Según la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), entre 2013 y 2014 los accidentes laborales disminuyeron en un 6%, reducción que se explica por la fuerte gestión en prevención que están realizando los distintos sectores, aportando a su vez en la disminución de trabajadores fallecidos. De la misma forma, el rubro de la Construcción presenta resultados alentadores, ya que de acuerdo al estudio del Ministerio de Salud realizado entre enero y junio de 2014, la baja de los accidentes fatales fue de un 14% en comparación con el mismo período del año anterior, lo que se tradujo en una disminución de un 57% de las denuncias (de 21 a 12 casos).

Si queremos comparar, en 2013 se registraron 100 accidentes fatales en la Región Metropolitana, de los cuales 55 fueron causados por incumplimiento de la normativa de seguridad laboral. En tanto, en 2014 se presentaron 86 accidentes fatales, 33 de ellos por deficiencias en las medidas de seguridad.

Las causas de estos accidentes fatales son variadas, aunque una de las más graves son las caídas de altura, sumadas a otros incidentes como los accidentes de tránsito, atrapamientos, contacto con calor, contacto con electricidad y golpes por proyección de algún elemento o herramienta.

Es claro que los trabajos en altura son una parte importante de las tareas que existen en los distintos procesos y faenas de construcción, y la minuciosidad y experiencia con que debe contar el trabajador hace muy difícil poder reemplazarlo con tecnología, debido al alto costo que esto significaría. Además, esta representa una de las labores de más alto riesgo, por lo que la gestión preventiva en las distintas faenas debe ser bastante acotada y alineada a la realidad de cada organización en la que se aplique. Esto, sin perder de vista que al instante de tomar alguna medida de control, se debe realizar bajo la mirada técnica de la jerarquía de control de riesgos, partiendo desde la posibilidad de aplicar las primeras tres: eliminación, sustitución y control de ingeniería. Si no es posible ejecutarlas, se debe buscar la manera más eficiente para realizar los controles administrativos y chequear que los elementos de protección personal (EPP) sean de la calidad y resistencia óptima establecida por la normativa para su correcto uso.

Cuando hablamos de riesgos de altura en la construcción, imaginamos labores ejecutadas en grandes edificios y olvidamos el hecho de que al construir una obra menor, de 1,80 m sobre el nivel del piso, ya se está en presencia de este peligro. Por esto, es necesario considerar la definición aprobada por el Ministerio de Salud (Resolución Exenta 1031), la que entrega la guía técnica para la selección y control de equipos de protección personal para trabajo con riesgo de caídas: “Trabajo en altura es toda labor que se realiza a más de 1,8 metros sobre el nivel del piso donde se encuentra el trabajador y que además presenta el riesgo de sufrir una caída libre, o donde una caída de menor altura puede causar una lesión grave”.

Otro de los aspectos que cabe destacar es la disimilitud que se puede emplear entre la seguridad de cada empresa. Generalmente las diferencias de recursos son abismantes, tanto en lo financiero como en sus políticas y cultura de seguridad, lo que ocasiona que para un trabajador que desempeña la misma tarea, las consecuencias en términos del daño sean totalmente distintas, producto de factores como la calidad del arnés de seguridad, el tipo de inducción y capacitación recibida, la supervisión y control de jefaturas de áreas, la calidad de los materiales, entre otros.

En virtud de evitar este tipo de accidentes, las empresas del sector Construcción (u otras que desempeñan labores de altura), cuentan con materiales de apoyo para enfrentar estos peligros, pudiendo minimizar considerablemente la severidad del daño en sus trabajadores o incluso evitar el accidente.

La ACHS ha generado un manual para trabajos en altura, especificando sus causas y las medidas que se deben adoptar, destacando aspectos como salud compatible con el trabajo en altura, formación de trabajadores, sistemas personales para detección de caídas (SPDC), arneses para el cuerpo completo (ACC), equipos complementarios a los ACC, elementos de conexión, puntos de anclaje, uso adecuado de los SPDC, acciones para la supervisión efectiva y análisis seguro del trabajo (AST).

Hoy en día, nuestros fiscalizadores (SEREMI de Salud e Inspección del trabajo) no pueden evidenciar todas las brechas que existen en las organizaciones por incumplimiento a las exigencias legales. Por tal motivo, es importante que los trabajos expuestos a niveles de alto riesgo (altura) cuenten con una supervisión constante y de alto conocimiento, el que permita que sus colaboradores apliquen el concepto del autocuidado y cumplan con las medidas básicas de seguridad (uso correcto de EPP), ya que las consecuencias por acciones sub-estándar, pueden ocasionar pérdidas irreparables para ellos, generando como resultado lesiones incapacitantes e irreparables o la muerte.

Es de esperar que la labor de nuestros expertos en prevención de riesgos siga teniendo un impacto tan positivo como en los últimos años, ya que gracias a ellos las líneas gerenciales de cada empresa han aumentado sus estándares de seguridad, no solo por evitar multas y sanciones por parte de los entes fiscalizadores o para conseguir una certificación, sino por el simple compromiso de proteger su recurso más preciado: las personas.