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PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS
Prevención y mitigación del fuego

Cualquier infraestructura o material es, en distinta medida, un posible foco de incendio. Considerando, además, el riesgo humano y económico que representan estos eventos, es útil incorporar elementos y acciones que resguarden antes -y una vez- que ocurra un siniestro.

Las consecuencias de un incendio en una instalación pueden ser nefastas. En la mayoría de los casos, el resultado afectará la integridad de personas que se encuentren en el lugar, además de la pérdida de equipamiento e infraestructura, que puede significar un alto costo. En este escenario, se debe realizar un trabajo de protección anti fuego, principalmente sobre dos focos: la protección pasiva, dentro de la que se considera la disposición de materiales y elementos constructivos que permiten, por su mera existencia, entregar algún nivel de seguridad contra incendios; y la protección activa, que incluye los sistemas de activación automática de detección, alarma y extinción.

Andrés Santis A., Jefe Laboratorio de Incendios del IDIEM, identifica que “en el caso de la protección pasiva, se pueden destacar principalmente soluciones constructivas para efecto de compartimentación de recintos (muros, puertas, ventanas, entrepisos, etc.) y soluciones de recubrimiento para retardar el calentamiento en elementos estructurales (pinturas, morteros, placas o mantas de fibra)”. En la protección activa, el especialista incluye los sistemas de activación automática (rociadores automáticos, detectores de humo, etc.) o manual (extintores portátiles, redes de agua, etc.).

Andrés Santis A., IDIEM.
Sergio Albornoz Godoy, Academia Nacional de Bomberos.
Rolando Galleguillos, Mutual de Seguridad CChC.
Leonardo Ahumada, ACHS.
Rodrigo Aravena, DICTUC.

Considerando estos elementos, Sergio Albornoz Godoy, Jefe de Desarrollo Técnico de la Academia Nacional de Bomberos, explica que ambas protecciones son necesarias de implementar, pues “son complementarias, abocándose cada una a aspectos diferentes de la seguridad contra incendios. Además, su implementación se indica en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), que regula las condiciones de seguridad contra incendios en la construcción”.

En este sentido, Santis indica que existen otras normas, como el Reglamento de Instalaciones Domiciliarias de Agua Potable y Alcantarillado (RIIDA) para redes de incendio y el DS N°594 del Ministerio de Salud para extintores portátiles. De la misma forma, en protección pasiva, existen las normas NCh935/1 para soluciones constructivas de paneles, muros, entrepisos, techumbres y elementos estructurales; NCh935/2 para puertas y otros elementos de cierre; NCh2209 para elementos vidriados y prontamente NCh935/3 para sello de penetraciones. “Además, se pueden aplicar otros estándares internacionales, como las NFPA 13, 14, 20, 25 y 101”, menciona.


Claves en las instalaciones de sistemas

Antes de instalar uno u otro sistema de protección contra incendios, es necesario tener en cuenta algunos puntos. De acuerdo a Rolando Galleguillos, Experto en Prevención de Riesgos de la Mutual de Seguridad CChC, “resulta clave respetar la normativa legal vigente sobre estas materias para edificaciones e industrias, y junto a ello, realizar acciones en prevención de incendios, donde debe estar presente la capacitación como un eje principal en la orientación sobre el uso de la protección pasiva y activa contra incendios”, instruye.

Leonardo Ahumada, Especialista Seguridad Incendios de la ACHS, añade que “en cualquier empresa siempre es útil realizar una Evaluación de Seguridad, que consiste en analizar tres aspectos fundamentales: Seguridad de las Instalaciones, Equipos y Sistemas de Extinción, y Seguridad de Vida”. Para ello, el experto indica que será necesario chequear qué grado de seguridad presentan las instalaciones y zonas de servicio (áreas de proceso, tipos de bodegas -carga combustible existente, tipo de sustancia peligrosa contenida-, salas eléctricas, instalaciones interiores de gas, sistemas de aire acondicionado o de calefacción utilizados, instalaciones de cocina, sala de bombas, sala de calderas, recinto del grupo electrógeno, talleres y oficinas típicas, entre otros); revisar los sistemas de protección contra incendios instalados (red húmeda, red seca, red inerte, extintores y sistemas especiales); y analizar el nivel de seguridad de vida dentro de la empresa (planos de evacuación, vías de evacuación, descargas de salida, sistemas de comunicación, sistemas de iluminación, sistemas de detección y alarma, señalización, capacitación y planes de emergencia).

Según la OGUC, el diseño de los edificios debe asegurar que se cumplan las siguientes condiciones:

Facilitar el salvamento de los ocupantes de los edificios en caso de incendio.

Reducir al mínimo, en cada edificio, el riesgo de incendio.

Evitar la propagación del fuego, tanto al resto del edificio como desde un edificio a otro.

Facilitar la extinción de los incendios.

Dependiendo del tipo de construcción, industria o negocio, los puntos anteriores pueden tener diferentes órdenes de prioridad, pudiendo incluso agregar o quitar aspectos, agrega el especialista del IDIEM. “Es así como está el caso de un recinto habitacional, donde los cuatro puntos anteriores son todos muy relevantes; o el caso de un estanque de combustible de 4.000 m3 en una refinería, donde el propósito principal no será necesariamente extinguir el incendio, sino contenerlo para evitar su propagación”, describe.

En tanto, Rodrigo Aravena, Subgerente del área Ingeniería de Protección contra el Fuego de DICTUC, plantea una postura más crítica, afirmando que “no existe una medida de protección contra incendios única que resuelva todo el problema. Las normativas entregan requisitos que permiten cumplir un nivel de seguridad mínimo. Sin embargo, es común que no logren cubrir adecuadamente los riesgos específicos de alguna industria en particular”.

A su juicio, las compañías de seguros tienden a tener un rol complementario a la normativa mediante exigencias superiores a las de la legislación. “De cualquier modo, las características particulares de cada instalación son las que definen las medidas de prevención y protección más costo–efectivas, y esa definición requiere de un análisis experto”, indica.


Interacción con las personas

Andrés Santis aborda otra arista de importancia al momento de hablar de prevención: la necesidad de fortalecer el conocimiento de profesionales, técnicos, constructores y usuarios en esta materia, ya que, como agrega Albornoz, “ningún sistema de protección contra incendios será efectivo si no está absolutamente difundido entre los usuarios a los que cubrirá ante una emergencia”. Expresa que debe ser a nivel usuario, tanto para personas que son directamente capacitadas para actuar ante el siniestro, por trabajar en el lugar, como para quienes lo ocupan eventualmente y no tienen capacitación directa.

De la misma forma, Leonardo Ahumada, de la ACHS, explica que el encargado de prevención de riesgos de la organización, “deberá dirigir una Evaluación de Seguridad, designar Encargados de los Procedimientos en caso de Emergencia y desarrollar un Plan de Emergencia y Evacuación; procedimientos que deberán estar dentro de un Manual de Seguridad que será la carpeta destinada a contener la información detallada de los aspectos de seguridad del edificio”.

Asimismo, el profesional pone énfasis en que se deberán realizar simulacros de incendio, debiendo existir zonas de seguridad establecidas para reunirse durante un evento crítico. Asimismo, recuerda que, en el plan de emergencia, deberán considerarse medidas especiales para evacuar a personas con discapacidad u otros.


Realidad de las empresas nacionales

Según Sergio Albornoz, de Bomberos, si bien hay empresas que son verdaderos ejemplos por su preocupación en este ámbito (así como también hay otras que ejemplifican el caso opuesto), la tendencia es al cumplimiento de los niveles mínimos exigidos por la legislación. “No existe una cultura generalizada de protección contra incendios y, por lo general, se transfiere el riesgo mediante la contratación de seguros, y se pierde la oportunidad de proteger la vida y la propiedad con medidas de ingeniería muy eficientes que ya están disponibles en el mercado”, sostiene el especialista.

Además, Albornoz resalta la falta de profesionales idóneos para realizar estos estudios especializados. “En nuestro país, no se imparte la carrera de ingeniero en Protección contra Incendios, y son los titulados de otras disciplinas quienes deben especializarse para poder abordar estos proyectos”, indica.

En este sentido, aunque en el mercado existe una gran variedad de sistemas de protección activa y pasiva contra incendios, la prevención siempre se inicia con el trabajador y con las habilidades que se le han entregado.

Diciembre 2013
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