Miguel Miranda, Gerente de Seguridad Industrial, Patrimonial y Medio Ambiente de BASF “Aspiramos a que la seguridad sea una preocupación de todos nuestros colaboradores”

Contar los accidentes con los dedos de una mano en un total de cinco instalaciones en Chile, es un récord que muy pocas empresas pueden ostentar. En BASF lo han logrado gracias a un plan de prevención de accidentes integral, que aborda las instalaciones, el personal y los productos, y que define la seguridad como la máxima prioridad. “Esta filosofía es tan estricta, que no existe un negocio que sea más importante que eso”, sostiene Miguel Miranda.

¿Cómo está compuesto el equipo de trabajo de BASF Chile en esta área? El Grupo BASF Chile está compuesto por tres compañías, además de dos filiales en Perú, sumando un total de siete instalaciones. En cada una de ellas tenemos un staff de personal que atiende estas temáticas, apoyado por el equipo central de la casa matriz compuesto por seis ingenieros, dos técnicos y un ingeniero civil químico. Con este equipo llevamos adelante un programa de protección de las instalaciones, manejo de emergencias, protección de las plantas productivas y de almacenamiento, además de medioambiente. Sabemos que nuestro equipo de trabajo está muy por sobre la exigencia de la normativa chilena, pero eso responde a que nuestra compañía exige niveles de seguridad mucho mayores al del promedio de la industria química local. ¿Cuáles son los mayores riesgos a los que puede estar expuesto un trabajador de BASF? Manejamos distintos niveles de riesgo en las diferentes empresas del grupo. En general, el mapa de riesgo muestra que el movimiento y manejo de materiales presenta problemas que, además, están asociados a temas de ergonomía -sobreesfuerzos, movimientos inadecuados o repetitivos- que necesitan ser abordados para minimizar sus efectos. En el área química, los riesgos están asociados al almacenamiento de volúmenes significativos de sustancias químicas, tanto a granel como envasados, sean éstos productos terminados o materias primas, y de todas las clases de peligro. Junto a lo anterior, están los riesgos asociados a los procesos químicos en sí, principalmente reacciones químicas exotérmicas. Sin embargo, en la práctica, los riesgos que más se manifiestan son los que se encuentran en cualquier tipo de empresa: golpes, caídas, cortes y traumatismos leves. Y eso es gracias a que hemos logrado controlar los riesgos de nuestros procesos productivos y actividades en general, de manera óptima. ¿De qué manera? Gracias a nuestros programas de seguridad global. La industria química, en general, y las empresas más grandes que participan en ella, trabajan con un sistema desarrollado en Canadá en el año 1985, denominado “Conducta Responsable”. Se trata de un programa de gestión de mejoramiento continuo en los ámbitos de seguridad, salud y medioambiente, estructurado sobre un conjunto de prácticas y recomendaciones para la administración, gestión y normativas técnicas que cubren los principales ámbitos del quehacer de una empresa de estas características. Contempla, entre otros, los ámbitos de transporte y distribución, seguridad y salud en el trabajo, protección del medioambiente, seguridad o tutelaje del producto, seguridad de los procesos, protección de las instalaciones, manejo de las emergencias, y comunicación interna y externa hacia los clientes y la comunidad. Gracias a la aplicación de este plan, ¿qué resultados han obtenido? Un estándar de seguridad por lejos superior a la media que se observa en la industria. Durante 2012 obtuvimos un índice de accidentabilidad de 0.87%, que por sí solo es muy bajo, pero que en comparación con la industria -que ostenta cerca de un 8%- es aún más exitoso. ¿Es posible seguir mejorando un indicador así? Siempre es posible. Nuestra meta es erradicar la accidentabilidad y alcanzar un indicador de 0%. Sin embargo, creemos que tan importante como eso es lograr que nuestros trabajadores integren la seguridad como parte de su vida cotidiana. Aspiramos a que la seguridad sea una preocupación de todos nuestros colaboradores, no sólo del área de seguridad y de BASF como compañía. Nuestro objetivo es lograr que los trabajadores se cuiden en cada momento de su jornada y en su vida en general, y que adviertan a sus compañeros acerca de la importancia de no correr riesgos innecesarios, en beneficio de todos. Entendemos que estar en un rango de accidentabilidad tan bajo como 0.87% implica que reducirlo aún más es extremadamente difícil, pero estamos convencidos de que no es imposible. ¿Qué desafíos quedan por delante? En particular, nos inquieta el tener un leve aumento -aún no explicable en un ciento por ciento- de accidentes de trayecto. Estamos estudiando los factores que pueden incidir en este hecho y desarrollando los mecanismos más adecuados para reducirlo. Junto con eso, somos conscientes de que los desafíos van evolucionando junto con la legislación y la normativa. En ese sentido, nos preocupa la relación con los contratistas, porque para nosotros es importante la seguridad de todas las personas que trabajan en BASF, indistintamente de la relación contractual que se establezca. A nivel de trabajo colaborativo, este 2013 nos hemos impuesto la gran tarea de continuar reforzando lo que llamos “el liderazgo visible” en toda nuestra organización. De esta manera, se incorpora aún más activamente a la alta gerencia en la materialización de nuestra estrategia de seguridad. Liderados decididamente por los directivos, de manera que su compromiso y ejemplo lleguen a todos los colaboradores de la compañía, lograremos que la seguridad sea una tarea y un fin perseguido por todos.