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Importancia de la hidratación en la salud laboral
Por Javier Núñez, Gerente Corporativo de HSEQ en Aramark
Las altas temperaturas y trabajos de exigencia física son algunas de las causas de la deshidratación, un estado que se manifiesta en desconcentración y problemas de motricidad en los trabajadores.

La preocupación por la salud laboral es parte fundamental de la gestión de personas. El alcance de esta área no se reduce solamente a proveer entornos laborales más seguros para la prevención de accidentes, pues la salud involucra muchos otros factores que inciden en el bienestar físico y psicológico de las personas, entre los que se encuentran sus hábitos de hidratación. Este no es un tema menor si consideramos que un trabajador promedio pasa gran parte de su jornada diaria en su lugar de trabajo y que el cuerpo humano se compone en alrededor de un 60% de agua, por lo que la preocupación por el balance hídrico corporal durante la jornada laboral es muy relevante.

Importante también es considerar que existen actividades laborales que demandan gran esfuerzo y que pueden desarrollarse en condiciones donde la temperatura ambiental está por sobre lo normal. A propósito de este tipo de casos, es especialmente pertinente abordar la ingesta de líquidos como factor determinante de una buena salud. Contar con la asesoría de un profesional que pueda estimar la pérdida de líquido y de electrolitos, según el ambiente y la tarea desempeñada, resulta de gran utilidad para una mayor efectividad al definir el modelo de hidratación que se requiere.

En ambientes cálidos, con actividad física intensa -presente en sectores, como Construcción, Pesca, Minería, entre otros- es muy necesaria la promoción del hábito de hidratarse. Y es que cuando se realiza un trabajo físico desgastante, se desencadena una sudoración excesiva que supera el consumo de agua ingerida y conlleva un déficit de líquido corporal, pudiendo superar el 10% de pérdida de peso en agua en períodos prolongados de deshidratación, tras lo que se requiere asistencia médica.


Efectos de la falta de agua

La deshidratación implica un riesgo para la salud no solo en forma directa, al afectar los procesos biológicos del cuerpo, sino también al impactar en la concentración y la motricidad de los trabajadores. De hecho, la deshidratación puede pasar inadvertida, pero un cuadro de este tipo puede derivar en accidentes personales o errores en los procesos que desencadenen problemas mayores.

Así también, se debe tener en cuenta que en circunstancias de pérdida severa de agua corporal se pierden electrolitos, con lo que decae el sodio en la sangre y se agregan riesgos para el funcionamiento del organismo. Los especialistas estiman que con temperaturas elevadas y esfuerzo físico prolongado se pueden perder hasta 2 l/hora vía sudor, ante lo que se requiere reposición de agua y electrolitos. Esa es la razón por la que los maratonistas consumen bebidas ricas en sodio, potasio y carbohidratos.

Entre las acciones destinadas a prevenir este problema en los lugares de trabajo, destaca la importancia de educar en el autocuidado y en la identificación de señales tempranas de deshidratación. Indicios como boca seca, sequedad en la piel o fatiga, debieran alertarnos sobre una deshidratación leve. En tanto que síntomas como calambres, dolor de cabeza, cansancio o poca capacidad de concentración, pueden evidenciar una necesidad urgente de ingerir líquido.

Aun cuando hemos puesto el foco en el riesgo de deshidratación asociado a ciertas tareas y entornos, lo cierto es que las personas pierden agua constantemente a través del sudor, los pulmones, la orina y las lágrimas. Se estima que esta pérdida “obligatoria” diaria fluctúa entre el 5% y el 10%. Esa merma de líquidos varía de persona a persona según su contextura física (cantidad de glucógeno muscular), presencia de ciertos cuadros de salud (diarrea y vómitos, por ejemplo) y el hábito de ejercicio fí- sico. Por ello, lograr un equilibrio fisiológico adecuado con la ingesta de agua, según la particularidad de cada persona, contribuye a un buen rendimiento en la jornada diaria.


Acciones recomendadas

Entre algunos de los hábitos hidratantes saludables -para personas con actividad física normal y en entornos comunes-, se encuentra el beber mínimo dos litros de agua al día, en intervalos regulares de alrededor de una hora, como regla general. La cantidad ingerida debe incrementarse en la medida que el esfuerzo físico aumenta y la temperatura ambiental se eleva. Asimismo, en el caso de trabajos de alta intensidad física, las tareas deben iniciarse con trabajadores muy bien hidratados. Teniendo en cuenta estas consideraciones, se puede prevenir un gran número de accidentes laborales y mejorar la sensación de bienestar.

Un rol importante para apoyar la hidratación de los trabajadores lo cumplen las comidas y las pausas laborales. Por un lado, la alimentación constituye entre el 30% y el 40% del aporte de agua al cuerpo, participa en la recuperación del sodio perdido por el sudor y puede contribuir a estimular la sed. En esta línea, se recomienda el consumo de alimentos con alto contenido de agua, como frutas, verduras y sopas. Igualmente, el contar con tiempos de descanso con provisión de agua es una muy buena práctica.

Un rol clave en esta materia lo cumple la organización y los encargados de la supervisión de la fuerza laboral. Por un lado, se debe contar con puntos de hidratación suficientes y de fácil acceso para los trabajadores, además de proveer indumentaria para evitar la pérdida de líquidos corporales por efecto de la carga solar. Por otro lado, quienes ejercen tareas de supervisión deben estar atentos a señales de deshidratación y reforzar los hábitos saludables.

Velar por el bienestar de nuestro equipo humano requiere monitorear muchos factores que influyen en la salud de las personas. Sin bien es cierto que en esta columna hemos puesto el foco en la importancia de la hidratación, dependiendo del rubro necesitamos estar atentos a otros riesgos y hábitos de autocuidado que requieren especial atención. Al final del día, la salud de una organización pasa por la buena salud de quienes la integran.

Marzo 2018
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