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Accidentabilidad laboral
¿Es Chile un país seguro para trabajar?

Las tasas de accidentabilidad y mortalidad son una muestra de cómo ha evolucionado la seguridad laboral en el país. En las últimas dos décadas, Chile ha logrado reducir de manera significativa estos índices y las mutuales de seguridad han sido un actor fundamental en esta tarea, entregando a las empresas herramientas y lineamientos para mejorar sus condiciones de seguridad y salud ocupacional. En este artículo, especialistas de las mutuales analizan los actuales niveles de accidentabilidad que presenta la industria nacional.

En base a los datos entregadas por la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) se puede observar que a partir de 2008, las tasas de accidentabilidad promedio en Chile bajaron a valores del orden del 5%, niveles que se han mantenido desde entonces, como se refleja el año pasado cuando se registró un promedio de un 5,5%, cifra que posiciona al país como uno de los más avanzados en seguridad y salud laboral a nivel suda-mericano. No obstante, el Gobierno busca continuar mejorando estos niveles y se ha propuesto para el 2015 reducir las tasas de accidentabilidad laboral a un 4%, y de mortalidad a 5 por cada 100 mil trabajadores.

Para disminuir estos niveles de seguridad laboral, organismos gubernamentales y privados continúan con una labor de difusión y educación de los lineamientos contenidos en la Ley 16.744 del Ministerio del Trabajo y Previsión Social sobre riesgos de accidentes y enfermedades del trabajo. En este sentido, explican los especialistas, las iniciativas deberían seguir las políticas que ya han demostrado resultados favorables y, por cierto, identificar los focos de alarma para generar acciones que resguarden efectivamente a los trabajadores.


El transporte, un sector de riesgo


Al analizar las cifras por sectores económicos, llama la atención que la industria del Transporte presente los mayores índices de accidentabiliad, con una tasa de 7,9% y con 21,4 casos fatales por cada 100 mil trabajadores, en contraposición con la Minería (que presenta una tasa de un 1,8%). Para Raúl Rojas, Gerente de Prevención del Instituto de Seguridad del Trabajo (IST), las razones que explican estos números son diversas. “La accidentabilidad en el transporte, no sólo es el resultado de la gestión que el propio sector puede realizar, sino que es matizado por la influencia de la cultura de seguridad vial que el país presenta. Lo anterior no implica que, para mejorar los indicadores en este sector, sea imprescindible avanzar en la cultura preventiva de la sociedad en general, pero es indudable que es un aspecto necesario de abordar, dada su relación con el sector”, afirma. Además, para el especialista, el ambiente en donde se desarrolla la actividad es difícil de controlar, ya que al emplear las vías públicas de circulación, los trabajadores de este sector interactúan con peatones y otros conductores, quienes no necesariamente actúan de acuerdo a los estándares de seguridad.

Raúl Rojas, Gerente de Prevención del Instituto de Seguridad del Trabajo (IST).
Rafael Olmos, Subgerente de Gestión de Riesgos de la Mutual de Seguridad.
César Cabrera, Subgerente de Pymes de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS).

A juicio del Subgerente de Gestión de Riesgos de la Mutual de Seguridad, Rafael Olmos, “los factores que inciden en esta situación pasan por contar con maquinaria en perfectas condiciones, planificación del trabajador, reforzamiento del autocuidado y varios otros focos, los que se deben atacar mediante una cultura preventiva de la empresa, donde se generen acciones concretas”.

Para ejemplificar lo anterior, Olmos menciona el caso del sector Construcción, cuya tasa de accidentabilidad hasta el 2008 no descendía del 10% y que mediante acciones focalizadas (como la ley de subcontratación), presenta ahora una tasa del 5,8%.

Otro ejemplo brindado por el profesional es el del sector minero, que generó estrictas acciones de seguridad para los diferentes espacios de trabajo. “En el país, la minería fue uno de los primeros sectores donde se tomaron medidas serias en el asunto, esto motivado especialmente por la inversión extranjera que seguía los modelos de seguridad y prevención de países como Australia, Inglaterra o Japón. Hoy todos quienes trabajan en esas compañías cumplen las normativas conscientes de lo que significa, no como una mera obligación”, enfatiza Olmos.


La realidad de las Pymes


Las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) son otro segmento de la economía nacional que causa preocupación entre los expertos. De hecho, estas empresas tienen los niveles más altos de accidentabilidad en las actividades vinculadas a la Industria, la Construcción y la Agricultura.

En este sentido, las empresas de más de 100 trabajadores, tienen tasas de accidentabilidad cercanas al 5%, mientras que las compañías con menos de un centenar de trabajadores presentan tasas un 30% más altas. En este estrato, las tareas de mayor riesgo están asociadas a la conducción de vehículos, operación de equipos con partes en movimiento y al trabajo con equipos energizados.

“En la mayoría de los casos, el tiempo es un factor trascendente, pues la prioridad es producir y operar el negocio en el día a día. Además, es común que no cuenten con personal exclusivo para trabajar en prevención de riesgos, ni poseen el conocimiento técnico completo para determinar fuentes de peligro y sus medidas de control”, indica César Cabrera, Subgerente de Pymes de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS).

Por su parte, Rojas, del IST, explica que “las Pymes suelen presentar un comportamiento reactivo al ambiente en donde se desenvuelven, y en este sentido, frente a las altas exigencias de empresas mandantes, la fiscalización o la participación en mercados globales, logran generar bajas en las tasas de accidentabilidad. Sin embargo, dado que este sector está altamente fragmentado, se les dificulta el acceso a ciertos apoyos preventivos, tales como la capacitación o certificaciones”.

No obstante, las proyecciones que realizan las mutuales son auspiciosas, ya que se espera que las tasas futuras de accidentabilidad en las Pymes tiendan a la baja, lo que tendría su explicación en acciones, como la generación de planes de seguridad laboral y orientación destinados al segmento. “Asimismo, las indicaciones y fiscalizaciones por parte de las autoridades, las que cada vez son más exigentes, y los requerimientos de las empresas mandantes y del mercado en general, llevarán a que el segmento genere acciones preventivas, con la consiguiente disminución de las cifras de accidentes”, acota Rojas.
 

Tasa de accidentabilidad por accidentes del trabajo
según actividad económica Mutualidades 2011

La necesidad de una cultura preventiva

Sin duda, el derrumbe del yacimiento San José, que atrapó a 33 mineros en 2010, fue el hecho que marcó decisivamente la forma en que el Estado, empresas y organismos no gubernamentales han abordado la generación de programas y políticas en torno a la prevención de riesgos. En esta línea, el ejecutivo del IST afirma que “actualmente se observa mayor desarrollo de lo que podemos llamar ‘cultura preventiva’ o ‘de seguridad’. Cada vez es menos tolerado por la sociedad y por el individuo en particular, el que se trabaje sin los estándares adecuados de seguridad. Este fenómeno se propaga en diversas esferas, incluso masificándose en las redes sociales; y de seguro irá incrementándose apoyado por las normativas e impulsará al país hacia una mayor conciencia y, consiguientemente, menores accidentes”.

Olmos, de la Mutual de Seguridad, confirma esta apreciación: “Hoy en día, los temas de salud y seguridad laboral están en la conciencia pública y se han levantado como relevantes al interior de las empresas”. Además, a juicio de este profesional, la mayoría de las acciones que se están gestionando a través de las mutuales y otros organismos se enfocan en potenciar una cultura en prevención de riesgos en las empresas, lo que considera como la manera más eficiente de abordar el tema. “Los resultados obtenidos en las tasas nos demuestran que aún no se ha logrado posicionar una cultura de seguridad en la industria nacional, ya que siguen siendo altas. En esta tarea, es trascendental la visión que posean las autoridades, organismos administradores y, en especial, las empresas”, argumenta.

El profesional es enfático en precisar que muchas veces las acciones preventivas se limitan a lo que las bases o normativas estipulan, pero una cultura de prevención tiene alcances mucho mayores, ya que refuerza el compromiso del trabajador con su empresa, permitiendo que las buenas prácticas de una organización dejen de ser una obligación para transformarse en un hábito.

Para conseguir que esta cultura sea robusta, Olmos distingue tres puntos trascendentales: el liderazgo, que debe ser demostrativo de la preocupación por la seguridad; el aprendizaje, donde se deben enseñar buenas prácticas y fomentar que sean asumidas como hábito; y por último, el rol participativo de los trabajadores, enfocado al autocuidado. Añade que ningún plan de prevención será exitoso si una de estas aristas falla, por lo que recomienda fortalecer contantemente los conceptos en las distintas esferas organizacionales, mediante talleres o capacitaciones que entreguen información y reiteren el mensaje preventivo ante el riesgo, lo que en su conjunto contribuye a la fortaleza de una cultura preventiva.

Octubre 2012
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Comentarios acerca de este artículo
Raul Enrique Mellado Ramirez JUMBO ADMINISTRADORA S.A. (06/03/2015)

La cultura preventiva se logra con capacitaciones hacia los colaboradores de la empresa. Si yo estoy comprometido con la prevención voy a lograr que mis compañeros también lo esten.

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