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HSEC EN CHILE
Avances y desafíos en el control de riesgos laborales

Aunque nuestro país presenta uno de los mejores niveles de seguridad laboral en Latinoamérica, quedan muchas tareas por desarrollar en este ítem, especialmente en lo referido a las pequeñas y medianas empresas. Asimismo, cada día aumenta la relevancia que adquiere para la opinión pública y las propias compañías temas como el cuidado del medioambiente y la relación de la industria con sus comunidades vecinas. En esta reunión-desayuno organizada HSEC Magazine, profesionales de diversas organizaciones públicas y privadas revisaron el actual estado del control de riesgos en el sector industrial del país.

La Prevención de Riesgos en Chile podría estar en la lista de los ‘must’ en el ranking del país. Tasas de accidentabilidad muy bajas, nos sitúan cerca de los países desarrollados, e incluso mejor que algunos como Estados Unidos y España. Muchas empresas tienen políticas de seguridad laboral desarrolladas y departamentos de sustentabilidad que empujan la prevención de riesgos hacia delante, y eso nos hace estar bien en este ámbito.
Entonces, ¿cuáles son las tareas pendientes en un escenario tan favorable? Según la opinión de los entendidos, “bajar” la prevención de riesgos a la mediana y pequeña empresa -donde las cifras son menos positivas- y transformarla, incluso, en una cuestión social transversal. El objetivo es mejorar, hasta que todos, empresas y personas, tengamos un mapa de riesgo grabado en el consciente y el inconsciente.

Nicasio Cuellar, Presidente Ejecutivo Nacional del Colegio de Expertos en Prevención de Riesgos de Chile.
Elena Contreras, Ingeniero en Prevención de Riesgos de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso).
Ernesto Evans, Presidente de la Asociación de Mutuales.
Pablo Rivas, Jefe de Operaciones de Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin).
Catalina Alvarez, Periodista de la Superintendencia del Medio Ambiente.
Giovanna Dodino, Asesora de Sustentabilidad de Camanchaca.
Pablo Rodríguez, Jefe del Departamento HSEC de Constructora Logro-Sigdo Koppers.
Cristóbal Mir, Gerente General EnginZone, representante en Chile de la NFPA.

El nivel de seguridad laboral de Chile es uno de los mejores en Latinoamérica. Así de categórica y positiva es la opinión de los expertos en el mundo de la prevención de riesgos. En estos resultados, señala Nicasio Cuellar, Presidente Ejecutivo Nacional del Colegio de Expertos en Prevención de Riesgos de Chile, ha sido crucial el establecimiento del sistema de mutuales, sin fines de lucro y contenido en la Ley 16.144, envidiado por muchos de nuestros vecinos en el continente americano. “El hecho de que las mutualidades de empleadores tengan que reinvertir sus utilidades en beneficio de los trabajadores afiliados ha mejorado todo el sistema de seguridad en sí mismo”, explica.

La historia de la seguridad laboral en nuestro país comenzó a cambiar a partir del año 1968, época en la que se estima que entre el 45% y 50% de los trabajadores se accidentaba anualmente, y ha avanzado hasta llegar al 2011 a un 5.5%. En opinión de Elena Contreras, Ingeniero en Prevención de Riesgos de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), en más de 40 años la situación de seguridad de los trabajadores ha cambiado de manera radical, lo que nos hace estar en un muy buen pie. “Junto con la nueva normativa, Chile ratificó el convenio 187 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), lo que implica tener una política nacional de seguridad y salud en el trabajo, que favorezca la educación en prevención de riesgos a nivel país. Asimismo, en la Suseso se trabaja desde marzo de 2011 en la revisión y proposición de la actualización de normas estándares en materias de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST)”, enfatiza.

Este avance, que a juicio de Ernesto Evans, Presidente de la Asociación de Mutuales, probablemente se expresará en una tasa de accidentes cercana al 5.4% para este año, es una señal inequívoca de un gran nivel en cuanto a la seguridad en el trabajo en nuestro país y, al mismo tiempo, el punto de partida para aspirar a una posición todavía mejor: llegar, como sociedad, a que en un futuro próximo ningún trabajador muera por alguna razón ligada a su actividad laboral.


El antes y el después en materia de seguridad


En este panorama alentador, el accidente de los 33 mineros del yacimiento San José, en agosto de 2010, marcó un nuevo punto de inflexión. “Un quiebre”, como lo califica Nicasio Cuellar, que obligó al Gobierno a hacerse cargo de los vacíos que en materia de seguridad existían en las minas, sobre todo en las medianas y pequeñas. “Producto de esto vienen muchísimas exigencias a nivel de las mutualidades y de las empresas, además de mayores niveles de fiscalización, que era uno de los puntos más deficitarios”, asegura.

En efecto, para Pablo Rivas, Jefe de Operaciones del Servicio Nacional de Geología y Minería, Sernageomin, el accidente de los mineros en el Norte caló hondo en la opinión pública, en el mercado de la minería y también a nivel de instituciones como ésta. “Como servicio gubernamental tomamos nuevas medidas. Asimismo, pasamos de tener un presupuesto que se quintuplicó -de 5 mil millones, a 25 mil millones de pesos- y reforzamos nuestra capacidad de gestión con la inclusión de más profesionales expertos y recursos tecnológicos de vanguardia”, indica.

Fruto de este auge por la preocupación de la seguridad de los trabajadores mineros, Sernageomin trabaja como asistente técnico del Ministerio de Minería, implementando las leyes que los poderes Legislativo y Ejecutivo promulgan. Definitivamente, como eºxplica el ejecutivo del Colegio de Expertos en Prevención de Riesgos de Chile, “el accidente de los ‘33’ dejó grandes huellas. Entre ellas, nuevas normas, tendientes no sólo a prevenir los accidentes del trabajo, sino que a preservar la salud de los trabajadores. Algunas de ellas ya están partiendo, como la relacionada con la sordera ocupacional y la silicosis en la construcción y en la minería”, detalla.

En opinión de Ernesto Evans, reflotaron con fuerza temas que parecían dormidos. Por ejemplo, hoy se están abordando las políticas de seguridad de las empresas que subcontratan o hacen uso de empresas de externalización de servicios. “En estos casos, se trata de trabajadores que si bien tienen una inducción en materia de prevención de riesgos, al interior de las faenas o las empresas desempeñan labores para las cuales muchas veces no tienen todos los conocimientos”, indica.

Así como la prevención de riesgos en el modelo de la subcontratación, a juicio del Presidente de la Asociación de Mutuales, también están presentes en la agenda otros temas emergentes, como los crecientes accidentes de trayecto; una materia compleja, relacionada con la dinámica de las ciudades y la gran demora de la gente para llegar desde su casa a su lugar de trabajo. A esto se suman las enfermedades profesionales, porque aumenta la preocupación por revisar y distinguir qué afecciones de salud pueden tener su origen en la actividad laboral que desempeñan las personas; y el avance de la tecnología médica, que está haciendo que la gente se recupere mejor y en menos tiempo y viva más, lo que también -de acuerdo a la opinión de Evans- imprime al sistema de mutuales una presión adicional, por entregar prestaciones de salud de un nivel cada vez más alto.


Medioambiente y sustentabilidad


La relevancia de la seguridad de las personas y su bienestar integral en el trabajo, van de la mano con la importancia del cuidado al medioambiente. Según Catalina Alvarez, Periodista de la Superintendencia del Medio Ambiente, la temática medioambiental ha ido tomando una relevancia creciente en la agenda pública. “Millones de personas se manifiestan a su favor y eso hizo que se modificara la institucionalidad ambiental, que dio lugar al Ministerio del Medioambiente, el Servicio de Evaluación Ambiental y la Superintendencia del Medioambiente, que justamente es la encargada de fiscalizar la normativa ambiental y que aumentó las multas en 200 veces en comparación al modelo anterior para las empresas que incumplen las normas medioambientales”, declara. Como contraparte a estas medidas de protección al medioambiente, la Superintendencia del Medioambiente también premia a las organizaciones comprometidas con la causa ambiental, incluyéndolas en una lista de “empresas verdes”, permitiéndoles mostrarse al mercado y al mundo como compañías con conciencia ambiental, respetuosas del planeta.

Igualmente, la sustentabilidad ostenta en la actualidad un lugar destacado dentro de los temas-país. Las empresas están buscando cómo proyectarse en las comunidades en las que están insertas, para asegurar su continuidad en el tiempo y beneficiar a las personas ligadas al sector donde operan. A través de políticas de sustentabilidad de distinta índole están poniendo el concepto de “valor compartido” sobre la mesa.

Empresas como Camanchaca están en este camino, sorteando las dificultades que significa plantear un nuevo modo de relacionamiento entre empresa y comunidad. Específicamente, como indica Giovanna Dodino, Asesora de Sustentabilidad de Camanchaca, están trabajando con colegios municipalizados de educación técnico-profesional y educación básica, a través de proyectos en Caldera, Puerto Montt y Chonchi. Según su opinión, en esta tarea lo más difícil ha sido cambiar la mentalidad de los colegios, para lograr que se vinculen con la empresa y escuchen las propuestas que tienen en materia de currículum y formación académica. “Queremos llenar los vacíos que tienen los jóvenes de cuarto medio cuando se enfrentan a hacer la práctica, ayudándolos directamente a ellos y contribuyendo a mejorar el conocimiento de los profesores, que no siempre están actualizados de cómo se trabaja en las empresas”, indica.


Desafíos en seguridad laboral

El cambio de mentalidad de las empresas, de lo reactivo a lo activo y proactivo, es el proceso al que muchas organizaciones están adhiriendo. Así lo indica Pablo Rodríguez, Jefe del Departamento HSEC de Constructora Logro -filial de Sigdo Koppers- quien, gracias a su experiencia como experto en materia de prevención de riesgos, ha visto cómo las empresas medianas están intentando pasar de niveles de seguridad mínimos a estándares superiores. En paralelo, señala que otras empresas sitúan a la seguridad como uno de sus principales focos de gestión, porque es un valor que tienen incorporado como parte de su cultura empresarial.

La preocupación existe. Eso está claro para Cristóbal Mir, Gerente General EnginZone, representante en Chile de la National Fire Protection Association (NFPA), organización dedicada a la prevención de incendios y considerada una autoridad en códigos de seguridad pública, con cerca de 300 estándares que influyen a nivel mundial en construcciones de edificios, procesos, diseños e instalaciones. El ejecutivo asegura que, de acuerdo a su experiencia, la importancia en materia de seguridad y prevención de riesgos es creciente. Las empresas se preocupan, se profesionalizan y trabajan para mejorar sus procesos en pos de tener ambientes más seguros.

Sin embargo, hay que mantener la guardia en alto. Como asegura Ernesto Evans, si bien las tasas de accidentabilidad son bajas en general, sobre todo en mercados críticos como la industria minera y la construcción, la proporción de accidentes aumenta a medida que disminuye el tamaño de las empresas. “En el segmento de empresas medianas y pequeñas está el principal problema. Abordarlo es tan necesario como complejo, porque no tiene que ver sólo con el rol de los organismos administradores y los prevencionistas de riesgo, sino que también con el papel que debe jugar la sociedad, a través de la mayor conciencia de los dueños de empresas, de los trabajadores, de los comités paritarios, de la educación. Probablemente, a futuro llegaremos a la conclusión que incluso los niños tienen que aprender acerca de estos temas en el colegio”, asegura el ejecutivo.

Pablo Rivas coincide con esta opinión y señala que el foco social es un gran desafío y mejorar la seguridad en la mediana y pequeña minería uno de los objetivos más importantes. El Jefe de Operaciones de Sernageomin sostiene que las regiones Tercera y la Cuarta del país enfrentarán el boom de la minería, que proyecta inversiones por 100 mil millones de dólares en los próximos años. Eso tendrá como consecuencia un gran auge de trabajadores en la zona y los modelos de seguridad laboral y prevención de riesgos tendrán que estar preparados para enfrentarlo.

Mientras las tasas de accidentabilidad se mantienen en porcentajes del orden del orden del 5.0%, surgen nuevos desafíos. Para Nicasio Cuellar, es hora de centrar la atención en los índices de mortalidad laboral, que se sitúan hoy en 185 personas al año y que han bajado poco, prácticamente nada. Llegó el momento, como señala Ernesto Evans, de transformar la prevención de riesgos en un plan nacional, que movilice a sindicatos, gremios, trabajadores y al sector de la educación. Puede ser una utopía -indica-, sin embargo, proyectarlo permitiría cumplir metas más ambiciosas, como llegar al 2016 con un 4% de tasa de accidentabilidad. Un sueño posible.

Octubre 2012
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