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Comunicación en la seguridad
laboral de los trabajadores de supermercado
Por Jennifer Blest, Environmental Health & Safety Manager de Randstad Chile.

Generar una cultura de la prevención en un supermercado, donde gran parte de los colaboradores han sido colocados bajo la modalidad de Outsourcing, es un verdadero desafío. Se debe coordinar las acciones tendientes a la gestión de la seguridad entre los diversos actores, para alcanzar así el logro de los objetivos.

Todos somos clientes habituales de algún supermercado, pero rara vez nos preguntamos cómo se previenen los riesgos asociados a la actividad de sus trabajadores. Menos sabemos que la mayoría de ellos está contratado por Outsourcing, lo que genera un triángulo entre la empresa cliente de la sala, la consultora de Recursos Humanos y el supermercado, figura que generalmente hace engorrosa la gestión integral de la seguridad ocupacional. Entonces, ¿cómo se coordinan los esfuerzos entre estos tres actores para proteger mejor al trabajador?

La Asociación de Supermercados de Chile A.G es uno de los organismos que se ha preocupado por la seguridad de los trabajadores del sector, enfocando sus esfuerzos en mejorar las condiciones de seguridad de las instalaciones de sus locales y creando el Comité de Prevención de Riesgos, el que ha logrado incorporar la competencia de seguridad de forma transversal en los perfiles laborales (aplican el test de alerta en los procesos de selección para medir la percepción de riesgo de los candidatos).

Además, es importante tener en cuenta que los trabajadores de supermercado, como en otras actividades económicas, enfrentan peligros en su lugar de trabajo, los cuales hay que conocer y abordar para minimizar accidentes y enfermedades profesionales. En este sentido, es de vital importancia contar con la colaboración de todos los involucrados, por lo que la comunicación se transforma en la principal herramienta para que tanto los supermercados, como sus empresas clientes y las consultoras de Recursos Humanos trabajen alineadamente, apoyados por las mutualidades de seguridad con la finalidad de cumplir la aplicación de la ley N°20.123 y, con ello, lograr una mejora continua de las condiciones y procesos de sector comercial.


Cómo abordar la comunicación

Aún no logramos que el enfoque preventivo sea entendido, asimilado y mucho menos aplicado en distintas salas de supermercado. La falta de comunicación entre los actores dificulta la labor de prevención de riesgos y lograr entrar “tras bambalinas” es una verdadera hazaña, pues generalmente relacionan esta labor a multas y demandas a través de la Dirección del Trabajo.

Para facilitar esta tarea, primero es necesario que el supermercado entienda que ese colaborador forma parte de una consultora de outsourcing, la que debe cumplir con una base legal más los requerimientos de su cliente (compañía proveedora de insumos y productos para el supermercado -por ejemplo, bebidas, lácteos, artículos de aseo, entre otros-), por lo que una gestión activa y preventiva en terreno es de suma importancia. Segundo, deben comprender que el prevencionista de riesgo no es un enemigo, que la prevención de los peligros es responsabilidad de todos y que la finalidad no es buscar culpables, sino detectar las causas para disminuir los accidentes y minimizar sus consecuencias. La consecuencia directa de lo anterior sería aumento de la productividad, disminución de las pérdidas y, por sobre todo, garantía de la seguridad de los trabajadores.

Esto permitirá que realicen sus labores de mejor manera, evitando una cadena de sucesos perjudiciales tanto para la empresa como para el colaborador, los cuales habitualmente no son considerados en su real magnitud:

Empresa: Frente a un accidente laboral, se genera ausentismo, por lo que se debe cubrir la posición para no afectar el servicio, generando costos que habitualmente no están presupuestados. Además, dependiendo del accidente y de la estimación de alta médica, se debe considerar reclutamiento, selección y contratación de un nuevo recurso. En aquellos casos en que los días de ausencia son menores, por lo general un compañero tendrá un aumento de carga laboral al cubrir al colaborador accidentado.

Colaborador: El costo emocional y psicológico de sufrir un accidente es enorme. Primero, la persona se siente culpable por romper la rutina familiar al requerir cuidados especiales. Segundo, si nadie puede cuidarlo, se debe recurrir a un tercero o, en la mayoría de los casos, a una auto-atención, lo que deriva en un reposo inadecuado y, por consiguiente, en un retardo de la recuperación. Tercero, el pago del subsidio puede ser menor al ingreso mensual, dado que se calcula el promedio de los tres últimos meses en base a su renta imponible, y nuestros compromisos económicos no esperan a que la situación mejore.

En concreto, cuando logremos involucrar a todos los actores, y consigamos cambiar la mentalidad del colaborador y del empresario, la seguridad formará parte de la cultura organizacional y no será una suma de acciones aisladas para disminuir accidentes.

Diciembre 2013
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