Al evaluar el impacto que le genera a una empresa la buena gestión en seguridad, hay acuerdo en que cuando los protocolos están presentes, la calidad, la productividad, la efectividad organizacional y la moral de los empleados es superior. Más aún, el impacto positivo alcanza los resultados financieros de las compañías, evidenciando que la seguridad en el entorno laboral entrega beneficios al negocio. Entonces, ¿cómo se logra crear una cultura de seguridad en las empresas?

La clave la encontramos en la alta gerencia. El liderazgo permanente en la materia y predicar con el ejemplo para mostrar compromiso con la seguridad harán la diferencia. Esto determinará el nivel de importancia que le dan otros mandos a los protocolos y cómo estos terminarán, finalmente, implementándose en la práctica. Por esta razón, es primordial un alto compromiso y que este transmita constantemente y con claridad el siguiente mensaje: la seguridad siempre está primero.

Junto con lo anterior, es fundamental para construir una cultura preventiva de seguridad educar diariamente a nuestros trabajadores. La cultura preventiva se logra generando en todos los colaboradores conductas de autocuidado en escenarios de peligro. La idea es educar para crear conciencia sobre la necesidad de adoptar una conducta responsable y de respeto por la protección de la salud y el entorno.

El desarrollo de una cultura de seguridad requiere de acciones específicas organizadas en un plan estratégico. Entre las actividades a considerar, se cuentan charlas de seguridad, validación del conocimiento en la materia, observación en terreno, investigación de accidentes, reforzamiento de aprendizajes y, por supuesto, reconocimiento a trabajadores que se comprometen con la seguridad laboral. Asimismo, para mostrar avances y mantener reforzados los protocolos, se pueden emitir boletines informativos mensuales con los logros en seguridad y difundir las lecciones aprendidas a partir de accidentes laborales.

Complementariamente, es importante medir la efectividad de las acciones de promoción de la seguridad. Por ello, la planificación debiera considerar indicadores que nos permitan conocer dónde estamos, cómo avanzamos y cómo podemos mejorar. De este modo, podremos incluir una mirada de mejora continua.

Estas son las principales claves para resolver la ecuación de la cultura de seguridad en las compañías. La seguridad es un valor permanente y ninguna urgencia puede postergarla. Del mismo modo, no olvidar que el éxito reside en la constancia y que los beneficios no siempre se observan en el corto plazo.