Durante años, la seguridad aplicada en maquinarias fue reactiva, sólo buscando proteger ciertos puntos y áreas peligrosas. Hoy, en cambio, el desafío de la seguridad está en desarrollar y crear máquinas que disminuyan el peligro, con funciones ergonómicas y generadas a partir de análisis de riesgo particular a cada tipo de labor y, por supuesto, sin descuidar la eficiencia de los procesos.
Actualmente, la seguridad funcional en maquinaria es igual de importante que los niveles de producción, los que pueden verse afectados ante algún accidente significativo. Afortunadamente, los fabricantes han incorporado en el diseño de las maquinarias estas dos directrices complementarias: la eficiencia en el proceso productivo y la seguridad funcional de la máquina.
Lo anterior hace también referencia a la actual preocupación que existe a nivel país por la seguridad, lo que se puede ver reflejado desde la exigencia de equipos de seguridad personal en los operarios, hasta el desarrollo de sistemas automatizados de seguridad.
Criterios de seguridad
La seguridad funcional se puede entender como la acción de minimizar o eliminar un riesgo inherente de forma activa, mediante el uso de Dispositivos de Protección Electro-Sensible (ESPE, en inglés) de seguridad, junto con brindar al sistema señales de estado que permitan agilizar el proceso o la interacción operario-máquina. En este sentido, se identifican dos aspectos positivos al implementar dispositivos ESPE: verificar que la zona de riesgo se encuentre despejada y otorgar fluidez al trabajo del operario.
Un típico ejemplo de la aplicación de dispositivos de protección, que combina la seguridad del trabajador con una mejora de la eficiencia de la máquina, es la aplicación de cortinas fotoeléctricas de seguridad para lo que se denomina Reinicio Automático de Ciclo (Presence Sense Device Initiation, PSDI).
En esta aplicación, la cortina de luz detiene la operación del equipo cuando el trabajador intenta acceder a la zona de peligro durante la operación peligrosa, pero inicia automáticamente el ciclo de operación cuando éste deja de interrumpir el campo de seguridad al retirar (descargar y cargar una pieza nueva en la máquina). De esta manera, se agiliza el ciclo de la máquina, se mejora la ergonomía de la operación y se protege no sólo al operador (como haría un mando bimanual), sino a cualquier persona que intente acceder a la zona de peligro.
Con respecto a la eficacia de la máquina, varios estudios realizados en las décadas de los 70 y 80 han concluido que esta aplicación la mejora hasta en un 25%.