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Evaluación de la exposición a agentes químicos inhalables

En los ambientes industriales, los trabajadores pueden verse expuestos a diversos componentes inhalables que pueden impactar su salud con diversos grados de severidad. En este artículo revisamos los procedimientos para evaluar una posible exposición ocupacional.

La exposición a agentes tóxicos (plomo, arsénico, dióxido y trióxido de azufre, mercurio, entre otros) es un riesgo de consecuencias graves, por lo que es necesario tomar medidas estrictas en las labores que incorporen estos componentes. Todas estas sustancias tienen distintas características físico-químicas y formas de presentación en el ambiente de trabajo, pudiendo encontrarlos en gases, humos, neblinas, aerosoles líquidos y sólidos. Por lo tanto, estos son factores que siempre deben estar presentes a la hora de evaluar la exposición ocupacional.


Identificación de peligros

A continuación, veremos en líneas generales las fases de la evaluación a exposición a agentes inhalables. Esta consta de tres partes: a) Inventario de Peligros Químicos; b) Factores de Exposición, basado en las condiciones que intervienen de la concentración del contaminante y la acción del trabajador frente a esta; y c) Modelos Simplificados de Evaluación, que complementan la evaluación.


a) Inventario de Peligros

En este punto, se analizan todas las materias primas, impurezas, productos intermedios, productos finales, productos de reacción y subproductos, identificando los agentes que se encuentren en mayor cantidad. En ella, se deben seleccionar los valores límites de acuerdo a las características de la exposición (LPP o LPT) y, en el caso de que no existan, se podrían utilizar límites internacionales. Para efectos del presente trabajo, se obtiene un listado de los agentes químicos presentes en fundiciones de cobre.


b) Factores de Exposición

En esta fase, se recopila toda la información referente a las zonas y procesos de fundición de cobre. Aparte de estimar las exposiciones potenciales, es necesario conocer las condiciones de trabajo que permiten dicha exposición. Es decir, revisar los procedimientos de trabajo: jornada laboral, turnos, tareas, ciclos, configuración del lugar de trabajo, fuentes de emisión, medidas de seguridad, medidas de control técnico (por ej. sistemas de ventilación), entre otros.

Además, se debe saber si el trabajador tiene contacto con el contaminante y de qué forma (inhalación, ocular o dérmica), y si este contacto es puntual (menor a 15 minutos de exposición hasta 4 veces en el día), intermitente (hasta un máximo de 80% de su jornada) o continuo (100%). Los factores que determinan la exposición se conforman de dos grupos:

Las condiciones que influyen en las concentraciones ambientales, como, por ejemplo, la dispersión de los agentes debido al movimiento del aire o la temperatura.

Las acciones de los trabajadores en el lugar de trabajo, como, por ejemplo, la proximidad del individuo a la fuente o sus hábitos de trabajo.


Como resultado, se puede reconocer el contacto del trabajador con el contaminante y la magnitud de forma cualitativa.


c) Modelos Simplificados de Evaluación

A pesar de la experiencia del Higienista Ocupacional o del profesional que realice las evaluaciones, a veces es necesario el apoyo de una prueba estandarizada para reducir lo más posible los errores de validez y objetividad. Para ello, existen los Modelos Simplificados, que permiten discriminar si una situación es o no aceptable. En la actualidad, los modelos más reconocidos son:

COSHH Essentials, procedimiento desarrollado por el “Health and Safety Executive” (HSE), del Reino Unido.

La metodología de evaluación simplificada de riesgo químico, desarrollada por el “Institut National de la Recherche et de Sécurité” (INRS) de Francia.


Ambos modelos contemplan los factores relacionados con la potencial presencia del contaminante en el ambiente, como, por ejemplo, la tendencia a pasar al ambiente (volatilidad). No obstante, el modelo del HSE británico no está diseñado para la evaluación del riesgo como tal, sino para determinar el nivel de control necesario; además, no está pensado para los agentes generados en los procesos (por ejemplo, el plomo y los gases que se encuentran presentes en una fundición de cobre). En tanto, el modelo del INRS francés considera algunas variables que influyen en la concentración del agente en el ambiente, como, por ejemplo, el grado de confinamiento.

En base a las características de cada modelo, y según lo expresado en documentos técnicos españoles, el modelo más indicado para la evaluación de agentes químicos en el ambiente de trabajo es el del INRS francés.

Como resultado de estos modelos, se obtiene una categorización en distintos niveles del riesgo, discriminando si es o no aceptable. Es importante señalar que, hasta este momento, no ha sido necesario tomar ninguna muestra para llegar a la conclusión de que la exposición está muy por debajo del límite o supera el mismo.


Revisión de antecedentes

En esta fase, tampoco es necesario tomar ninguna muestra, pues esta evaluación se realiza por medio de la recopilación de antecedentes previos, y se debe llevar a cabo cuando no se hayan obtenido conclusiones claras sobre la exposición en la fase previa (Identificación de Peligros) o cuando exista la presencia de agentes muy tóxicos, cancerígenos, mutagénicos, sensibilizantes o tóxicos para la reproducción.

Las posibles fuentes de información son:

a) Mediciones anteriores.

b) Mediciones en instalaciones o procesos comparables.

c) Cálculos basados en datos cuantitativos proporcionados por el proceso.


Evaluaciones cuantitativas

Esta evaluación se debería realizar cuando las fases previas arrojan los siguientes resultados:

Cuando el “Estudio Cualitativo” no puede concluir con certeza el Nivel de Riesgo.

Cuando los agentes presentes y en contacto con el trabajador sean muy tóxicos, cancerígenos, mutagénicos, sensibilizantes o tóxicos para la reproducción.

Cuando nunca se han realizado evaluaciones cuantitativas.

Cuando los protocolos de vigilancia lo determinen.

Esta evaluación es la más fidedigna, pues consiste en llevar a cabo mediciones directas –personales y ambientales–, conociendo con certeza las concentraciones de los agentes en el ambiente de trabajo y el porcentaje respecto a los Límites Permisibles (LPP o LPT, según corresponda). El procedimiento técnico de evaluación cuantitativa está descrito en el “Manual Básico Sobre Mediciones y Toma de Muestras Ambientales y Biológicas en Salud Ocupacional” (ISPCH, 2013), así como en procedimientos de CDC/NIOSH (EE.UU.), OSHA (EE.UU.), HSE (UK) y de la NTP (España). En estas, se detallan técnicas de muestreo, selección de trabajadores y condiciones de medición, y cálculos de exposición diaria, entre otros factores. Si se comprueba que el valor obtenido no sobrepasa el LPP, o si se da el caso de que no exista presencia de peak de concentración, estos valores deben de ser contrastados con los LPT según la metodología que señala el Manual.


Artículo gentileza de Sergio Pérez Montoya, Magíster en Salud Pública, Universidad de Chile, y Asesor Externo de Salud Ocupacional en División Fundición Chagres (Anglo American) e Instituto de Seguridad del Trabajo Quillota. klgo.sergio.perez@gmail.com
Octubre 2017
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