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PREVENCIÓN EN LA AGRICULTURA
El correcto uso de los EPP y la conciencia de los riesgos
Por Rodrigo Domínguez

Si bien en el sector agrícola hay algunos eventos no deseados (END) que tienen como consecuencia accidentes de trabajadores, el foco de atención debe estar puesto en la salud ocupacional. La contaminación por el manejo de plaguicidas es uno de los principales riesgos por los que puede ser afectado el trabajador.

En el sector agrícola, se emplea una gran variedad de plaguicidas, todos de una peligrosidad importante, como los insecticidas, nematicidas, fungicidas, fumigantes y herbicidas. De éstos, todos tienen algún nivel de toxicidad, e incluso algunos pueden producir problemas teratogénicos. Este tema es muy serio, porque sus efectos no se aprecian directamente en el individuo, sino que en las generaciones posteriores.
El tema de los plaguicidas se ha abordado con ligereza, pero se han hecho esfuerzos de ir mejorando. Si bien antiguamente había muchas sustancias que estaban prohibidas a nivel mundial y se seguían usando en el país, hoy su utilización ha disminuido notablemente, gracias a nuevas normativas en la materia, y eso es un gran paso. Sin embargo, falta epidemiología en el área.

No obstante, antes de aventurarse con alguna posición particular de frente a los plaguicidas, se deben tener en cuenta antecedentes sobre estudios en donde se han descubierto importantes hallazgos. A modo de ejemplo, dentro de dos grupos de trabajadores del sector agrícola en Cataluña -específicamente en cultores de cavas-, se comprobó que aquellos trabajadores que utilizaron elementos de protección personal (EPP) tuvieron un mayor grado de contaminación que aquéllos que no los usaron. En este caso, se podría concluir que la contaminación fue a raíz del uso de EPP, pero se analizó el tema en profundidad, y se descubrió que el trasfondo se relacionaba con la capacitación en el uso correcto de los mismos.

En el caso mencionado, los trabajadores usaban los protectores respiratorios con filtros que estaban ya contaminados. Por lo tanto, la fuente de contaminación estaba en los sistemas de protección y las personas estaban inhalando una fuente más concentrada que la del medioambiente, que hacía que el proceso de contaminación se acelerara. En este sentido, esto representa una señal errónea para quienes desconocen el uso correcto de los EPP y que podrían llegar a pensar que estos implementos son nocivos.

En este sentido, habría que hacer énfasis en la buena selección y utilización de los equipos de prevención que se emplean y tomar resguardos. Por ejemplo, existe actualmente el Protocolo de Pruebas de Ajuste Cuantitativa del ISP, que se realiza mediante los equipos “portacount”, que permiten determinar el Factor de Ajuste de la máscara de protección respiratoria (que se calcula por la relación entre el número de partículas presentes en el recinto donde se realizan las pruebas de ajuste y el número de partículas en el interior de la máscara del trabajador). Estos implementos son sometidos a pruebas, donde el Factor de Ajuste mínimo de una máscara de protección de medio rostro debe ser 100 y para una de rostro completo, 500, asegurando el tamaño adecuado para cada trabajador. Cabe destacar que es un buen avance, porque nos permite asegurar que el protector efectivamente está cumpliendo su función.


El peligro del sol


Otra arista de alto riesgo dentro de la actividad agrícola es la exposición al sol. En este caso, se ha estado trabajando de manera incipiente, recurriendo sólo a lo que indica la Ley 20.096, conocida como “ley del ozono”, en la que se exige la protección facial a través de cremas con protector solar y el uso de vestimentas apropiadas. Estas prácticas son algunas de las más empleadas en la actualidad, pues además de ser obligatorias, resultan ser las más convenientes desde el punto de vista económico. Otra alternativa es el control administrativo, es decir, regular los horarios de trabajo cuando la exposición a los rayos UV es crítica.

Si bien estas exigencias y medidas son importantes, se hace necesario que el problema se aborde de forma amplia y no focalizada. En estricto rigor, debería buscarse aplicar la jerarquía de control, que implica eliminar el riesgo incluyendo todas las variables, pero al resultar muy oneroso, esa opción generalmente queda descartada. La prevención de riesgos es responsabilidad de todos, pero con apoyo gerencial, las recomendaciones fluyen y no quedan en una declaración de buenas intenciones.

Rodrigo Domínguez, profesor del Depto. Construcción y Prevención de Riesgos, Universidad Técnica Federico Santa María, Sede Viña del Mar.

Mayo 2013
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