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Climatización de ambientes y efectos en la salud
Por Alejandro Dinamarca, Dr. en Biología Molecular, Mg Cs. Microbiológicas Laboratorio de Biotecnología Microbiana, Facultad de Farmacia Escuela de Nutrición y Dietética Universidad de Valparaíso.

Actualmente, las personas pasan gran parte de su tiempo trabajando en espacios cerrados que no consideran ventilación de aire ni entrada de luz natural. En la práctica, esto significa estar en ambientes húmedos, oscuros y con aire saturado de microorganismos. En estas condiciones y de acuerdo a las características del espacio, tiempo de permanencia, labores realizadas y características de la persona, el riesgo a contraer patologías aumenta.

En nuestros días es habitual que, por trabajo, las personas pasen muchas horas en espacios cerrados sin ventilación natural, y puedan verse afectados por microorganismos diseminados. Aunque la gran mayoría son inocuos, es necesario prevenir por aquellos que sí pueden ser perjudiciales.

Las implicancias sobre la salud de las personas van a estar dadas por la relación existente entre el tipo de agente patógeno (bacterias, virus u hongos), el estado de salud del individuo y el ambiente. Respecto del estado del individuo, es reconocido que existen factores, como la edad o el deterioro psicológico, inmunológico, fisiológico y el estado nutricional de la persona, que favorecerán la adquisición y desarrollo de patologías causadas por microorganismos. Por su parte, el ambiente (el espacio físico y temporal en que conviven microorganismos y personas), tiene a cargo favorecer la diseminación y proliferación de microorganismos, si se dan condiciones como temperaturas adecuadas para el desarrollo, humedad y confinamiento en espacios cerrados.


Alergias e infecciones: Un costo que puede ser elevado

Las alergias se producen por la inhalación de microorganismos o esporas que se encuentran suspendidas en el aire. Es una reacción inmediata de hipersensibilidad y está mediada por anticuerpos de la clase IgE. De esta forma, cuando estos anticuerpos reaccionan con antígenos específicos, se desencadenan síntomas del tipo inflamatorio de vías respiratorias (rinitis o asma), los que son un indicador biológico inmediato de presencia de microorganismos y/o sus esporas en una cantidad y tipo no habitual. Los antígenos microbianos más comunes en estos casos corresponden a hongos y sus esporas.

Las infecciones oportunistas que se pueden adquirir en espacios cerrados, se refieren a aquellas causadas por microorganismos que normalmente no se encuentran en contacto con personas y que no producen una patología; pero cuando aumentan en número, las personas están en riesgo de adquirir una patología por exposición directa. Si los expuestos tienen una condición que favorezca la diseminación y desarrollo del microorganismo, se puede producir la patología.

Entre los microorganismos presentes en el aire que pueden producir estas patologías oportunistas, se destaca la “enfermedad del Legionario”, producida por la inhalación de aerosoles conteniendo la bacteria Legionella pneumophila. Esta produce un tipo de neumonía en personas susceptibles debido a su avanzada edad (sobre 65 años), tabaquismo, afecciones pulmonares o compromiso de su sistema inmunológico. Comúnmente no está en contacto con personas y el encuentro ocurre en espacios cerrados en donde existen sistemas de climatización. Esta bacteria habita normalmente en aguas utilizadas para los sistemas de climatización y debido a la evaporación puede pasar a los ductos de ventilación, diseminándose hacia los espacios ocupados por las personas.

La climatización sin mantenimiento puede significar la diseminación de patógenos en el aire. La enfermedad del Legionario ha ido en aumento y es de riesgo en espacios climatizados de hoteles, hospitales, edificios públicos y privados con sistemas de climatización. Otros agentes patógenos oportunistas son bacterias actinomicetales y hongos ambientales que causan patologías pulmonares en personas. Entre estos últimos son de gran importancia las levaduras del género Criptoccus y los hongos filamentosos del género Aspergillus. Ambos casos siempre requieren de susceptibilidades en las personas y son adquiridos por la inhalación de partículas de polvo en suspensión.


Control y prevención

Cabe recordar que el aire de espacios cerrados puede ser controlado para disminuir la carga de microorganismos existentes, pero la eliminación total es prácticamente imposible. De acuerdo al tipo de espacio y uso que se le dé, las cargas de microorganismos deberán ser controladas para evitar los riesgos de contaminación para las personas expuestas (trabajadores, pacientes, transeúntes, clientes) y productos generados (alimentos, materias primas de uso humano, dispositivos médicos, etc.). En este sentido, el control de carga microbiana en oficinas, quirófanos, salas de espera de pacientes, salas de procesamiento de alimentos, espacios de atmósfera controlada, hoteles y restaurantes, es de gran relevancia.

Los métodos de control son variados, pudiendo ser: físicos (que implica el uso de filtros de aire que excluyen por tamaño de partícula), químicos (uso de agentes químicos en aerosol para el control y disminución de las cargas microbianas) y por irradiación (utilizando luz ultravioleta).

De estos, tanto el uso de agentes químicos como el de luz ultravioleta representan riesgos para la salud de las personas. Los agentes químicos representan también un daño, afectando las mucosas respiratorias y favoreciendo la aparición de patologías infecciosas. Por su parte, el uso de ozono en espacios cerrados, sin el debido recambio y ventilación de aire, puede ser un riesgo de tipo químico para la salud de las personas. Por esto, los procedimientos de disminución y control de cargas microbianas en ambientes cerrados, deben tener asociado un procedimiento de contención destinado a disminuir o eliminar el riesgo químico para la salud humana.


Evaluación de los ambientes cerrados

Es importante siempre considerar que el aire contiene normalmente microorganismos y que estos no son todos patógenos para el hombre. Por esta razón, se considera actualmente la carga microbiana en espacios cerrados como un indicador de riesgo. Los métodos aceptados implican la evaluación pasiva o activa de un volumen definido de aire por un tiempo de exposición. Los valores obtenidos pueden compararse con lo que recomiendan diferentes entidades internacionales con los estándares recomendados para diferentes tipos de espacios.

En términos prácticos, la salud de las personas pasa por trabajar en un ambiente con un aire renovado (ya sea por ventilación forzada o natural), luz natural y control de la humedad ambiente.

Mayo 2014
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Comentarios acerca de este artículo
Christian Matke ACcleaner Chile SpA (23/03/2017)

Muchisimas gracias estimado Dr Dinamarca.

Extraña sumamente entonces que las mortíferas Legionelosis y Aspergilosis no sean todavía de declaración obligatoria a las Autoridades sanitarias del país. También que no aparezcan en el sitio Web del Minsal.

Saludos cordiales

Christian Matke

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