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MONITOREO AMBIENTAL Y CONTROL DE POLVO
Los desafíos de un futuro responsable

Las emisiones industriales pueden afectar gravemente la salud de los trabajadores, las comunidades aledañas y el medioambiente, por lo que el monitoreo y control de polvo se ha transformado en una herramienta fundamental. En Chile, existen las tecnologías necesarias, pero aún falta una mayor conciencia para enfrentar sus problemáticas.

Conocidos son los daños para la salud humana que pueden provocar el polvo y la contaminación que generan los procesos industriales, y aunque se ha avanzado en los últimos años, aún es necesario dar pasos significativos en varios niveles para su efectivo control. En este sentido, una de las mayores dificultades que enfrentan los actores en este campo, es la falta de una cultura global que permita incorporar medidas de largo plazo, que acompañen los proyectos industriales desde su concepción.


Conciencia y educación

A juicio de Ramón Rada, Gerente General de Dust A Side, la problemática del polvo no se relaciona tanto con las normas y la legislación, sino con un escenario de conflicto socio-ambiental. “No hemos logrado alcanzar una cultura de control de polvo, a diferencia de otros países, donde ya está presente en los estudios de pre-factibilidad de los proyectos y los sistemas de mitigación, para garantizar una línea operacional sin polvo, son definidos desde las bases”, explica.

Ramón Rada, DUST A SIDE.
Rodrigo Valenzuela, EQUIPEX.
Juan Francisco Vega, MICOMO.
Sven Jacob, AMBITEC.
Nella Marchetti, MINSAL.
Gastón Aliaga, mRISK.
Alvaro Pino, PIMASA.
Juan Carlos Flaquer, K+S.
Luis Valenzuela, ACHS.
Camilo Puig, UASVISION.

En ese sentido, Rodrigo Valenzuela, Gerente Comercial de Equipex, afirma que aún existe mucho desconocimiento. “Estamos hablando de procesos productivos que, como tales, traen la generación de polvo consigo y, por ende, todas las acciones que actualmente se desarrollan son correctivas. Existe poca integración al interior de estos procesos, donde cada una de sus partes genera emisiones; por eso, es necesario un desarrollo integral de los proyectos desde su génesis, de modo que se pueda evaluar y tomar las medidas necesarias para que tengan el menor impacto posible tanto a nivel social como ambiental”.

Para Juan Francisco Vega, Environmental Project Leader de Micomo, “esas condiciones de operar sobre situaciones ya existentes, son parte de nuestro trabajo; tenemos que convivir con esa realidad, tratando de hacer penetrar el tema como lo hizo la seguridad en las minas, formulando herramientas que sean un aporte para ellas”.

Por eso, para Sven Jacob, Gerente Técnico de Ambitec, “se debe considerar la ética, pues encontramos empresarios que se dan cuenta del problema y lo enfrentan por iniciativa propia, mientras otros solo actúan obligados por las fiscalizaciones. Sin embargo, independientemente de cuál sea la situación, hay que enfrentar este tema, porque quien sufre es la persona y su salud”.


Productividad y contaminación

Otra de las barreras que impiden la aplicación de medidas eficientes para el monitoreo y control de polvo, están relacionadas con la idea común de que la producción intrínsecamente genera contaminación; entonces, romper con esa creencia es una responsabilidad que comparten todos los participantes de este sector. Al respecto, Nella Marchetti, Asesora Técnica del Departamento de Salud Ocupacional del Minsal, comenta que “hay criterios colectivos que consideran que la productividad tiene como consecuencia ineludible la contaminación, y eso, sumado a la falta de políticas públicas que apunten a que sea tomado como un problema de la agenda diaria, influye en las situaciones que hoy enfrentamos. La tecnología para su control existe, pero no todos están dispuestos a invertir en ella, y faltan recursos para realizar los controles necesarios. Nos falta cultura y políticas públicas fuertes”.

Según Gastón Aliaga, Product Manager de mRisk, todo está relacionado con la cultura. “Entendiendo que son temáticas que tienen un fuerte impacto social; es fundamental que las empresas tomen conciencia desde un principio de que es posible anticipar las soluciones y de que es mucho más costoso no implementarlas a tiempo”, comenta.

Para el ejecutivo de Micomo, “educar es sumamente importante, e incluir a la comunidad y a las personas que diariamente trabajan en las industrias, considerando que cada faena tiene características especiales. Por ejemplo, en el caso de los pronósticos, cada punto tiene especificidades que hacen que el polvo se disipe o se mantenga, y desde ahí, tenemos que partir educando a la comunidad, los trabajadores, las gerencias y los organismos fiscalizadores del Estado”.

Al respecto, Álvaro Pino, Gerente Área Ambiental de Pimasa, sostiene que quienes trabajan en este campo tienen un rol muy importante en educar a la población respecto de los beneficios de su control. “Se debe educarlos sobre lo que significa estar expuestos al trabajar en una faena que no tiene control de polvo. En ese sentido, también recae sobre nosotros la capacidad de innovar y adecuar nuestros productos y soluciones para la industria transversalmente”, agrega.

En general, “el tema ambiental es aún bastante incipiente en el país y los proyectos contienen errores; no hay una base cultural o profesional suficiente para controlar en forma correcta el tema y a nosotros nos ha tocado, en ocasiones, tener que corregirlos”, afirma Jacob.


Responsabilidad compartida

En este punto, también hay que tener en cuenta que la legislación y las normas al respecto, muchas veces son dictadas para resolver una problemática particular, condicionadas por los recursos existentes, sin proyectarse hacia el futuro.

En ese sentido, Juan Carlos Flaquer, Head of Chemical, Mining, Road & Tech, Support de K+S, explica que “los mayores emisores de polvo son los movimientos de tierra, y actualmente los mayores responsables de esto son los ministerios de Obras Públicas y de Vivienda, cuando construyen calles y carreteras no pavimentadas. Es ahí donde tenemos que encontrar los materiales adecuados para estabilizarlos, de modo que las emisiones de polvo sean menores, lo que sin duda pasa por un tema económico, ya que los presupuestos con que cuentan son acotados”.

Según Luis Valenzuela, Especialista en Ingeniería Ocupacional de la ACHS, “todo está relacionado con que nuestro país no posee los recursos necesarios para proyectar en forma eficiente, por ejemplo, un camino rural pavimentado. El tema es educacional y mientras no tengamos como sociedad un nivel cultural que nos permita tener conciencia de la gravedad de la exposición a ciertos contaminantes y los responsables no estén pensando que la solución al problema tiene que ser proyectada desde el inicio, no podremos avanzar seriamente. Por esa razón, la legislación se ha ido adecuando a la problemática y haciendo más restrictiva, creando normas y protocolos de higiene para los agentes más críticos, pero la falta de control pasa principalmente por la etapa de diseño y por la disponibilidad de recursos”.

En este punto, Rada sostiene que “el Estado tiene una responsabilidad muy importante, porque las normas que se están estableciendo determinan un estándar, pero en ocasiones no se conversa con la industria. Hay que entender que un proceso de desarrollo implica integralidad y que es necesario comprender el país en el que uno vive, pero también se debe pensar en el que uno quiere vivir”.


Traspasando buenas prácticas

Como en otros aspectos, la gran minería es un ejemplo en el campo del monitoreo y control del polvo. Desde hace muchos años, ha incorporado en su quehacer temas como la seguridad, la higiene ocupacional y, hoy, sustentabilidad y medioambiente, por lo que las buenas prácticas que se recojan de su experiencia pueden ayudar a otros a mejorar sus procesos.

Según el ejecutivo de K+S, “la gran minería en Chile ha sido una experiencia positiva de la cual podemos aprender mucho, trasladando esa experiencia a las ciudades y a otras industrias”. Por su parte, Rada añade que “la difusión de buenas prácticas ayudan enormemente para crear líneas de acción para quienes están enfrentando el desafío por primera vez. La minería tiene estándares muy altos y es un muy buen ejemplo, pero también tiene costos asociados a esas prácticas que son muy distintas a otras industrias, por lo que hay que buscar los mínimos comunes”.

Francisco Escobar, DUST CONTROL.
Miguel Orellana, Algoritmos SPA.

Para la experta del Minsal, “la gran minería trabaja en condiciones excepcionales, por lo tanto no es aplicable a todas las actividades del país. Hay que buscar las especificidades que puedan ser aplicadas en otros sectores”. A juicio de Aliaga, esto es fundamental, pues “las comunidades actualmente están mucho más vivas y preparadas para responder a estos temas. De hecho, frente a la instalación de nuevos proyectos existen organizaciones que incluso las preparan para que se activen frente a las problemáticas que pueden surgir”.

Respecto a las emisiones, según el experto de la ACHS, “existe mucha información de casi todos los procesos que generan emisiones, sobre todo en el ámbito minero; el problema pasa por los recursos que hay que incorporar para poder controlar el tema de manera de evitarlas. Por otra parte, la legislación también existe, pero los recursos de fiscalización son limitados para el control de estos procesos”.

Según Camilo Puig, Gerente General de Uasvision, “lo más complejo es que la conciencia llegue hasta el responsable de la toma de decisiones”, agregando que “son muy pocos los que invierten e investigan para un desarrollo sustentable”.

Desarrollo sustentable que debe involucrar a toda la sociedad, que debe buscar y exigir un manejo eficiente y responsable de los recursos, incentivando cada vez más la incorporación de nuevas tecnologías, metodologías y procesos que nos permitan proyectar el país en el que queremos vivir.

Agosto 2015
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