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Seguros v/s protección contra incendios
Por Marcelo Nordio, Gerente de Ingeniería de Riesgos en JLT Orbital.
Cuando recomendamos mejoras en los sistemas de protección, prácticamente todos los relacionados con la administración de riesgos, desde la perspectiva de los Aseguradores, hemos escuchado la frase “Para qué voy a invertir en protección contra incendio si tengo buenos seguros”. Esta visión, que pudiera parecer lógica y razonable, está equivocada.
Marcelo Nordio.

Pensar que da lo mismo la ocurrencia de un evento siniestral, un incendio por ejemplo, porque los seguros van a dejar indemne al afectado, es una falacia. Si bien es cierto que los seguros indemnizan pérdidas, las indemnizaciones generalmente están circunscritas al daño directo (o emergente) y, eventualmente, a los perjuicios consecuenciales directamente asociados al daño físico (lucro cesante, por ejemplo).

Sin embargo, la ocurrencia de un siniestro conlleva varios otros tipos de efectos, más difíciles de percibir y evaluar, o francamente indeseables, como puede ser la pérdida de vidas. Respecto a los primeros, algunas pérdidas que no son indemnizadas por los seguros son, por ejemplo, pérdida de mercado frente a la competencia (por no poder seguir produciendo); de empleados clave (que buscan alternativas en otras empresas); de imagen (daños al ambiente, probables negligencias, publicidad adversa); incremento de gastos en publicidad (para mantenerse presentes, aún sin producir); multas por incumplimiento de contratos; entre otras.

Muchas de estas pérdidas “indirectas” no pueden traspasarse mediante la contratación de seguros o por otros medios de traspaso de riesgos, y deben ser retenidas contra el patrimonio de la Empresa. Por lo tanto, la lógica indica que, además de la contratación de seguros, hay que destinar recursos para reducir la probabilidad de ocurrencia de siniestros (idealmente eliminándola), para minimizar sus efectos, tal como indica la aplicación de las técnicas de administración de riesgos.

Asimismo, en prácticamente todas las actividades productivas, la contratación de seguros es inevitable, debido a que por muchos esfuerzos e inversiones que se hagan para reducir las probabilidades de ocurrencia de un siniestro o para minimizar sus efectos, siempre existe la posibilidad que ocurra un evento siniestral. Por esto mismo, los Aseguradores requieren, como condición básica, que sus asegurados cuenten con medidas de prevención y protección adecuadas. De hecho, en la actualidad es muy difícil para las empresas acceder a la contratación de seguros sin contar con esos sistemas de protección.


Seguros selectivos

Hasta hace algunos años, las compañías aseguradoras definían las primas de seguros, de forma de lograr un equilibrio entre lo que debían pagar en indemnizaciones de siniestros y los ingresos por captación de primas. Así obtenían resultados operacionales mínimos o nulos, pero lograban resultados no operacionales interesantes mediante colocación de las primas captadas en el mercado financiero. Sin embargo, esta forma de hacer negocios ya no es factible, dado que los ingresos por inversiones que se pueden lograr en la actualidad son bastante más bajos.

Además, en nuestros días, el tamaño de las empresas ha crecido, teniendo alta acumulación de valores en riesgo, y también una mayor complejidad en las operaciones que realizan, lo que sumado resulta en siniestros potenciales de muy alta cuantía.

Por último, no hay que perder de vista que los llamados riesgos naturales (terremotos, tempestades, huracanes, tsunamis, etc.) están siendo cada vez más frecuentes e intensos, lo que sumado resulta en pérdidas más grandes para los Aseguradores.

La consecuencia es que actualmente los Aseguradores están siendo altamente selectivos para asegurar, hasta llegar al grado de que si algún potencial asegurado no cumple los estándares mínimos definidos por ellos, simplemente es considerado como de “Alto Riesgo” y no asegurable.

Comúnmente, estos estándares mínimos en Chile son las normas de la NFPA o de FM, aunque actualmente con ciertas “libertades” en atención a la realidad del país, pero que en el corto o mediano plazo serán requeridas plenamente.

Otra duda que también se plantea es: ¿Cuánto bajaría la prima del seguro si se hace la inversión en protección? La respuesta, lamentablemente, es en la mayoría de los casos, que el efecto es marginal.

La mala noticia es que si no se invierte en protección, posiblemente, no se puedan contratar seguros por falta de oferta. La buena noticia es que si la inversión permite contar con sistemas de protección adecuados, habrá oferta de seguros y, probablemente, los Aseguradores competirán entre ellos, lo que permitiría eventualmente conseguir rebaja de primas. Además, si los sistemas de protección son confiables, es posible ser algo más audaz y tomar seguros con deducibles más altos, lo que también debiera traducirse en una rebaja de primas.

Como resumen, se puede decir que todos los que estamos involucrados en la administración de riesgos, sea desde el escritorio de la Empresa o desde el de los Aseguradores, tenemos una gran e interesante tarea por delante: cambiar la mentalidad de los usuarios que no han asimilado el cambio y no entienden que seguros y sistemas de protección no son excluyentes, sino, por el contrario, son complementarios y mutuamente necesarios. Esto, dado que con sistemas de protección adecuados se pueden conseguir seguros que esos mismos seguros permiten recuperar parte de las pérdidas, si los sistemas de protección fallan.


Marcelo Nordio es Especialista en Protección contra Incendios, certificado NFPA (CEPI), y Administrador Internacional de Riesgos, certificado ALARYS.
Diciembre 2014
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Comentarios acerca de este artículo
Christian Curihuan Contra Riesgos Consultora (18/12/2014)

Excelente articulo, clara exposición de la errada sensación que tienen las empresas con respecto al riesgo de incendio, yo complementaria las posibles demandas civiles por trabajadores muertos en un incendio, considerando lo señalado en el Art. 184 del Código del Trabajo

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