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Cáncer Ocupacional: Se puede prevenir
Por Dra. Adela Contreras, Académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Andrés Bello

Es conocida la influencia de factores del medioambiente en la generación de enfermedades malignas, incluyendo los agentes de riesgo laborales, a los cuales el trabajador está expuesto la mayor parte del día, durante muchos años. Sin embargo, con la protección y medidas adecuadas, es posible reducir el impacto sobre los trabajadores.

El cáncer surge de una célula anormal, capaz de replicarse repetidamente, hasta formar grupos de células tumorales, con la capacidad de invadir localmente y de sembrar a distancia tumores secundarios. Se ha determinado la existencia de un intervalo de latencia entre la primera exposición al agente nocivo y la aparición del cáncer, el que puede variar entre 4 a 6 años en leucemias inducidas por radiación, y 30 años, en el caso de un mesotelioma pleural inducido por asbesto. Sin embargo, este período de latencia es, en promedio, de alrededor de 12-25 años, por lo que puede ser difícil identificar la relación entre una exposición antigua y el tumor desarrollado.

Por esta razón, el punto más importante es prevenir el desarrollo de estas enfermedades, realizando un trabajo conjunto entre el prevencionista de riesgo, higienista industrial y equipo de salud, cuya labor es identificar las sustancias peligrosas, otorgar los elementos de protección adecuados, realizar adecuada mantención de ellos, informar a los trabajadores acerca de los riesgos, llevar a cabo evaluaciones médicas periódicas y derivar oportunamente cuando se sospeche enfermedad.

La Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, obliga a Servicios de Salud y Mutuales, a realizar programas preventivos, orientados a fortalecer la protección por parte de los trabajadores para evitar que estas enfermedades aparezcan o, en el peor de los casos, se detecten de la manera más precoz posible. Dado el largo período de latencia entre la exposición y la aparición de la enfermedad, en algunos casos no es posible contar con exámenes biológicos que den cuenta del mayor riesgo existente de desarrollar cáncer; de ahí la importancia del enfoque preventivo y educativo que debe existir al interior de las empresas.

Existen diversos cánceres en humanos que se han asociado a agentes laborales: mesotelioma pleural (asbesto), cáncer de piel (radiación, alquitrán, petróleo y derivados), cáncer de vejiga (bencidina, naftalamina, aminodifenil), cáncer de pulmón (arsénico, cromo, gas mostaza, níquel), cáncer de hígado (cloruro de vinilo) y leucemia (benceno, radiación).

Existen otros agentes laborales con los cuales se deben resguardar las medidas de protección personal de manera estricta: el formaldehído (cáncer nasal o nasofaríngeo), óxido de etileno (leucemia), percloroetileno (leucemia, cáncer hepático), citostáticos o quimioterápicos (efectos mutágenos y cancerígenos).

Algunos de los procesos industriales y labores específicas relacionadas con los agentes mencionados, son: industria y manufactura (calzado, plásticos, radiación, agentes químicos diversos), imprentas (uso de anilinas), minería (fundición y refinería), lavasecos (percloroetileno). En el área de la salud, los trabajadores están expuestos en los servicios de rayos X, esterilización quirúrgica (óxido de etileno), oncología (citostáticos), y servicios de anatomía patológica (formaldehído).


La importancia de la protección

Una adecuada y completa protección durante la jornada laboral, minimiza la exposición a estos agentes, los cuales pueden ingresar al organismo por vía inhalatoria, por contacto directo de la piel, o por vía digestiva. La utilización de mascarillas con filtro, guantes, antiparras, gorro y bata, sumado a medidas ambientales, como separación de ambientes, métodos de extracción de aire, cámaras de aislamiento o simplemente adecuada ventilación de los espacios, son fundamentales. Medidas como no comer en los lugares de trabajo, no fumar y contar con agua corriente y jabón para una adecuada limpieza, son factores útiles a la hora de minimizar el contacto con los agentes.

Resulta fundamental un compromiso de las empresas para erradicar de sus materias primas aquellos agentes cancerígenos que hoy en día tienen alternativas menos peligrosas, aunque sean un poco más caras, con miras a dar una mejor calidad de vida a los trabajadores y contribuir a un trato más ecológico con el planeta.

En Chile, tenemos el triste ejemplo de los cientos de trabajadores y familiares de éstos que fallecieron debido al asbesto, cuyo uso fue prohibido recién el año 2001. Durante décadas, hombres y mujeres convivieron con esta sustancia, cuyo flagelo se manifiesta hasta el día de hoy en casos nuevos de un cáncer pleural, agresivo y doloroso.

Algunas cifras a nivel mundial

19% de todos los cánceres son atribuibles en particular al entorno laboral.

Se registran 1,3 millones de muertes cada año por cáncer ocupacional.

La OMS ha clasificado 107 sustancias, mezclas, y situaciones de exposición como carcinógenas para el ser humano.

Una de cada diez muertes por cáncer de pulmón está estrechamente relacionada con riesgos presentes en el lugar de trabajo.

125 millones de personas son expuestas al amianto en el lugar de trabajo.

Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)

Junio 2013
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