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PROTECCIÓN PASIVA CONTRA INCENDIOS
¿Qué falta para estar realmente protegidos?

Como pocas veces ocurre cuando distintos actores se juntan a discutir un tema, el consenso sobre las falencias que existen en Chile sobre protección y control de incendios es unánime. Los especialistas que reunimos en esta mesa aseguran que ni la normativa ni las edificaciones permiten asegurar la supervivencia de los ocupantes de un edificio en caso de incendio. Por una parte, las regulaciones existentes son múltiples, confusas, insuficientes y contradictorias; y, por otra, las edificaciones no son fiscalizadas correctamente, por lo tanto, en caso de siniestro generalmente colapsan. Pero esto no es todo. A estos dos factores se suma la falta de educación y cultura en torno a la protección contra incendios, que es para algunos el elemento más crítico y quizás el más importante para cambiar esta realidad.

La normativa existente indica que las construcciones deben contar con sistemas de protección pasiva contra incendios, que según Manuel Brunet, Coordinador Técnico de la Cámara Chilena de la Construcción (CchC), es el conjunto de elementos que retrasa o impide la propagación de fuego y asegura la estabilidad de la estructura.

Está vinculada con el diseño de la construcción y sus condiciones de seguridad, vías de evacuación y compartimentación, para velar por la seguridad de las personas. En el caso de las viviendas, indica Susana Jara, Encargada del Control de Calidad en Materiales y Elementos Industriales para la Construcción de la División Técnica del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, apunta a que los arquitectos diseñen cumpliendo con la normativa vigente, incorporando resistencia al fuego en los elementos estructurales y también en cuanto a las vías de evacuación, que son distintas, dependiendo de los recintos y las alturas, cuando se trata de edificios.

Manuel Brunet, Cámara Chilena de la Construcción.
Susana Jara, Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
Luis Salamanca, Instituto y Centro de Formación Técnica Santo Tomás.
Leonardo Ahumada, Asociación Chilena de Seguridad.
Francisco Maureira, Instituto Nacional de Normalización.
Manuel Lorca, Inacap.
Sergio Albornoz, Academia Nacional de Bomberos de Chile.
Andrés Santis, Idiem.
Rodrigo Aravena, Dictuc.
Jaime Codina, Universidad Federico Santa María.
Ricardo Vásquez, DuocUC.
Denis Miller, Mutual de Seguridad.
Sebastián Araya, Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

Sin embargo, gracias al avance de la tecnología hoy es posible contar con niveles de protección aún mayores. Como señala Luis Salamanca, Director del Area de Ingeniería para las Carreras de Prevención de Riesgos del Instituto y Centro de Formación Técnica Santo Tomás, existen sistemas capaces de incorporar protección pasiva en edificios ya construidos y otros que actúan en forma automática, conocidos como los sistemas de protección activa contra incendios.

Todo está bien hasta ahí. Existe normativa y una oferta de materiales y sistemas de protección contra incendios, pasiva y activa. Entonces, ¿qué no está funcionando? La respuesta de los especialistas es clara: la regulación es confusa y los sistemas de fiscalización resultan insuficientes, así como también la educación como medio para informar a los usuarios y a los agentes que intervienen en la construcción.


¿Cuál es la normativa a seguir?

Determinar el nivel de protección pasiva que requiere un edificio de acuerdo a la carga de materiales combustibles que posee, es el primer problema que revela la actual ordenanza que regula la construcción de edificaciones. Así lo indica Leonardo Ahumada, Profesional del Area de Incendio de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), fundamentando que tal carga puede variar en el tiempo, como ocurre en un gran número de empresas con bodegas, por ejemplo. Otro problema -señala- es que la normativa no indica que las vías de evacuación deban ser protegidas con elementos resistentes al fuego, lo que a su juicio es un grave error; ni que existen dos en vez de una, para contar con una vía alternativa de escape.

Manuel Brunet sostiene que la reglamentación contra incendios está dispersa y proviene de múltiples instituciones y organismos. Así lo indica la recopilación hecha en 2009 por la CchC que revela la falta de centralización de la información, discrepancias importantes en algunos casos y absoluta posibilidad de cumplir con algunas de ellas. “Hicimos un largo listado de las divergencias y además nos dimos cuenta de que muchas normas están obsoletas, lo que disminuye considerablemente los niveles de seguridad de las edificaciones”, comenta.

Una de las razones que explica la existencia de múltiples fuentes en cuanto al desarrollo de las regulaciones es que, como explica Francisco Maureira, Coordinador de Normas del INN, desde el año 2001 el proceso de oficialización de normas corresponde a cada ministerio. A juicio de Luis Salamanca, esta información que, además de estar dispersa permanece desactualizada, dificulta el trabajo de los profesionales a cargo de velar por la seguridad de la vida de las personas en distintos recintos y edificios, y de los estudiantes que se están formando en esta área.

Respecto de este punto, Susana Jara reconoce que existe confusión respecto a qué normas utilizar en el área de fuego y materiales, razón que los ha motivado a generar modificaciones a la normativa vigente en un proceso que contempla distintas etapas. “Comenzaremos con la primera este año, abordando por parte la ordenanza, debido a que es un trabajo complejo”, señala.


El riesgo de siniestro en Chile


Un estudio de la organización ProCobre hecho recientemente en Chile, reveló que el 98% de las viviendas del centro de Santiago construidas con anterioridad a 1960 tienen sus sistemas eléctricos en malas condiciones y son focos potenciales de incendios. Otros espacios, como las discoteques, conocidas por tener pasillos estrechos, poco iluminados y albergar a gran cantidad de personas en una superficie reducida, también son otro núcleo de preocupación. En ambos casos, la fiscalización es prácticamente nula y la normativa insuficiente.

Para dar un paso adelante, Manuel Lorca, Experto en Prevención de Riesgos y Docente de Inacap, afirma que es imprescindible contar con herramientas que permitan fiscalizar que los sistemas de protección pasiva dentro de las construcciones se incorporen correcta y completamente. “Ocurre que muchos edificios son probados para un uso y luego se utilizan con otra finalidad. Cambia la carga de combustible, pero la protección pasiva sigue siendo la misma”, explica.

En este sentido, Sergio Albornoz, Jefe del Departamento Técnico de la Academia Nacional de Bomberos de Chile, sostiene que la experiencia práctica de Bomberos es evidente y reveladora. Hace algunos meses, un organismo público les pidió hacer una revisión de la protección contra incendios en sus más de 30 centros, la que efectuaron con una cartilla basada en la norma norteamericana NFPA 101. Esta es una de las más avanzadas a nivel mundial y clasifica los edificios, especificando si garantizan o no la vida de sus ocupantes en caso de incendio. Luego de la inspección, concluyeron que ninguno de los centros pasaba la prueba, incluso estando algunos de ellos recién inaugurados.

En opinión del representante de Bomberos, esto demuestra que la legislación existente es absolutamente insuficiente para garantizar la vida de las personas en caso de incendio. Si se pretende avanzar -enfatiza- “debe hacerse adaptando las normas de la NFPA a la realidad local y corregir falencias como las que existen en las direcciones de obras municipales. Llegamos a la evidencia de que los locales que se queman no cumplen con lo poco que exige la legislación chilena, lo que significa que la recepción final de obras no se está haciendo como corresponde”.
 

Una nueva cultura

Además de normas y controles adecuados, mejorar el conocimiento de los distintos actores de la sociedad es un requisito indispensable para avanzar. Sergio Albornoz señala que en Chile lo importante es trabajar tanto en mejorar la implementación de sistemas contra incendio eficientes, como en su mantenimiento. “Los sistemas no son baratos, pero deben incorporarse dentro de los costos del proyecto, con la adecuada instalación y, lo más importante, dejando el mantenimiento a cargo de empresas especializadas, porque de lo contrario la inversión se pierde. Eso es algo que en nuestro país aún no está internalizado y forma parte del conjunto de elementos que garantizan la vida de las personas, según la NFPA”, agrega.

A partir de la Ley 20.389, vigente desde 2009, Bomberos cuenta con la prerrogativa de revisar los edificios sin autorización del dueño ni la compañía de los inspectores municipales. Para ejercer esa facultad están trabajando en la formación de inspectores de bomberos en todo el país y esperan que en cuanto comiencen sus inspecciones y revelen el bajo nivel que existe en Chile en cuanto a protección contra incendios, la realidad poco a poco comience a mejorar.

Avanzar en educación es, para Andrés Santis, Jefe de Laboratorios de IDIEM, un elemento determinante para crear conciencia sobre la importancia de contar con sistemas eficientes de protección contra incendios. “Es fundamental que las personas entiendan que, por ejemplo, es absolutamente necesario que la protección pasiva funcione adecuadamente, porque los materiales de construcción se debilitan en presencia del fuego, porque éste se propaga rápidamente y porque no se puede prever cuándo comenzará un siniestro ni por qué razón. Sólo así es posible avanzar en prevención y protección”, señala.

Justamente, para Rodrigo Aravena, Jefe de Sección de Protección Pasiva de Dictuc, el no ser capaces de mantener sistemas de protección pasiva en las edificaciones, es un indicador claro de la forma que tenemos en Chile de enfrentarnos al riesgo, donde ni siquiera la normativa es suficiente para asegurar la protección. “La falta de cultura en materia de prevención queda patente aquí y nos enfrenta al desafío de desarrollar en las personas la cultura en torno a disminuir al máximo la posibilidad de salir dañados en caso de que ocurra un siniestro”, explica.

Para Jaime Codina, Profesor de Protección contra Incendios de la Universidad Federico Santa María, el rol que deben cumplir los fiscalizadores es relevante para dar pasos concretos en el desarrollo de una política seria de protección contra incendios. En la misma línea, Ricardo Vásquez, Director de Carrera de Prevención de Riesgos de DuocUC, coincide en la necesidad de mejorar la información que se entrega a los estudiantes y profesionales de esta área, como una manera de asegurar que el panorama mejore a mediano y largo plazo.

Ante falencias que, para Denis Miller, Profesional de la Mutual de Seguridad, resultan francamente impresionantes, es necesario repensar la normativa, fomentar la educación y, como insisten los expertos, aumentar las inspecciones de los organismos con facultades fiscalizadoras. Todo esto con el objetivo de impedir que los incendios ocurran y las personas pierdan su vida en ellos.

Abril 2013
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