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OHSAS 18001/ISO 45001
Los desafíos de una nueva metodología
para gestionar seguridad y salud ocupacional

Las normas internacionales de gestión son una herramienta para proyectar y orientar de mejor forma la organización. En temas de seguridad laboral, las OHSAS 18001 también deben ser vistas desde ese prisma, aunque hay ocasiones en que los conceptos no soy bien entendidos.

Hoy en día, el motor de las organizaciones es la gestión de procesos y, en razón de ello, determinar sus actividades, la interacción entre ellas, los recursos necesarios, las funciones externas (mayormente tercerizadas), ha generado mayores logros en términos de eficacia -y eficiencia en los mejores casos-. Para esto, es indispensable la definición de objetivos concretos y la planificación de actividades, métodos de medición y/o monitoreo, y el uso de otras herramientas conocidas.

El solo hecho de manejar los aspectos conocidos de sus procesos, pero expresados en objetivos y mediciones de desempeño, es una gran diferencia respecto a los antiguos métodos de control. Es en este contexto donde aparecen las normas internacionales como una herramienta para la Alta Dirección (o gerencias de alto nivel), de modo que puedan orientar de mejor forma las proyecciones de una organización. Así, no solo las Normas ISO cobran un gran valor dentro del contexto organizacional donde son proyectadas, sino que otras normas técnicas (como NIOSH, ANSI, NFPA, entre otras) también han demostrado entregar resultados dentro de los ámbitos que atañen a cada una de ellas.


Revisión de los procesos

Para entender el funcionamiento de una “norma”, desde el marco conceptual de su orientación y objetivos, requiere de grandes desafíos por parte de las empresas donde han sido implementadas. Estos enfoques tienen como eje central los ámbitos de “gestión” y “procesos”, conceptos que si bien están presentes en nuestro vocabulario, no siempre son correctamente abordados.

La norma OHSAS también hace uso de un vocabulario “complementario”, pero para entender el estándar OHSAS 18001, necesariamente se deben no solo conocer estos conceptos, sino que la organización en general necesita adaptar y cambiar algunas definiciones hasta ahora conocidas, las que se han sido revisadas, analizadas y nuevamente publicadas para un mejor entendimiento.

Al respecto, la gestión de seguridad y salud ocupacional es un anexo a la gestión de procesos, al igual como lo es la gestión ambiental, de alimentos, seguridad de la información, etc., por lo tanto, OHSAS toma como referencia definiciones ya en uso por otros sistemas de gestión. El problema subyace en que, pese a que los conceptos son conocidos, no son correctamente aplicados, teniendo como resultado errores en la identificación de peligros, emergencias que no dicen relación con los peligros identificados, faltas en las investigaciones de incidentes, poca profundidad en los análisis de causa, entre otros.

Hay muchos casos en los que las dificultades o incumplimientos normativos, se han debido a temas interpretativos, pero lo más complejo ha sido el “cambio de switch”, la conexión con estas nuevas herramientas y la orientación que tiene esta norma, ya que con la versión del año 2007 se incorporó la evaluación conductual y de otros factores humanos que puedan afectar a la seguridad y salud del personal, los métodos para priorizar la gestión de controles, la diferencia entre un control ingenieril y uno administrativo, las evaluaciones de efectividad en los controles operacionales, la integración de estos controles, pero por sobre todo, la gran diferencia en la definición de “incidentes” y “riesgo”, muy distante de las definiciones anteriores.

Esto también es una realidad paralela que pasa con las capacitaciones: simplemente se realizan porque sí, pero no hay un contenido que aporte objetivos concretos. Las metodologías para detección de necesidades de capacitación son el revisar cursos a realizar durante un período de tiempo, de acuerdo a los temas ofrecidos por las mutualidades, en vez de ser parte del análisis de los procesos y sus necesidades en términos de conocimiento y concientización. Después de todo, esta no se consigue con filosofía, sino que plasmando tanto cualitativamente como cuantitativamente los potenciales resultados del alejarse o no cumplir con las necesidades de un proceso.

Más complejo resulta el entender la dificultad que sufren los especialistas de estas áreas para incorporar los conceptos y nuevas metodologías para gestionar seguridad y salud ocupacional, y cómo los procedimientos son muchas veces abordados con más contenido filosófico que técnico-práctico.


Lo nuevo en normativa

En agosto de 2013, ISO anunció la conformación del Comité PC 283, a cargo de los temas de Seguridad y Salud Ocupacional y, por ende, de la creación de la norma ISO 45001:2016, la que reemplazará la conocida OHSAS 18001:2007. A su vez, el anexo SL de la norma ISO 9001:2015 ya entregó los lineamientos estructurales que incorporarán todas las normas ISO para mejorar la interacción entre las mismas, por lo que la nueva gestión de seguridad seguirá siendo complementaria a la gestión de procesos, entregando a la organización una visión mucho más global, pero a su vez, con el suficiente detalle para poder gestionar aquellos peligros que puedan tener un impacto significativo en la salud y seguridad de su personal.

Además, la definición conceptual del “lugar de trabajo” está siendo revisado, aunque la aplicación conforme a OHSAS 18001:2007 ya aclaró que se refiere al lugar donde una persona ejecuta sus labores, independientemente del alcance declarado por una organización. No obstante, muchas de estas últimas insisten en excluir áreas, sabiendo que están en un error. Algo similar ocurre con el concepto de “peligro”.

La orientación general de estas normas es el negocio, ya sea en términos de producto o servicio, y ambos son el resultado de procesos direccionados en función de objetivos. El camino de la gestión moderna apunta a la sustentabilidad de los negocios, en vez de buscar solo cumplir, porque hay un requerimiento o una posible sanción. La importancia de contar con un buen sistema de gestión radica en eso, en una real orientación al mejoramiento, una mejor planificación, una mejora en la asignación de los recursos, pero también en la concientización, tanto de los especialistas del área seguridad como de su personal operacional.


Artículo gentiliza de Fernando López Vera, Jefe de Proyectos y Consultor Senior de LW Consulting.
Agosto 2015
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