Nancy Vásquez Kaufmann.

La técnica Alexander fue creada por el actor australiano Frederick Matthias Alexander (1869-1955), quien regularmente quedaba sin voz. Él se preguntó si su pérdida de voz podría ser ocasionada por él mismo. Fue así como, ayudado por espejos, comenzó a observar su uso y coordinación corporal, hasta que empezó a decantar una técnica, llegando así a definir conceptos como Control primario, Control consciente, Inhibición, entre otros. En 1930, instalado en Londres, inició su primer curso de formación. Actualmente, para ser profesor de esta técnica toma tres años, con un total de 1.600 horas.

Si bien está técnica surge en el ámbito de las artes escénicas, sus beneficios se extienden al área de la salud y de la prevención de lesiones en la industria en general, dado que es un proceso de reeducación del “uso de uno mismo”, transversal a toda actividad cotidiana, productiva o recreativa.

El trabajo con esta técnica en el ámbito laboral se puede dar de forma aleatoria o seleccionando a los colaboradores que han presentado licencias médicas por problemas de columna. La aplicación puede consistir en un trabajo grupal o idealmente individual de 10 horas por colaborador y luego un período de observación de seis meses, para evaluar si se han presentado licencias médicas nuevamente.

En las estadísticas de licencias médicas, el lumbago es una de las más recurrentes. Hay estudios comparativos de la aplicación de la técnica Alexander en estos casos, con resultados positivos y de alivio sostenido en el tiempo, por sobre los presentados por la gimnasia y la kinesiología. Es por esto que la técnica Alexander está incluida en el sistema de salud del Reino Unido y forma parte de las terapias complementarias en el sistema de salud de México.

Algunas lesiones para las que se recomienda esta técnica son lordosis, escoliosis, asma, tensión corporal, dolores musculares crónicos de cuello, cintura, rodillas, tobillos, pies, cabeza, estrés, afonía, entre otros.

Aplicación

Uno de los “procedimientos” de la técnica Alexander es observar la coordinación de sentarse y ponerse de pie. Se observa mientras se realiza esta acción (que repetimos en reiteradas ocasiones) para obtener el mínimo esfuerzo necesario, respirando de forma eficiente durante toda la acción y aprovechando las ventajas mecánicas de la propia estructura. Se presta atención a la relación dinámica entre la cabeza y el cuello, lo que Alexander llamó “Control primario”, dado que se dio cuenta de que el estado de esta relación afecta la disposición a la coordinación de todo el cuerpo-ser. Este ejercicio consiste en guiar el movimiento del alumno con las manos generalmente en el cuello y la espalda, previniendo que la cabeza vaya hacia atrás y con su peso genere un acortamiento de la columna, depresión de la laringe y colapso a nivel de plexo solar.

En muchas lesiones se observa pérdida de la capacidad de movilidad y se tiende a tensar la zona lesionada para evitar el dolor y por miedo a dañarse aún más. La sutileza de la técnica Alexander explora con el mínimo esfuerzo las posibilidades de movimiento desde lo que permita la condición de la lesión, lo que hace posible notar tensiones y esfuerzos innecesarios para ir soltando y recuperando progresivamente la movilidad natural.