Por Sergio Albornoz Godoy, Jefe Departamento Desarrollo Técnico Academia Nacional de Bomberos.
Realizando una asesoría en evacuación de emergencia a un hospital del país, consulté sobre qué sistema utilizaban para alertar a los trabajadores, y me indicaron que aunque existía un equipo de parlantes que estaba en todas las dependencias y por el cual se podía entregar mensajes verbales, este había sido deshabilitado por el mal uso que se le dio al sistema (recados personales, citas sociales e incluso bromas), lo que desvirtuó su utilidad original.
En la actualidad, dicho hospital solo cuenta con alarmas parciales (que se escuchan en un sector determinado de un servicio, como ala sur del cuarto piso, ala poniente del segundo piso, etc.) de acuerdo al concepto “código azul” destinado exclusivamente a emergencias médicas, quedando cualquier otra situación que altere el normal funcionamiento del lugar y ponga en riesgo a las personas (trabajadores, pacientes, visitas, otros) sin posibilidad de ser alertada en forma oportuna y masiva.
Esta situación es la demostración evidente de la falta de un sistema de alarma integrado, que responda en forma eficiente a situaciones que ameriten la actuación de uno o más servicios en forma coordinada ante amenazas para la vida y la propiedad. Y, lo que es peor aún, de la falta de conciencia de algunas personas que le dieron mal uso al sistema y que motivaron su eliminación. Entre los problemas informados por los usuarios sobre el antiguo sistema, se mencionó la incomodidad que les generaba a las personas dar los mensajes por los parlantes, situación que puede ser resuelta fácilmente disponiendo de mensajes grabados de acuerdo al tipo de emergencia o realizando capacitación a los encargados de manera que “pierdan el miedo” a hablar por el sistema y ganen confianza y habilidad.
Importancia de las alarmas de evacuación
Enfocándonos en el problema de fondo, debe enfatizarse que lugares de concurrencia masiva de personas, y especialmente los que tienen “pacientes no valentes” (que no pueden evacuar por sí mismos) como hospitales, asilos y guarderías, deben contar con un sistema de alarma y evacuación eficiente para alertar a los ocupantes, tanto para salir en forma oportuna como para activar a los funcionarios que deban asistir a estas personas que no se valen por sí mismas.
Este sistema de alarma, de acuerdo a referentes internacionales como NFPA 72, debe cumplir con características mínimas, entre las que destacan:
Debe ser escuchado en todas las dependencias del lugar, incluso con las puertas cerradas.
Debe ser parte de un sistema integrado con detectores de incendio, pulsadores manuales de alarma, sirenas, balizas y otros medios de aviso.
Debe ser administrado desde un lugar ocupado por personas mientras el recinto se encuentre en funciones.
Las canalizaciones por donde se transmiten las señales deben ser resistentes al fuego por una cantidad de minutos que garantice la evacuación de los ocupantes.
Debe contar con una fuente de energía que funcione cuando se corte el suministro eléctrico normal.
Debe contar con sistemas de alerta redundantes (sonoro y visual), que alerte a personas sordas.
Normalmente, el sistema de alarma, conocido como “sistema de audio evacuación”, emite un tono de alerta por unos segundos para captar la atención de los ocupantes y luego se envían los mensajes grabados con las instrucciones o el encargado en la sala de control las relata directamente, repitiéndolas varias veces.
Esto se refleja en el artículo 4.3.8 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, el cual estipula que en todo edificio de 5 o más pisos de altura, cuya carga de ocupación sea superior a 200 personas, se deberá instalar un sistema automático que permita detectar oportunamente cualquier principio de incendio y un sistema de alarma que permita, en caso de emergencia, alertar a los usuarios en forma progresiva y zonificada según convenga.
Esta conveniencia debería estar basada en privilegiar las zonas que presenten mayor riesgo para los ocupantes, punto especialmente sensible en caso de incendios donde los productos de la combustión avanzarán rápidamente desde el punto de origen para tender a llenar los espacios desde arriba hacia abajo, bloqueando las salidas si estas no tienen el diseño adecuado.
Solo podemos concluir que los sistemas de alarma deben ser integrados (vale decir, un solo sistema de alerta para todo un edificio), conocidos por todos los ocupantes, tener una codificación simple, ser sometidos a pruebas periódicas y mantenimiento profesional por parte de empresas calificadas, que aseguren que se mantendrá en funcionamiento cuando sea necesario, es decir, en una emergencia.