Marco Antonio Vargas Saavedra

Dadas las diversas partes interesadas en las materias de prevención de riesgos en la empresa, se hace necesario generar una interacción entre ellas, lo que significa un manejo de estrategias de negociación y mediación. Estas acciones darán por resultado minimizar las pérdidas por accidentes, enfermedades laborales o daños a la propiedad y bienes. En efecto, comités paritarios, expertos en prevención de riesgos, sindicatos, trabajadores, mandos medios, ejecutivos, mutuales y autoridades fiscalizadoras, deben interactuar de manera armónica a fin de asegurar buenos resultados para la organización. Cada entidad tiene sus funciones propias, pero todas ellas convergen (o deben hacerlo) hacia el mismo objetivo: cero accidentes y enfermedades laborales o cero impacto en los bienes y propiedad.

Se dice que en la negociación debemos buscar de manera cooperativa acuerdos en materias de prevención de riesgos. De lo contrario, corremos el riesgo de la imposición y generalmente, nos exponemos a sanciones monetarias, legales, de imagen, entre otras. De hecho, las partes deben mediar, de manera asertiva, para lograr los resultados que necesitamos.

Con esto, inferimos que la aplicación de estrategias para una adecuada negociación es una competencia conjunta de las partes interesadas. En ese sentido, éstas deben aportar, de acuerdo a sus funciones dentro o fuera de la organización, lo mejor de sí. No se concibe un buen manejo en prevención de riesgos en una organización cuando:

• Su departamento de prevención de riesgos no planifique, no organice, no dirija o no controle sus actividades tendientes a minimizar los accidentes y enfermedades profesionales.

• Su comité paritario de higiene y seguridad no realice, entre sus otras funciones, sus reuniones mensuales por la seguridad en la empresa.

• El organismo administrador al que está afiliada no lleve a cabo, adecuadamente y conforme a la ley, las actividades de prevención o prestación de servicios curativos.

• Los mandos medios se desentienden de su responsabilidad en la supervisión adecuada y eficaz de sus dependientes.

• Los ejecutivos no se involucren en el establecimiento de los estándares de prevención de riesgos que permitan a la empresa una gestión sana y razonable de la prevención de riesgos.

• De manera externa, frente a la fiscalización permanente de las autoridades, especialmente de salud y del trabajo, no tengamos respuesta a esta, por tener una gestión inadecuada en las materias preventivas.

Por lo tanto, aparece el concepto de efectividad, basado en el trabajo bien hecho, y ello confluye en la interrelación o interdependencia entre las partes antes mencionadas. Cuando las partes interesadas están posicionadas de forma adecuada en su quehacer, interactúan apropiadamente entre ellas y logran los consensos adecuados, podemos decir que se lograrán sin duda mejores resultados. De esta forma, es posible demostrar también que la prevención de riesgos es el mejor negocio para una organización.

La experiencia nos indica y enseña que la prevención de riesgos debe abordarse de una manera sistemática en toda organización pública o privada, sin importar su tamaño, para lo cual:

a) Debemos involucrarnos con las etapas clásicas de la Administración de Empresas o Procesos de Negocios: planificar, organizar, dirigir y controlar.

b) Debemos trabajar en prevención de riesgos con todas las partes interesadas, entendiendo que cada una tiene o goza de determinadas funciones, las que deben resultar en un aporte a la gestión integrada de la organización. De este modo, cualquiera de ellas que fracase o falle, tendrá una implicancia, seguramente negativa, en la prevención de riesgos.

c) Involucrar o hacer partícipes a todas las partes de las cifras que implica la falta de prevención de riesgos, en especial, aquellas de tipo económico como el control de pérdidas. Podemos estimar el costo de los accidentes o enfermedades laborales (esquema del iceberg).

d) Por último, entendiendo la gestión preventiva en la empresa como un “traje a la medida”, es menester realizar (o basarse) en un diagnóstico real y asertivo de la misma, plantearse y consensuar buenos objetivos de trabajo, establecer un programa de gestión preventiva que concite la participación a lo menos de todas las partes interesadas, un adecuado desarrollo y un seguimiento y retroalimentación permanente de este.

Casos muy interesantes se han dado en el sector minero con la implantación de sistemas integrados como el HSEC, en que se han logrado novedosos resultados trabajando en el área del comportamiento humano. También en la industria de la celulosa, con el sistema de gestión MASSO -que aborda bajo los conceptos de la neurocienciacontribuye a que el trabajador esté atento a la labor que desarrolla.

Sin duda, los beneficios son enormes, tanto por el cuidado de los trabajadores de la organización, como por los ahorros que se producen al abordar de manera estratégica y consensuada la prevención de riesgos. A esto se suman otros beneficios ligados a la calidad de sus productos o servicios, y también al tema medioambiental.

Las acciones que tome cada proceso de negocio, van de la mano con la realidad de la empresa, sus medios o recursos. La forma en que todas las partes interesadas interactúen debe reflejar una gestión preventiva que permita mantener al mínimo, idealmente en cero, los accidentes y enfermedades profesionales, al igual que asegurar el cuidado de los bienes y la propiedad.