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El análisis de ciclo de vida (ACV) como herramienta de gestión
Por Rodrigo Gómez Garza, Consultor Líder - Sustainability & Climate Change de PwC.
¿Cómo conocer los impactos que genera un producto desde su producción hasta su disposición final? El análisis del ciclo de vida entrega esa información mediante la cuantificación del uso de los recursos y emisiones ambientales.
Rodrigo Gómez Garza

Una característica de las organizaciones líderes es conocer sus impactos ambientales y contar con estrategias y acciones claras para prevenirlos y mitigarlos. El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) es una metodología ampliamente reconocida que permite identificar los aspectos ambientales claves de un producto, proceso o servicio, y cuantificar sus impactos ambientales potenciales a lo largo de su ciclo de vida.

Los aspectos metodológicos del ACV están definidos por las normas ISO 14040 y 14044. Dentro del ACV, se emplea el concepto “de la cuna a la tumba”, el que se refiere a analizar la totalidad de la vida de un producto o proceso, pero esta metodología presenta gran versatilidad, ya que sus objetivos y alcances pueden ser definidos en función de los intereses de las organizaciones que lo utilizan (ver Tabla 1).


Usar los resultados de un ACV

A continuación, revisaremos cinco ejemplos del uso de los resultados de un ACV.

1. Identificación de procesos y aspectos ambientales significativos: Cada producto y proceso es único, entonces surgen las siguientes preguntas:

a) ¿Qué impactos son realmente importantes?
b) ¿Qué es poco y qué es mucho?
c) ¿Qué procesos, operaciones o sustancias aportan más?
d) ¿Qué procesos debo y puedo gestionar?

El ACV es un análisis integral, por lo que sus resultados permiten responder a todas estas preguntas, ya que indican cualitativa y cuantitativamente qué aspectos ambientales son significativos para cada proceso. A partir de esos resultados, se puede definir con bases técnicas y científicas la estrategia a seguir para controlar los impactos ambientales.

Tabla 1.

2. Soporte para toma de decisiones de mejora y ecodiseño: El ecodiseño consiste en diseñar un producto a partir de criterios ambientales. Durante el ACV, se puede modelar el impacto del producto o proceso bajo varios escenarios, como por ejemplo, uso de materias primas alternativas, nuevas operaciones unitarias, cambios en el uso del producto o distintos métodos de disposición final. Los resultados anteriores se pueden emplear para la toma de decisiones:

a) Definición de objetivos, metas y políticas: Establecer potenciales de reducción de impactos para establecer compromisos públicos.
b) Gestión de residuos: Determinar el método con menor impacto y mayores beneficios.
c) Modificación de procesos y creación de nuevos productos: Identificar los beneficios sobre el desempeño del producto al integrar nuevos tipos de materiales.

3. Benchmark de desempeño: Se han dado casos en que empresas realizan afirmaciones ambientales de sus productos sin bases científicas. El ACV permite comparar el desempeño ambiental de productos similares. Como ejemplo, imaginemos un envase para agua mineral. De estos materiales (vidrio, plástico y metal), ¿cuál es mejor ambientalmente y por qué? La respuesta depende de las materias primas y procesos utilizados por cada uno y, sobre todo, de la realidad local. Los resultados de un ACV varían debido a la matriz energética, la fuente y procesos de fabricación de materias primas, uso de productos y disposición final, y permiten realizar esta comparación, estandarizando sus parámetros, lo que lo convierte en un resultado confiable.

4. Relacionamiento con gobierno/Cumplimiento legal: Consideremos tres empresas que se localizan junto a un río. La comunidad manifiesta que se ha contaminado con nitrógeno, por lo tanto la autoridad aplicará multas a las tres empresas. Solo una de ellas cuenta con un ACV, el que demuestra que su proceso productivo no tiene descargas de nitrógeno al agua, o bien, que la cantidad descargada individualmente no representa un porcentaje significativo. En este escenario, el ACV le servirá de herramienta para deslindarse de responsabilidades o negociar una reducción en la multa, así como mejorar su imagen con la comunidad.

5. Marketing y comunicaciones: Actualmente la información ambiental se utiliza como un diferenciador para la selección de productos y servicios. Existen empresas y mercados que explícitamente la solicitan, y los resultados del ACV sirven para cumplir este requerimiento. Los resultados del ACV se pueden sintetizar y compartir a través de una Declaración Ambiental de Productos (DAP). El sector Construcción usa ampliamente este formato de reporte de información, y un ejemplo lo constituyen los proyectos de certificación LEED, cuya nueva versión se publicó el año pasado y que promueve y recompensa el uso de productos que cuenten con un ACV.

Es así como esta herramienta es muy útil para conocer y reducir su impacto ambiental, apoyando la sustentabilidad de la empresa. Además, el ACV ayuda finalmente en la toma de decisiones, por ejemplo en la elección de materiales, selección de tecnologías, los criterios de diseño específicos o cuando se requiere iniciar acciones de reciclaje.

Octubre 2014
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