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DISPOSITIVOS ELECTRÓNICOS:
¿Nuevos riesgos laborales?

Los aparatos tecnológicos utilizados en el trabajo, además de apoyar en la productividad de las labores diarias, podrían causar en los usuarios consecuencias físicas y psicológicas. De acuerdo a los expertos, es clave saber utilizarlos de manera correcta, procurando la comodidad física y respetando los horarios de la jornada laboral.

La tecnología, en sus múltiples formas, ya es parte de los elementos de trabajo habituales. Ya sea en oficina o en terreno, laptops, smartphones y tablets acompañan en diferentes tareas sin importar rubro o cargo. Con ellos, surgen situaciones que podrían ser catalogadas como riesgosas, donde una deficiente ergonomía y el estrés provocado por la inmediatez de la información pueden detonar situaciones graves.

En este escenario, Cristián Contador, Director de Kinesiología de la Universidad San Sebastián (USS), explica que, desde el punto de vista de la Ergonomía, es fundamental que las tecnologías sean desarrolladas y diseñadas en relación a las características de la población usuaria. “Esto genera importantes diferencias, pues no todos los países están en los mismos niveles de desarrollo, lo que nos afecta en situaciones tan básicas como la comunicación, el transporte, etc.”, explica. De acuerdo al experto, ejemplo de ello son los distintos símbolos utilizados en equipos como GPS, pantallas de visualización de datos o sistemas de alarma en grandes camiones de la minería (gran minería) que, lejos de adaptarse o respetar los cánones de una población usuaria determinada, la obligan a adaptarse.

Otro ejemplo son los computadores portátiles que, por sus propiedades de movilidad (bajo peso, reducido tamaño), se han hecho recurrentes en el espacio laboral, aunque, según indica Luis Fuentealba, Especialista Senior en Ergonomía de la ACHS, “es frecuente que los laptops se utilicen como PC estacionarios, variando su uso original, ya que fueron diseñados para uso ocasional y por períodos de tiempo relativamente breves”. En este sentido, Fuentealba señala que el uso de laptops por períodos prolongados puede ocasionar la adopción de posturas forzadas, no naturales, que en general, podrían repercutir como molestias musculoesqueléticas localizadas, fundamentalmente en el cuello (flexión sostenida) y en las extremidades superiores (mano, brazo, hombro).

A juicio de Sebastián López, Docente de la Escuela de Kinesiología USS, el diseño sería uno de los puntos importantes de analizar, pues jugaría un papel que predispone la aparición de disfunciones musculoesqueléticas. “Cabe destacar que muchas veces estas tecnologías sí cumplen con los estándares ergonómicos de diseño, pero es el uso reiterado y las malas posturas que se adoptan durante su utilización las que son perjudiciales en el tiempo”, indica.

López cita un estudio realizado en 2012 por la Kangwon National University (Corea del Sur), que investigó los efectos sobre el Túnel Carpiano durante la utilización de un smartphone, y que demostró variaciones estadísticamente significativas de acortamiento de la circunferencia del nervio mediano luego de utilizar por 30 minutos estos aparatos. “Esta investigación indica clínicamente que estas variaciones sería un factor de riesgo a la presencia de sintomatología propia de la compresión y degeneración del nervio”, declara el docente.

En esta línea, Rodrigo Pinto, Especialista Senior en Ergonomía de la ACHS, expresa que “actualmente no existen estadísticas que asocien el uso de tecnología a la generación de lesiones. No obstante, podemos comentar que en EE.UU., alrededor de un 60% de los usuarios de laptops manifiesta molestias a nivel de cuello, espalda y extremidades superiores”. Asimismo, añade que “un porcentaje similar refiere incomodidad en el transporte del equipo. Otro dato importante es que las Enfermedades Profesionales (EP) musculoesqueléticas constituyen un 30% del total de EP, siendo el grupo de mayor importancia, y su tendencia es al alza”.

Otro elemento que se suma, de acuerdo a Cristián Contador de la USS, es la tendencia al sedentarismo, dado por la tecnología y nuevos equipos en los procesos industriales que han disminuido las acciones físicas, lo que se relaciona con altos índices de obesidad, enfermedades cardiovasculares, traumatológicas y otras.


El aspecto psicológico

La tecnología ha permitido que sea posible trabajar desde espacios distintos a la oficina, responder correos, trabajar en línea, leer documentos digitales, y estar conectados por tiempo completo, pero esas prestaciones -usadas para optimizar el trabajo-, pueden afectar seriamente a los usuarios al detonar situaciones de estrés.

En cuanto al relacionamiento con la tecnología, Tomás Freddy Salas, Académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás (UST), visualiza dos grandes grupos de personas: los “nativos digitales”, caracterizados por haber nacido en medio de grandes cambios tecnológicos, y los “inmigrantes digitales”, que serían “todos aquellos que hemos debido adaptarnos a todos estos cambios que la tecnología nos plantea. Es en este último grupo en el que, a raíz de los cambios tecnológicos, podemos identificar la mayor cantidad de problemas de estrés”.

Para el académico de la UST, el cambio (tecnológico) siempre va asociado a oportunidades, pero también a riesgos, los que generan en muchas personas altos niveles de ansiedad: “Notebooks, Internet móvil, smartphones, entre otros, han impactado enormemente en nuestro trabajo y desde allí a otras esferas de nuestra vida. El horario laboral ya no está restringido a lo planteado en nuestro contrato, ya que se espera que estemos conectados de manera permanente a través de las redes sociales y e-mails. En esta línea, una herramienta altamente útil, pero al mismo tiempo estresante, es la mensajería instantánea, como el WhatsApp, que ha permitido a los empleadores mantenerse conectados con sus subordinados, incluso 24/7, afectando el necesario período de vacaciones”, explica.

Las consecuencias del uso de estas tecnologías se manifiestan en “elevados niveles de frustración por la dificultad propia del proceso de adaptación, la propia ansiedad de saber que ‘muy probablemente poco después de este cambio, vendrá otro’. Dentro de los síntomas físicos, identificamos dolores musculares, principalmente de cuello y espalda y alteraciones del ritmo del sueño/vigilia”, agrega María Rhode Durán, también Académica de la Escuela de Psicología de la UST.


¿Cómo abordar la problemática?

Según Sebastián López, para remediar esta situación, es importante generar una promoción de la salud, “es decir, educación de hábitos saludables en el contexto laboral, mejoras de posturas de trabajo, capacitaciones de los trabajadores en cómo utilizar de manera eficiente los implementos del trabajo, en exigir a las mutualidades la realización de mejores y más completos análisis ergonómicos de los puestos de trabajo y la incorporación de programas asociados al control del estrés laboral (gimnasia laboral, técnicas de relajación, etc.), entre otras medidas”.

De acuerdo a Cristián Contador, controlar los riesgos asociados a las nuevas tecnologías significa trabajar en algunos aspectos, como que “las empresas incorporen a los trabajadores en la elección de nuevas tecnologías y que estas sean realmente un apoyo, junto con reforzar que no son el trabajo en sí”. En esta selección de equipos y herramientas, es fundamental considerar las características de la población usuaria (antropometría, biomecánica, conductas, etc.), de tal manera que les permita un óptimo trabajo y desempeño con menos errores y mayor productividad, por lo tanto sin exposición a daño, argumenta el académico.

En cuanto a los problemas psicológicos asociados, María Rhode Durán considera que se pueden disminuir en la medida en que las personas aprendamos a administrar el uso de estas herramientas, tanto en el tiempo como en los espacios pertinentes para ello: “Es recomendable que los temas laborales se traten durante los horarios de trabajo y no en los momentos de descanso personal y familiar. En nuestras horas de comidas y de sueño, es recomendable apagar los teléfonos para poder satisfacer nuestras necesidades biológicas”.

En resumen, la profesional de la UST plantea que es necesario aumentar los recursos personales, no solo desde el punto de vista del manejo de las nuevas tecnologías, sino, además, siendo capaces de establecer límites claros con nuestros colegas y empleadores, y no olvidar que, en el mundo de las organizaciones, “lo único que no cambia, es el hecho de que todo está en permanente cambio”.

Enero 2014
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Comentarios acerca de este artículo
Paulina Hernandez Especialista en Ergonomía Codelco; Presidenta Union Latinoamericana de Ergonomía (02/03/2014)

Buenas tardes,
es un artpiculo que mezcla muchos conceptos respecto el impato de las nuevas tecnologías.Hay que ser claros porque confundimos al público con opiniones; debemos entregar conclusiones basadas en la evidencia.
¿tenemos evidencia de la asociación directa entre el uso de tecnología y las lesiones músculo esqueléticas?, mas aun, ¿de la eficacia de la gimnasia laboral y técnicas de relajación, para prevenirlas? sobre los niveles de frustración, necesidades de adaptación o alteraciones del ciclo circadiano?
De acuerdo con vuestra aseveración;
"las tecnologías sean desarrolladas y diseñadas en relación a las características de la población usuaria"... ¿en qué medida se cumple respecto al diseño? o tendrá que ver con el uso por parte de las organizaciones y los usuarios?
Grandes temas a discutir...
A su disposición, me parece interesante su revista aunque tenga fines de lucro
Saludos, Paulina

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