Esteban Ríos.

Los antecedentes son claros: una serie de factores de riesgo presentes en el ambiente de trabajo afectan la salud y el desempeño de los trabajadores. Cada área del conocimiento se aboca a un tema específico; así, por ejemplo, las alteraciones o desvíos de agentes de riesgo ocupacional son evaluados y controlados por la higiene ocupacional. No obstante, en los deslindes de estas áreas, existe una multidisciplina que se encarga de la persona y su ambiente directo de trabajo, así como del sistema donde se encuentran interrelacionados. Esta disciplina es la ergonomía, la cual tiene un desarrollo formal a partir de la Segunda Guerra Mundial, lo que puede resultar paradojal, pues sus principios y objetivos apuntan a conservar y preservar la vida y salud de los individuos y poblaciones.

En sus albores, la ergonomía fue totalmente reactiva, es decir, observaba, evaluaba y controlaba a partir de acontecimientos muchas veces nefastos para los involucrados. Al término del conflicto, el psicólogo Hywel Murell la denominó como tal, argumentando que el término es más fácil de usar, ya que su traducción a cualquier idioma es similar, y habla de una relación transversal de las áreas del conocimiento aplicadas, de las cuales ninguna es de mayor valor que las otras. Esto dio origen a una serie de definiciones, las cuales deben coincidir con lo referente al mundo del trabajo en el cual se indica: “La forma y naturaleza del trabajo determinan el carácter de una civilización, pero al mismo tiempo, la sociedad, sus características económicas, políticas y culturales, configuran la organización del trabajo y el papel de los trabajadores en la sociedad. La historia de la organización del trabajo es también la organización de la tecnología”.

Habitualmente, se le ha dado el carácter de ser una disciplina enfocada en los aspectos relacionados a las lesiones músculo-esqueléticas, pero, en realidad, puede contribuir al incremento de la productividad a través de mejoras en las capacidades físicas y mentales del trabajador que utiliza para la producción.

Generalmente, tiene mayor eficacia examinar las condiciones de trabajo de cada caso al aplicar los principios de la ergonomía para resolver o evitar problemas. Los cambios ergonómicos, por pequeños que sean, del diseño del equipo, del puesto de trabajo o de las tareas, pueden mejorar considerablemente la comodidad, la salud, la seguridad y la productividad del trabajador.

Ya sean grandes o pequeños los cambios que se discutan o pongan en práctica en el lugar de trabajo, es esencial que los trabajadores a los que afectarán esas modificaciones participen en las discusiones, pues al conocer mejor que nadie la actividad que realizan, su aporte será de gran utilidad para determinar cuáles son necesarios y adecuados.

Si el puesto de trabajo está diseñado adecuadamente, el trabajador podrá mantener una postura corporal correcta y cómoda, lo cual es importante porque una postura laboral incómoda puede ocasionar múltiples problemas.

No hay que olvidar que muchos trabajadores presentan lesiones y enfermedades debido al trabajo; que la ergonomía busca la mejor manera de que el trabajo se adapte al trabajador, en lugar de obligar al trabajador a adaptarse; y que la ergonomía ayuda a mejorar las condiciones laborales deficientes.

Cabe destacar que existen lesiones y enfermedades habituales por efectuar una misma labor. Habitualmente, los trabajadores se ven obligados a adaptarse a condiciones laborales mal concebidas, que pueden lesionar distintos grupos musculares, articulaciones, columna u otras partes del organismo.

Una vez identificados los factores de riesgo, la puesta en marcha de la evaluación y control de los mismos será a través de la ergonomía.