dentro de un plan estructura de mantención y prueba?”, ejemplifica. “En este caso, lo importante no es la actividad de mantención del sistema de extinción en sí misma, sino el ejercicio que permite distinguir que su mantención es una actividad crítica dentro del mapa de riesgos. Ese mismo ejercicio permite priorizar las actividades, mitigar los riesgos y racionalizar el uso de recursos”.


Respaldo de las normativas

Los profesionales consultados concuerdan en que las normativas resultan elementos fundamentales para la implementación de métodos de prevención de incendios, en especial los estándares internacionales por su mayor profundidad técnica y actualizaciones periódicas. En este campo, la National Fire Protection Association (NFPA), fundada en 1896 en EE.UU., es la principal fuente a nivel mundial, y normativas de diferentes países se basan en sus estándares.

Para Ruiz, de la ACHS, la importancia de la entidad estadounidense radica “en la creación y mantención de normas y códigos en que participan representantes multisectoriales, incluso particulares. De esta forma, la mayoría de sus normas cuentan con un comité técnico que constantemente las revisa y actualiza, lo que la lleva a la vanguardia internacional con las mejores prácticas de protección contra incendio y la vida”.

Por su parte, Galleguillos, de Mutual de Seguridad, opina que las normas NFPA no deben ser las únicas a tomar en consideración, pues “los gobiernos locales promulgan normas adicionales que adaptan la normativa nacional a las particularidades de su zona”. En la misma línea, Aravena, del Dictuc, reconoce el valor de la NFPA como una muy buena fuente de normas y documentos técnicos, pero advierte que “lo fundamental es siempre generar un conocimiento previo a partir del que se definan los aspectos a normar. De nada sirve copiar normas sin tener mayor entendimiento de ellas”, sentencia.

Marzo 2016
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