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PREVENCIÓN Y CONTROL DE INCENDIOS
Los problemas y desafíos que enfrenta actualmente el país

En un establecimiento seguro, la seguridad contra incendios se ha tomado en consideración desde la etapa de diseño y las medidas consideradas han sido inspeccionadas y verificadas. En nuestro país, los desafíos en torno a la implementación de medidas apropiadas en establecimientos industriales, así como en la reglamentación y legislación son enormes y aún existe mucho espacio por mejorar.

Para que un establecimiento sea considerado “seguro” contra incendios, debe cumplir con los requisitos especificados -de acuerdo a su destino, uso o rubro al cual se destina- en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC). Además, debe contar con un sistema de mantenimiento que garantice su adecuado funcionamiento en el tiempo.

De este modo, se busca que se adopten las medidas de prevención y de protección contra incendios requeridas para que evitar estos siniestros y para que los daños y riesgos generados en caso de un eventual accidente sean los menores posibles. “Sobre estos principios, es que aparecen un conjunto grande de disposiciones, requisitos y acciones, como protección pasiva de estructuras; compartimentación; redes secas y húmedas; brigadas de emergencia; extintores, entre otros”, explica Rodrigo Aravena, Gerente Unidad Ingeniería en Protección contra el Fuego de DICTUC Construcción.

Sergio Albornoz,
Jefe de Desarrollo Técnico de Bomberos.
Miguel Ángel Pérez,
Experto Técnico de la Sección Ingeniería contra Incendios IDIEM.
Rodrigo Aravena,
Gerente Unidad Ingeniería en Protección contra el Fuego de DICTUC Construcción.

En tanto, Miguel Ángel Pérez, Experto Técnico de la Sección Ingeniería contra Incendios de IDIEM, recuerda que no basta con considerar medidas contra incendios, sino que también hay que implementarlas de buena forma, asegurando su correcto funcionamiento. “Lo principal es garantizar -desde el diseño arquitectónico- la evacuación de las personas, y luego incorporar sistemas redundantes en la misma línea de evacuación, como iluminación de emergencia, sistemas de detección y alarma, rociadores automáticos, escaleras protegidas con barreras resistentes al fuego, protección estructural, entre otros”, enumera.


Protección pasiva y activa

De acuerdo a Aravena, se entiende por protección activa a todos los sistemas de los que esperamos que reaccionen en las etapas más tempranas del incendio, como por ejemplo, detectores y sistemas de extinción automática. “Estos sistemas requieren un adecuado diseño y mantención en el tiempo”, indica.

El profesional aclara que la protección pasiva normalmente está destinada a funcionar solo cuando el incendio ya está totalmente declarado, y que su objetivo es acotar los daños provocados por el fuego y evitar su propagación. “En este sentido, ambos tipos de sistemas están orientados a momentos distintos del incendio. En general, las reglamentaciones exigen tener ambos tipos de protección”, agrega.

Por esa razón, el diseño de la protección contra incendios debe basarse en una estrategia que considere ambas clases de sistemas. Incluso estos pueden resultar redundantes, lo que evitaría que la falla de una protección específica cause una catástrofe. “Es importante intentar no ver los sistemas pasivos y activos como mutuamente excluyentes”, sostiene Aravena.

Coincidiendo con lo anterior, Sergio Albornoz, Jefe de Desarrollo Técnico de Bomberos, advierte que si estos sistemas de protección son aplicados en forma deficiente, pueden brindar una falsa sensación de seguridad. “Por ejemplo, un sistema de protección pasiva mal instalado, puede permitir que el fuego y sus productos tóxicos (humo y gases) se propaguen desde el punto de origen hasta el resto del edificio o incluso otras construcciones. Y si un equipo de protección activa no se mantiene de forma adecuada, puede fallar cuando es requerido”, acota. La ausencia de estadísticas en Chile no permite evaluar el desempeño de cada sistema, pero teóricamente es posible reconocer sus ventajas y desventajas. “En general, cada uno tiene su razón de ser, con un objetivo claro, pero siempre es importante considerar la posibilidad de falla y no prescindir de sistemas complementarios”, asegura Pérez.

Según Albornoz, la protección pasiva apunta a evitar la propagación de los incendios y facilita la evacuación de los ocupantes y la entrada de bomberos. “Sus desventajas radican en que, en general, es mínimamente aplicada y que, después de que un edificio ha sido entregado, puede verse modificada por trabajos internos; y ambas situaciones no son comúnmente percibidas por los usuarios”, señala.

De acuerdo a Aravena, la fenomenología de incendios es bastante compleja, ya que se cruzan diversos factores, como combustión, dinámica de incendios, química, energía, aspectos médicos comportamiento estructural, de fluidos y comportamiento de personas, entre otros. “Dada esa complejidad, no existe una panacea que por sí misma resuelva todo el problema de los incendios, y por la misma razón, es común que el mercado suela generar confusiones sobre la utilidad real de algunos sistemas”.


Ingeniería de incendios: ¿Cómo aplicarla?

Al respecto, este profesional asegura que el punto central debe ser que exista una estrategia integral de control de incendios, a partir de la cual se deriva y combina la aplicación de distintos sistemas existentes. “Solo a partir de una mirada experta se puede definir que un sistema determinado no es útil en una aplicación específica”, señala.

Por ejemplo, la tendencia actual en recintos hoteleros es tener dispositivos de alarmas de humo individuales que avisen directamente en cada habitación, y no necesariamente un panel centralizado. “Este ejemplo muestra cómo se puede racionalizar las inversiones y al mismo tiempo, obtener mejoras en la seguridad”, enfatiza el profesional.

La reglamentación es la base y debe ser mejorada. Así lo sostiene Pérez, quien agrega que dentro de las mejoras se debe considerar permitir que un profesional pueda abordar la estrategia y definir los sistemas que se implementarán en determinado edificio o justificar, mediante un estudio técnico, la equivalencia de un sistema con algún requerimiento normativo. “En determinados lugares, que el reglamento difícilmente cubre, solo un diseño prestacional puede dar solución a la seguridad contra incendios”.

Concordando con lo anterior, Albornoz afirma que la protección contra incendios es una rama de la Ingeniería que no se dicta en Chile y que es aplicada solo por algunos pocos especialistas que han estudiado en otros países o han sido habilitados para detectar problemas en los sistemas, pero no para diseñarlos.


Rubro industrial

En términos generales, los recintos industriales en Chile tienden a presentar tasas de incendios (daños a personas) mucho menores que, por ejemplo, las viviendas. Esto comúnmente se debe a que existe un mayor nivel de control, y a que el personal posee un mejor conocimiento de las instalaciones y es capaz de detectar un incendio de manera temprana, pudiendo incluso existir brigadas destinadas a su combate. “El mayor problema a resolver es la integración de una disciplina muy compleja y la forma de aterrizar eso a aspectos prácticos como planes de protección en la industria, que redunden en medidas concretas”, apunta Aravena.

Estos establecimientos tienden a privilegiar los sistemas de protección activa, pero rara vez se les hace la mantención que requieren para garantizar su funcionamiento. A su vez, los excesivos requerimientos de protección contra el fuego de la estructura casi nunca se cumplen. “Sin embargo, la arquitectura y layout de estos sitios permiten generalmente una evacuación de las personas con facilidad, evitando con esto la pérdida de vidas”, afirma Pérez. En este sentido, Albornoz advierte que la mayoría de los recintos industriales presentan varias carencias, pues se limitan a cumplir con la protección contra incendios que les exigen las compañías de seguro y no lo que realmente es necesario para evitar la ocurrencia de incendios y minimizar sus consecuencias cuando ocurren.

“Los incendios periódicos de diferentes empresas a lo largo de todo el país, dejan en evidencia que no estaban preparados para evitar un incendio ni para enfrentarlo, pues resultan con daños totales o muy importantes”, concluye el especialista.


Legislación y normativa

Cumplir con la reglamentación chilena actualmente no garantiza la seguridad de un edificio, aseguran los especialistas, pues hay un enorme campo por mejorar en normativa y exigencias, particularmente respecto a sistemas de detección, alarma y extinción.

“Las normas se han ido adaptando, pero no de una manera sistemática, por lo que el potencial de mejora es muy grande. La principal falencia del marco regulatorio consiste en la ausencia de mecanismos que permitan fiscalizar la correcta implementación de sistemas y asegurar su mantención en el tiempo”, señala Miguel Ángel Pérez.

Según este profesional, otra falla de la normativa es su disparidad de criterios al definir requerimientos reglamentarios en los documentos. “En otras palabras, la reglamentación es bastante desordenada y a veces no cubre los aspectos más importantes”, añade.

Sergio Albornoz agrega que la reglamentación no está actualizada de acuerdo a parámetros internacionales y presenta faltas e incongruencias entre diferentes servicios y ministerios. “Además, están dispersas en muchos reglamentos, decretos y leyes; debiese haber un Código de Incendios único en el país”.

Para Rodrigo Aravena, la complejidad de la manera en que construimos y usamos los espacios crece más rápidamente que nuestra capacidad de hacer normas y entender el fenómeno de los incendios. “Se requiere de un esfuerzo permanente para ir manteniendo normativa actualizada y adecuada para la realidad existente”, declara.


Tecnologías y tendencias

Respecto a las nuevas tecnologías que se deben aplicar en el país, Albornoz sostiene que debe haber sistemas de detección temprana de incendios que avisen a los ocupantes, pues tras declararse el siniestro, existe muy poco tiempo de reacción. “Está demostrado que un sistema de rociadores (sprinklers), aunque no garantiza que el fuego se apague, sí evita que se generalice, dando tiempo para la evacuación de los ocupantes y para la llegada y actuación de los equipos de emergencia”, manifiesta.

Para Aravena, lo óptimo es una combinación entre normativas y exigencias actualizadas, junto a la participación de profesionales especialistas que permitan generar esas medidas y que, a su vez, estén alineados hacia una estrategia de prevención. “A nivel internacional, la tendencia es a tener especialistas capacitados en temas de incendios, que permitan obtener recintos más seguros contra estos siniestro y racionalicen el uso de recursos”, señala.

“En nuestro país, el tema de la seguridad contra incendios no es una cuestión de tecnología, sino de hacer las cosas bien”, apunta Pérez. Para este profesional, la tendencia a nivel internacional, entre otras aspectos, plantea un documento unificado de requerimientos de seguridad contra incendios para distintos tipos de edificios (completo y que se actualiza constantemente), y fijar responsabilidades judiciales a la hora de establecer diseños e instalaciones de equipos, para evitar la impunidad y darle seriedad al tema.
Marzo 2015
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