Los requerimientos reglamentarios sobre seguridad contra incendios que deben cumplir los edificios construidos en Chile están indicados en el capítulo 3 del Título 4 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), en el que se especifican tanto los requisitos de protección pasiva como activa. Por lo general, cuando se piensa en este tema se considera, casi en forma natural, que los elementos y sistemas de protección contra el fuego cumplirán su función en potenciales incendios que ocurrirán cuando el edificio ya esté terminado y operativo. Sin embargo, ¿qué pasa durante la construcción?

Los incendios durante labores de construcción, remodelación o demolición constituyen una amenaza que siempre está presente y su potencial de daño o nivel de riesgo es mayor que en el caso de edificios terminados, debido principalmente a la gran cantidad de material combustible o inflamable que suele acumularse en lugares inapropiados; la mayor disponibilidad de fuentes de ignición propias del proceso de construcción (procesos de corte, soldadura, llama expuesta, maquinaria, etc.); la inoperatividad de los sistemas de protección activa (sistemas de detección o extinción) en el caso que sean proyectados; las instalaciones eléctricas y de calefacción provisorias, y el estado de desprotección contra incendios de los elementos estructurales (protección pasiva). También es mayor el riesgo de sufrir incendios intencionales, debido a la alta disponibilidad de material combustible y la facilidad de acceso a las instalaciones.

De países desarrollados, que cuentan con estadísticas relacionadas a la ocurrencia de incendios, podemos obtener que la causa principal de incendios en edificios bajo construcción son los incendios intencionales (40%), mientras que la segunda causa son las llamas abiertas, fogatas o antorchas (21%), y la tercera corresponde a sistemas de calefacción (10%).

El problema principal de los incendios en edificios en construcción radica en las mayores pérdidas económicas por incidente, si las comparamos con las pérdidas sufridas por la mayoría de los incendios habituales. Esto significa que la autoridad, preocupada habitualmente por la seguridad humana y no de los daños materiales, dispone de argumentos válidos para no ser tan rigurosos en exigir medidas de seguridad contra incendios para edificios en construcción. Sin embargo, el potencial de pérdidas de vidas humanas siempre está presente, por lo que deberían requerirse en obras de construcción medidas de seguridad mínimas, lo que no está cubierto actualmente por la reglamentación nacional.

Las consideraciones básicas más importantes que deberían tenerse en cuenta con respecto a la seguridad contra incendios en edificios en construcción, corresponden principalmente al orden y limpieza de la faena, la seguridad y control de acceso del personal, y la facilitación del acceso de las brigadas de incendios y bomberos. Para poder llevar a cabo estas y otras consideraciones debe haber un responsable encargado de coordinar y administrar la implementación de tales medidas.

No es extraño que en Estados Unidos exista un documento normativo destinado exclusivamente a las medidas tendientes a disminuir los daños por fuego en la construcciones, modificaciones o demoliciones, NFPA 241 “Standard for safeguarding construction, alteration, and demolition operations”. Entre las medidas más importantes que indica este documento, destacan:

• Plan de limpieza y disposición de residuos, considerando aquellos que pueden presentar combustión espontánea o de gran potencial inflamable.

• Establecer planes de evacuación, definiendo vías de evacuación, lugares de encuentro, alarmas, encargados, entre otros.

• Instalación de extintores portátiles, con distancias de traslado no superiores a 15 m.

• Establecer distancias mínimas de separación entre las estructuras provisorias o instalar barreras de separación temporales, con lo cual se podría contener el fuego en un lugar determinado y evitar su propagación, al menos durante un tiempo.

• Destinar personal exclusivo para la vigilancia de trabajos en caliente, incluso hasta 60 minutos después de terminado el trabajo.

• Instalación de protecciones adecuadas para los consumos esperados, en la instalación eléctrica provisoria.

• Instalar y dejar operativos lo más pronto posible los sistemas de protección activa proyectados, o de otra forma proveer de sistemas temporales.

Con estas medidas mencionadas, además de las restantes incluidas en la norma y las sugeridas por otras instituciones tales como la SPFE, disminuiría no solo el riesgo asociado a daños de personas, sino también el riesgo asociado a las pérdidas económicas por pérdida material o extensión en los plazos de construcción en caso de incendio.

A modo de reflexión final, no podemos abstraernos de nuestra realidad nacional y pretender tener hoy una reglamentación tan rigurosa como el documento de la NFPA, sino que debemos avanzar con grandes esfuerzos en la dirección correcta, solucionando paulatinamente los problemas prioritarios relacionados a la seguridad contra incendios que, a nuestro parecer, son: falta de una gestión fiscalizadora, falta de definición de responsabilidades y deficiente mecanismo de actualización de la reglamentación. Otro enfoque posible podría ser la implementación de una nueva reforma.