Realizar faenas peligrosas sin las medidas necesarias de seguridad, pasar muchas horas al día frente a un computador o encerrado en una oficina, puede traer serias consecuencias para la salud de los trabajadores. En este sentido, el Director del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos de la Universidad Santa María Viña del Mar, Claudio Acuña, detalló que en el caso específico de los trabajadores de oficina, revestirían una mayor implicancia las dolencias asociadas a factores de índole musculoesquelética y también de naturaleza psicosocial. “Además, los rubros Comercio y Servicios ocupan el segundo y tercer lugar en niveles de accidentabilidad, de acuerdo a un estudio longitudinal en la materia realizado por la Superintendencia de Seguridad Social (SUSESO), que abarcó los años 2004 a 2013”, agregó.

Pero no solo a enfermedades laborales se exponen los trabajadores, sino también a accidentes que se producen dentro de las empresas. Según un estudio realizado por SUSESO el año 2013, la industria Manufacturera es el área con mayor índice de accidentabilidad, seguida por el Transporte, la Agricultura, la Silvicultura y Pesca, Construcción y Comercio. Sobre este punto, Acuña señaló que “respecto del tipo de accidente, y según la Unidad de Accidentes Laborales del SEREMI de Salud Región Metropolitana, el año 2014, la caída a desnivel, caída de altura, lidera los accidentes graves con un 23%, seguida por los accidentes de tránsito (20%) y las caídas a nivel (20%). Posteriormente, se hallan los atrapamientos (12%) y los contactos con elementos cortantes (11%)”.

Sin embargo, y pese a las cifras entregadas, tanto los accidentes laborales como las enfermedades se pueden prevenir de manera adecuada, siendo la responsabilidad de las empresas entregar las herramientas apropiadas para hacerlo.

“Las empresas deben aplicar la legislación y normativa vigente en la materia. En los últimos años, se ha potenciado en Chile la vigilancia epidemiológica ocupacional, lo que se ha concretado a través de diversos protocolos de acción y guías técnicas ante factores de riesgo específicos que las empresas deben aplicar”, explicó Acuña. Además, el docente añadió que “en virtud de los resultados obtenidos, es posible orientar propuestas de mejora de los puestos de trabajo con asesoría de las mutualidades, así como de otros organismos técnicos propios de la empresa, como los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad y/o Departamentos de Prevención de Riesgos, según corresponda”.

Pese a que las empresas entregan las opciones de prevención de accidentes y enfermedades laborales, los trabajadores también deben cooperar en su autocuidado. “Los seres humanos poseemos distintas personalidades y diversidad de acción ante los factores de riesgo, por lo que más allá de todas las medidas de gestión preventiva que aplique la empresa, los propios hábitos de cada trabajador y gestión personal de prevención de riesgos, así como su nivel de asociación e internalización de estas en su percepción general de vida, serán elementos fundamentales, para reducir los niveles de accidentabilidad, así como de exposición a agentes causantes de enfermedades profesionales en las empresas”, finaliza el experto.