Klaus Grodeke.

En Chile, estamos recién empezando a regularizar el rubro del transporte vertical con normas actualizadas para escaleras mecánicas, pasillos rodantes y ascensores nuevos, así como para las exigencias en caso de sismo y para la inspección de los ascensores instalados. En el caso de la nueva normativa para los equipos nuevos, ésta conlleva requerimientos adicionales para proteger los pasajeros contra un movimiento indeseado (descontrolado) de la cabina y sobrevelocidad en subida, llegando al nivel de seguridad de la Unión Europea (aunque quedan varias normas europeas por adoptar para regular la totalidad de equipos de transporte vertical en nuestro país).

La Ley 20.296 del 23 de octubre de 2008, definió el marco legal para el transporte vertical y se estima que a fines de este año, se publicará una actualización de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción, que definirá la obligación de las normas, el calendario de la certificación y varias otras exigencias. Estas medidas mejorarán notablemente la seguridad de los usuarios y, en forma considerable, la seguridad del personal de mantención.

Un ascensor electromecánico está equipado con varios dispositivos de seguridad, siendo el más importante el sistema de paracaídas. Desarrollado por Elisha Graves Otis en 1853, éste funciona mecánicamente en caso de una rotura de cables de tracción o sobrevelocidad de la cabina en bajada. Un limitador de velocidad detecta el exceso de velocidad y dispara mecánicamente varias cuñas que frenan la cabina más o menos violentamente. Otro elemento es el freno electromecánico que detiene mecánicamente la polea de tracción en caso de falla o falta de energía.

Tanto en la parte superior de la caja de ascensores como en el pozo, se hallan los finales de recorrido, interruptores mecánicos que generan una parada de emergencia cuando la cabina se pasa de sus paradas extremas. Si esta no fuese suficiente, se encuentran en el pozo los amortiguadores, diseñados para absorber el impacto de la cabina con velocidad y carga nominales. Cuando se exceda la carga máxima del equipo, se pueden generar accidentes de gravedad.

Las puertas también cuentan con dispositivos de seguridad, como el de enclavamiento (que impide la apertura de la puerta de piso cuando la cabina no se encuentra), y los contactos de seguridad (uno, para detener al ascensor en caso de no estar la puerta enclavada, y otro, en caso de abrirse la puerta). Solo el conjunto de todos garantiza un funcionamiento seguro.

En la entrada de la cabina, existe, por lo menos, una fotocelda que detecta el paso de una persona e impide el cierre de la puerta. Desde hace muchos años, se instalan mallas infrarrojas que generan una cortina continua para detectar obstáculos por toda altura de la entrada y evitar eventuales golpes causados por la puerta a los pasajeros. Es recomendable reemplazar las fotoceldas por estas mallas.

Adicionalmente a los elementos de seguridad obligatorios, una gran cantidad de ascensores ya dispone de un pesacarga, que puede detectar una sobrecarga en la cabina e impedir la partida del ascensor, evitando problemas de funcionamiento o de sobrevelocidad. A pesar del dispositivo, se debe respetar la capacidad máxima permitida.

En cada ascensor, también debe existir, a lo menos, una alarma sonora para avisar casos de emergencia dentro de la cabina. Está prevista la obligación de contar con un citófono para comunicarse con la conserjería y la sala de máquinas, el que debe revisarse diariamente y mantenerse siempre operativo.

Para asegurar la seguridad del ascensor, es importante ejecutar una mantención preventiva mensualmente. Esta debe ser realizada por una empresa seria, responsable e inscrita en el registro del MINVU y que aplique una pauta de mantención con pruebas periódicas de seguridad.