Adolfo Campusano Vega.

La columna vertebral o espina dorsal es una compleja estructura osteofibrocartilaginosa articulada y resistente, que va desde la base del cráneo (cabeza), pasando por el cuello y la espalda hasta la pelvis y sosteniendo todas las estructuras antes mencionadas. La columna puede ser dañada por razones degenerativas producidas por la edad, pero también por factores de carácter laboral, tales como los movimientos repetidos, manejo manual de carga y las posturas forzadas.

La epidemiologia señala que la mayor frecuencia de patologías por causa laboral en la columna vertebral se originan en la zona lumbar, presentando dolor (lumbago, lumbalgia), desgastes de las carillas articulares (espondiloartrosis), fracturas con deslizamiento (espondilolistesis) y rupturas de estructuras con vaciamiento, como son las hernias al núcleo pulposo (HNP).

Para abordar este problema desde el ámbito de la Salud del Trabajo, hace algunas décadas se incluyó dentro de los Equipos de Protección Personal (EPP) la faja lumbar, elemento que tiene la finalidad de disminuir, eliminar y/o controlar las causas que originan las patologías lumbares producto del trabajo, bajo el sustento técnico que potencia las características biomecánicas, en especial de la musculatura abdominolumbar.

En el área médica, la faja lumbar es utilizada como elemento postoperatorio abdominal, cumpliendo las siguientes funciones comprobadas científicamente:

• Minimiza las hemorragias.

• Disminuye la inflamación.

• Reduce los hematomas.

• Disminuye los síntomas de molestia.

• Favorece la retracción de la piel.

• Previene las cicatrices hipertróficas.

A diferencia de la faja médica (fabricada de un material resistente y elástico), la usada en el ámbito laboral integra barras de metal o plásticos resistentes ubicados en sentido céfalo-caudal (arriba-abajo) en su parte posterior para que se ajuste a la zona lumbar, y se incluyen suspensores para reforzar su soporte, todo ello con la finalidad de evitar los daños a la columna lumbar.

No obstante, los estudios realizados en torno a este elemento, entre ellos el realizado por el Instituto Nacional de la Salud y la Seguridad Ocupacional (NIOSH) y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), publicado el año 2000 en el Journal of the American Medical Association ( JAMA); también el documento denominado “Research on work-related low back disorders”, realizado por la European Agency for Safety and Health of Work y publicado el mismo año, así como la guía de práctica clínica sobre lumbalgia del gobierno Vasco y a nivel Nacional, la guía clínica Hernia de Núcleo Pulposo Lumbar del MINSAL (Ministerio de Salud) ambas del 2007; son categóricos en señalar que no existe evidencia de que la Faja Lumbar reduzca las lesiones o dolores de espalda. Para complementar lo anterior, es necesario mencionar que los dos primeros estudios indican que al uso prolongado de fajas lumbares se asocia a efectos indeseables, como la disminución de fuerza muscular, falsa sensación de seguridad, irritación cutánea y malestar general.

Ante tales abrumadoras pruebas, es recomendable establecer alternativas de prevención que tengan efectos comprobados, tales como:

1. Mantener buenos hábitos alimentarios para reducir los factores de sobrepeso u obesidad.

2. Realizar actividad física para mantener los músculos del abdomen y lumbares bien tonificados.

3. Realizar de manera correcta los trabajos que requieren manejo manual de carga.

4. Evaluaciones ergonómicas de los puestos de trabajo por personal competente, para dar recomendaciones específicas.

Finalmente, un levantamiento de información y asesoría profesional en la materia serán de utilidad para reconocer los riesgos y métodos preventivos o paliativos más adecuados en cada caso.