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Participación y liderazgo en prevención de accidentes laborales
Por Marcela Celis y Daniel Peñafiel.

La gestión de la prevención de accidentes en el trabajo se basa en la forma de hacer gestión del siglo XX: instrucción, control y castigo. Sin embargo, se está dando un proceso de transformación que implica cambios en la forma de entender, sentir y gestionar la prevención.

Marcela Celis, Subgerente de Innovación en Prevención del IST. Daniel Peñafiel, Consultor y Coach Gerencia de Innovación en Prevención del IST.

Los clásicos modelos de gestión de la prevención, quizás uno de los más relevantes, el Control de Pérdidas desarrollado por Frank Bird, permitieron desarrollar la gestión preventiva de manera importante, sin embargo, nos heredan una forma de hacer prevención centrada en el control conductual, la instrucción y las formas de coacción organizacional.

Si miramos la forma en que estos sistemas de control operan hoy en la mayoría de nuestras organizaciones, podemos constatar que esta gestión posee grandes dosis de miedo como mecanismo apalancador de la acción. Sin embargo, cuando el miedo es la principal o única emoción presente en la forma de promover el cuidado de las personas en las organizaciones, creemos que esto constituye un gran obstáculo para el éxito de nuestra gestión.

En forma contraria, creemos importante desarrollar caminos que equilibren la ecuación emocional adecuada para hacer de la gestión del cuidado algo deseable, algo a lo que las personas deseen acercarse, participar, crear juntos.


Crear espacios de participación


Entendemos que la participación aporta a la creación de sentido compartido y a la creación de confianza en el proceso de hacer prevención. Inicialmente, abrir espacios de participación en las organizaciones, conecta con miedo y temores asociados a la falta de control. Sin embargo, en el ámbito del cuidado de las personas, hemos visto que la participación sistematizada para la co-creación de las formas de hacer prevención, entrega grandes beneficios a la organización y provoca cambios culturales a nivel de identidad preventiva.

En general, tendemos a creer que son o somos los expertos en prevención quienes tienen que decirles a los trabajadores cómo deben hacer las acciones de manera segura. Esta creencia tan arraigada, en general, funciona en contra de la posibilidad de crear participación. Cuando asumimos que las personas son las más especialistas en la mayoría de las acciones que realizan y, además, la participación de ellos en lo que se defina, provoca niveles elevados de compromiso e involucramiento, la creación de participación se hace imprescindible.


El Liderazgo como creación de sentido compartido


Entendemos que el liderazgo en prevención está relacionado con dar el ejemplo y con estar presente en los lugares donde están los trabajadores para establecer las prioridades y mostrar la importancia de la prevención. Esto, sin duda, es muy importante, sin embargo queremos destacar la importancia de la creación de sentido compartido en la organización en torno al cuidado como foco del liderazgo preventivo. Es decir, podemos colocar el foco en cumplir con la tarea de “hacer liderazgo visible”, sin embargo esta acción puede estar carente de sentido desde el líder y aunque se cumple con la tarea solicitada, ésta no tiene el componente de crear sentido compartido.

Lo decimos con más claridad: liderazgo preventivo no es sólo una tarea más de la línea de mando; implica asumir el rol de creación de espacios de cuidado en los equipos, conectar a las personas con lo importante para ellos, lo que implica la conexión del líder con lo importante para él y la organización. Esta tarea de crear sentido compartido tiene como centro la participación y la creación de espacios emocionales donde la confianza y la apertura están presentes. El aprendizaje en el líder de las competencias personales para esta tarea es muy relevante; por ello la incorporación de estas líneas de liderazgo en procesos de aprendizaje de este tipo de competencias se torna entonces una tarea a asumir por la organización.

Cuando escuchamos declaraciones por parte de los trabajadores del tipo: “en esta organización hacemos la prevención de accidentes de esta manera…” o “la prevención en este equipo de trabajo la crea este equipo de trabajo”, observamos emociones que equilibran la ecuación con ganas, orgullo, sentido compartido, pertenencia e identidad. Creemos que la gran tarea de este siglo XXI en el ámbito de la prevención, es resignificar la forma de gestionarla, incorporando al cuidado, emocionalidades positivas que lleven a las personas a la búsqueda de participación y protagonismo en torno al cuidado organizacional.

Agosto 2013
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