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Seguridad química en la producción
Por Jorge López, Presidente del Comité de Seguridad en los Procesos de Asiquim.

Dada la peligrosidad de algunas sustancias químicas, es necesaria la adopción de medidas preventivas que resguarden ante un posible accidente. Desde la producción de las mismas, deben primar procedimientos que eviten desgracias a los trabajadores y a terceros.

La “Sostenibilidad” de la industria química, en sus pilares económico, social y medioambiental, está fuertemente ligada con las buenas prácticas industriales para la minimización de riesgos en todo su ciclo de vida y, ciertamente, con un énfasis marcado en la producción de sustancias químicas peligrosas. Para ratificar esta aseveración, pensemos en la industria de explosivos, la que utiliza sustancias químicas básicas (por ejemplo, mezclas de sustancias específicas de las clases 3 y 5.1) para generar materiales que sean capaces de liberar energía, de manera controlada y en condiciones específicas, los que son profusamente usados en la construcción y sobre todo en la pujante industria de la minería extractiva.

¿Puede una planta de producción de explosivos soslayar la seguridad en sus procesos? La respuesta categórica -y por demás, muy obvia– es no, dado que un desajuste operacional en una planta productiva de estos materiales, además de los potenciales daños a la salud de las personas, podría literalmente destruir dicha operación y, por ende, el negocio que la sostiene.

Es por esto que en las empresas reconocidas como Industrias Químicas -dependiendo de los peligros de las sustancias a producir–, la seguridad en los procesos productivos nace desde las etapas de desarrollo e ingeniería de sus instalaciones. Lo anterior no implica que accidentes causados por desajustes operacionales no se puedan producir, sino más bien que, a pesar de los peligros potenciales involucrados en estos procesos productivos, éstos son gestionados hasta llegar a lo que definiremos como “niveles aceptables de riesgo”.


Conducta responsable

Dado que el peligro (condición intrínseca de un proceso o sustancia de producir daños a la salud de las personas o el medioambiente) está presente en la vida diaria, es que tanto a nivel cotidiano como industrial, se manejan niveles de riesgo aceptables para proceder a realizar una cierta actividad. Por ejemplo, viajar en avión tiene peligros muy conocidos con potenciales consecuencias de alta severidad, no obstante, en nuestros días es por lejos el medio de transporte menos riesgoso (o bien más seguro) para viajar.

En este sentido, si bien no existe una métrica única para clasificar si un riesgo es o no aceptable, la industria química a nivel global diseñó hace 25 años la Etica conocida en Chile como “Conducta Responsable” (“Responsible Care”, en inglés) para definir estándares mínimos a considerar en estas materias. Estos estándares fueron requeridos a través de códigos de administración y, si bien hoy el programa se administra como un sistema de gestión integrado, el inicial “Código de Seguridad en los Procesos” mantiene vigente la mayoría de sus prácticas iniciales.

El principio global que sustenta las prácticas de dicho Código es: “Mejorar de forma continua el conocimiento y el desempeño de los productos químicos, los procesos y las tecnologías aplicables a lo largo de sus ciclos de vida, en los aspectos relacionados con la salud, la seguridad y el medioambiente”, donde la producción juega un rol esencial. La importancia y alcance que tiene este principio es que nos hace responsables de la seguridad en las diferentes etapas del ciclo de vida del producto, es decir, nos exige mantener y vigilar los estándares de seguridad propios e ir más allá de nuestras instalaciones, con énfasis en el manejo seguro de sustancias peligrosas.

Dentro de las prácticas implementadas en el Sistema de Gestión de Conducta Responsable, están también el traspasar las condiciones y conocimientos para la operación segura de los usuarios de sustancias químicas peligrosas, con énfasis en aquellos de nivel industrial, entrenando y capacitando a clientes, en el uso de herramientas desarrolladas para la prevención de accidentes y/o emergencias que involucren las sustancias peligrosas, entre las cuales pueden estar los incendios químicos, explosiones, fugas, intoxicaciones, derrames, etc.

La experiencia nos ha enseñado que, para poder producir en forma segura, no basta sólo tener estas herramientas implementadas, pues éstas, por sí solas, no son suficientes. Para lograr los estándares de seguridad que nuestra industria requiere, es requisito primordial que la alta dirección de las empresas esté de alguna manera presente en el desarrollo, operación y análisis de procedimientos y controles que se realizan a los procesos de producción, distribución y uso del producto. Por esto, la prevención y la seguridad de los procesos no puede verse hoy en día desde un aspecto puramente técnico, sino que tiene que ir acompañado de programas de gestión que promuevan la mejora continua de la seguridad de los procesos y éste es el compromiso que han adquirido las empresas químicas chilenas adscritas al Programa de Conducta Responsable.

Prácticas y herramientas del Sistema de Gestión de Conducta Responsable  

Definición de tareas críticas.  

Análisis de Riesgo en el Trabajo, ATR (Job Safety Analysis, JSA o Job Hazard Analysis, JHA).  

Procedimientos de Trabajo Seguro para tareas críticas.  

Permiso de Trabajo Seguro (PTS): Listas de chequeo para asegurar que las condiciones de seguridad sean cumplidas durante toda la tarea.  

Desarrollo y difusión de Hojas de Seguridad, HDS (Material Safety Data Sheet, MSDS).  

Estudio de Riesgo y Análisis Funcional de Operabilidad, Hazop (Hazardous Operation Analysis).  

Preparación y Respuesta Ante Emergencias, de manera de mitigar los posibles daños una vez que se desencadenó el accidente.  

Auditorías Periódicas de Seguridad.   Mantención (predictiva, preventiva y correctiva) de las plantas.  

Gestión de Cambios o MOC (Management of Change).   Investigación de Accidentes e Incidentes durante el Proceso.

Abril 2013
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