Frente a la ocurrencia de un accidente, los protocolos internos de seguridad de una empresa deben facilitar que los afectados sean atendidos de manera rápida. Sin importar dónde se encuentran las instalaciones de la empresa, el equipo profesional debe contar con las competencias necesarias para entregar los primeros auxilios y con el apoyo de equipamiento técnico que permita la atención del accidentado.

Consciente de lo anterior, Andrea Herrera, Directora Nacional de Campos Clínicos de CFT Santo Tomás, explica que las compañías han ido cambiando paulatinamente su visión y han empezado a invertir en complementar el botiquín de emergencia, con equipos especializados de atención médica, creando una sala especializada de emergencia médica. Al respecto, la académica explica que “esta implementación dependerá del riesgo asociado a la actividad del trabajador, es decir, de las características de la organización respecto de su índice de accidentabilidad, fatalidad de los accidentes y elementos que se utilizan en sus labores”.

Según la profesional, la existencia de estos espacios es claramente necesaria en ciertos sectores productivos y de servicios, como grandes centros comerciales, laboratorios con manejo de químicos (u otros elementos de riesgo), empresas mineras, establecimientos educacionales, entre otros.

En tanto, Paulina Carrasco, Enfermera Coordinadora de Atención Abierta del Zonal Centro de Instituto de Seguridad del Trabajo (IST), menciona que la Minería es uno de los sectores industriales que ha demostrado mayor preocupación en la implementación de espacios especializados para atender las emergencias entre sus operarios. “Las compañías con gran número de funcionarios o con grandes riesgos de accidentes laborales, han creado sus Salas de Procedimientos de Enfermería para atender los requerimientos de sus trabajadores. Algunas cuentan incluso con horas de atención médica”, indica.

La importancia de estas salas radica en la entrega de atención oportuna y eficaz una vez ocurrido el evento, estableciendo prioridades de atención y una derivación pertinente a centros de atención de urgencia. Respecto a este punto, el Dr. Mauricio Gaete, Director Médico de la ACHS, sostiene que “según las estadísticas, en la primera hora de sucedido el evento existe una alta mortalidad, asociada a que un 25% de las muertes ocurre por un manejo inadecuado de la emergencia. Peor aún, los afectados son generalmente personas en edad productiva, jóvenes con un núcleo familiar que, al ser afectados, perjudican también a sus hijos y familiares”.

De acuerdo a Ingrid Allers, Secretaria de Estudios de la Escuela de Enfermería de la Universidad Diego Portales, “las salas de emergencias médicas, deberían ser atendidas por una persona con conocimientos básicos en primeros auxilios, como puede ser un técnico o profesional del área de la salud”. A su juicio, estas instalaciones deben estar equipadas con insumos y equipos acondicionados para prestar una atención de primeros auxilios, como por ejemplo camilla, inmovilizadores de partes blandas, compresas frías, aparato para tomar la presión arterial, botiquín de primeros auxilios, guantes, mascarillas, entre otros.

Respecto a los conocimientos que deben poseer los profesionales a cargo, Andrea Herrera comenta que, en general, en las salas con menor complejidad se encuentra un Técnico en Enfermería de Nivel Superior, el que debería contar con:

• Experiencia en atención de urgencia.

• Conocimientos de Triage (proceso con el que se selecciona a las personas a partir de su necesidad de recibir tratamiento médico inmediato cuando los recursos disponibles son limitados).

• Curso de soporte cardiovascular básico (BLS).

• Capacitación en primeros auxilios, curaciones.

• Si se trata de un área industrial/minera/ construcción, de alta accidentabilidad o fatalidad, debiese contarse con un profesional de la salud que cuente con el Curso de Soporte Vital Básico y Avanzado en el Trauma Prehospitalario (PHTLS).

En nuestro país, la normativa vigente que se aplica a espacios de emergencias médicas, explica Gaete, son intersectoriales. “Cabe mencionar, por lo menos, el DS 132 (Reglamento de Seguridad Minero), específicamente en su Art. 74 (siendo también atingentes los Arts. 72 y 73); el reciente Decreto 28 que modifica el DS 594, aplicable a aquellas faenas que operan en altura geográfica, y la ordenanza Nº5267/201 sobre condiciones de seguridad y salud para los trabajadores, referida a mantener medios para atender primeros auxilios, lo que se aplica desde un botiquín hasta una Sala de Procedimientos”, detalla.

Si bien el equipamiento necesario para estas salas dependerá -entre otros factores- de los tipos de riesgo a los que está expuesto el grupo de trabajadores, Andrea Herrera menciona algunos equipos básicos que deberían estar presentes:

• Equipo para control de signos vitales.

• Botiquín.

• Insumos.

• Equipo de inmovilización (Collar de Philadelphia, tabla corta y larga de inmovilización espinal, diversas férulas).

• Desfibrilador.

• Tabla para reanimación cardiopulmonar.

• Otros equipos de monitorización (de acuerdo al riesgo y contexto local).

De igual modo, Gaete cree que para evaluar la implementación de este espacio, “es fundamental que los tomadores de decisión estén bien informados, por lo que es paso obligado una adecuada asesoría, entregada por especialistas en el tema”. Después de todo, como comenta el profesional, una mala decisión puede tener consecuencias insospechadas, que incluso pueden poner en riesgo la sustentabilidad del negocio y la vida de los trabajadores.