El trabajo es un derecho de toda persona, ya que satisface un sentimiento de realización personal que permite, entre otras cosas, la movilidad social. Sin embargo, produce desgaste fisiológico, tanto físico como mental, factores que se deben detectar y vigilar a través del tiempo para que las personas mantengan el mejor estado de salud posible y puedan tener un correcto desempeño laboral. Este desgaste fisiológico depende de condiciones personales y también de las tareas que se desempeñan en la vida laboral, ya que entrañan riesgos específicos de desarrollar distintas enfermedades profesionales.
De ahí nace la necesidad de realizar seguimiento al estado de salud de los trabajadores y también llevar un registro de cómo se ven afectados por las condiciones de trabajo. Esta información permitirá tomar más y mejores medidas de salud pública para que ese desgaste se reduzca cada vez más a través de los años en la población trabajadora general.
Dentro del marco legal que enmarca el Código Sanitario, la Ley 16.744 del “Seguro social contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales” y el DS Nº 101 que “Aprueba Reglamento para la aplicación de la ley 16.744, que establece normas sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales”, se expresa que en el caso de enfermedad o accidente laboral deberán concedérsele las prestaciones que señala el seguro social, incluyendo el aspecto preventivo del riesgo al que pueda estar expuesta la persona en relación a la actividad que deba realizar, y es en ese contexto que se realizan exámenes ocupacionales a trabajadores que se desempeñan en puestos de trabajo con riesgo de desarrollar una enfermedad laboral. Esto permite, entre otras medidas, tomar acciones preventivas y sanitarias, ya sea a través de medidas ingenieriles y/o administrativas para disminuir el riesgo, o de la reubicación de su puesto laboral, generando ambientes de trabajo más saludables, para así evitar que un trabajador continúe presentando desgaste.
Revisiones periódicas
Los exámenes ocupacionales juegan un papel importante en el monitoreo de salud de los trabajadores, y se establecen en protocolos de vigilancia a través de mesas de trabajo con expertos sobre distintos riesgos específicos. Estos protocolos son elaborados por el Ministerio de Salud en donde en conjunto con otras entidades como el Instituto de Salud Pública y los Organismos Administradores de la Ley del Seguro 16.744, se establecen los exámenes apropiados para un adecuado seguimiento de salud de los trabajadores. A medida que transcurre el tiempo, estos exámenes se someten a actualizaciones sistemáticas y se van estableciendo nuevos protocolos de vigilancia para dar respuesta a nuevas problemáticas de salud ocupacional que se vayan detectando.
Por ejemplo, para el caso de ruido ocupacional (que puede derivar en hipoacusia), el Protocolo de Exposición Ocupacional a Ruido (PREXOR) establece que se debe hacer un seguimiento de la salud auditiva, que consta de un examen ocupacional de audiometría de base que se realiza luego de 30 días de iniciada la exposición ocupacional a ruido. Con ella, es posible establecer las capacidades auditivas del trabajador/a para compararlas con las audiometrías de seguimiento posteriores.
Otro ejemplo es el caso de trabajadores expuestos a polvo de sílice (principalmente en faenas mineras y de construcción), donde se corre el riego de contraer silicosis. Para estos casos, y siguiendo lineamientos que permitan dar cumplimiento al Plan Nacional de Erradicación de Silicosis (Planesi) que pretende la erradicación de la enfermedad para el año 2030, la evaluación ocupacional consiste en radiografía de tórax y espirometría con periodicidad establecida, ya que es la única manera de detectar la enfermedad antes de que llegue a un estado avanzado. Sin embargo, estos exámenes también deben realizarse en el caso de que un trabajador inserto en programa de vigilancia de sílice se ausente al trabajo más de 30 días de corrido a causa de alguna enfermedad respiratoria.
Medidas como las mencionadas anteriormente permiten que los trabajadores puedan mantener su estado de salud o disminuir los efectos nocivos que puede producir el trabajo sobre ésta. Y, para ampliar esta mirada preventiva, existe también la evaluación de salud a través de exámenes preocupacionales, que permiten contar con un informe de salud utilizado como línea base, antes de que el trabajador se vea expuesto a factores de riesgo condicionantes a enfermedades.
Claro está que, para mejorar la salud laboral, la mirada debe ser preventiva y no reactiva.
